Como si de una muerte lenta
se tratara
el cielo se cae sobre
nuestras cabezas
en forma de nubes blancas
en medio de un paraíso por
descubrir,
en medio de la plaza del
ayuntamiento
de Nova Sintra:
una ciudad como un sueño.
Que coincida la invasión
celestial
con la desaparición del sol
ayudará a que la
claustrofobia
no sea la que maneje mis
remos.
Nova Sintra como una Suiza
sin continente:
ni nazis, ni muertos en sus
jardines,
ni relojeros precisos que
antes lo fueron disparando;
ni chocolateros cuando en
Suiza lo único negro,
a lo largo de su historia,
han sido sus bancos,
banqueros, cantones y falta de poetas.
¿O es que la poesía huele a
vaca lechera, nazi
renacionalizado
o a cocina francesa
desmejorada?
Nova Sintra siquiera huele a
fado.
Portugueses que emigraron a
los Estados Unidos
venían ayer en mi barco
falando inglés.
Porque el ridículo nunca ha
entendido de carteras,
gentilicios, posaderas,
contactos.
Nova Sintra apesta a flores.
A viento y ramas haciendo
música.
A peatones dispersos.
A edificios rimbombantes.
A orden y concierto
en un país muy venido a
menos.
Oscurece en Nova Sintra.
Cuando la luna y lo negro que
la rodea
nos salva del cielo que casi
se toca,
que huele a nube de hielo,
a huerto recién ahogado,
a océano elevado.
A todo aquello que sólo se
respira
en una ciudad sin semáforos
ni miedos a quedar sepultados
entre nubes.
Ya casi no se ve a la estatua
de Eugenio Tavares.
Su museo está cerrado:
es sábado.
Los cielos que sepultan
nunca se toman un día de
descanso.
Joaquín Campos. Demasiado humano. Sr. Scott. 2020
Fotografía de Carmen Lourdes Fernández de Soto
En venta aquí:
https://www.srscottlibros.com/pagina-del-producto/demasiado-humano-joaqu%C3%ADn-campos
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