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miércoles, 28 de octubre de 2020

Reseña al poemario DE LA VOZ INTERNA DE JUANA de Rafael Alcalá

 

        


                                     

 

Difícil y arriscado empeño arremete Rafael Alcalá con su libro De la voz interna de Juana, donde el poeta es capaz de narrar la historia, de acercarla y alejarla e introducir crítica, reflexión y sentimiento.

Con este nuevo libro, Rafael Alcalá se distancia de tantos poetas de hoy día cuya poética se desarrolla, principalmente, en la búsqueda de un ego propio, enmascarada, así se justifican, en una exploración íntima de una voz personal.

Sin renunciar en esa prospección, el autor de La voz interna de Juana no busca en ningún momento la apoyadura de cualquier florilegio verbal, intenta, y lo logra, que la sensibilidad poética esté a favor de la semblanza humana que nos narra y no hace concesiones a la metáfora. Lejos de todo sentimentalismo gratuito. Más bien es un trabajo de desnudez y concentración descriptiva en la peripecia de una mujer desdichada (los días son puñales, pag. 36) de un ser que se enajenó de amor, aprisionada por las perfidias y confabulaciones palaciegas, atormentada en sus lúgubres itinerarios acompañando el féretro del esposo infiel. Repudiada por la familia de su propio linaje y corruptos vasallos, dando al lector el retrato viviente y exacto de una vida alucinada y de sus tristes despojos.

Acaso en su lectura alguien considere que esa madurez de lenguaje, ese tono tan directo, puede parecer inclemente sobre el personaje estudiado. No es así. Esa rigidez del lenguaje, si existe, es acaso una deliberada finalidad para que la historia llegue a y penetre en el oído del lector, que cumpla su objetivo esencial, la de acercarnos a una realidad vibrante y dolorosa de una mujer, reina, madre y esposa, en un país y en un tiempo concreto. Nos ofrece la imagen de un pasado semiolvidado en el vaivén, muchas veces aterrador de la historia, y que nos parece, en nuestro tiempo, como un relato cruel y fantasmagórico.

 

                                                                  José Costero

                                                                  Barcelona, octubre 2020

                                                                  1º año de la Pandemia.                                                 

 

 

 

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