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lunes, 1 de marzo de 2021

Alientos. Malalientos y otras exhalaciones poéticas


 

 

Gn. (1:27) Y creó Dios al hombre a su imagen. Y ambos, dotados con capacidad para mirar hacia otro lado.

No hay nadie como un walking dead para apreciar la vida humana.

Sobre el sentido de la existencia solo puedo decir: mortadela.

Solo el poeta al escarbar la tierra encuentra un poco de cielo.

 

No hay nada más obsceno que querer ocultar un beso.

Consumimos amor pero no siempre sabemos qué hacer con los residuos.

¿Por qué el cuerpo de Cristo sí y el de Manolo no?

 

La ironía de llamar evolución al camino desde los homínidos recolectores al hombre cazador de Pokémons.

Escribo: es, de ser; cribo, de cribar.

Poeta: loco que en los parques da de comer a sus cuadernos.

Decir que el amor es para toda la vida solo demuestra que tenemos varias vidas.

Hay miradas en las que se ve el telediario.

Las puertas giratorias se deberían convertir en grandes vasos Minipimer.

A los niños del sofá ¿quién les pixela la tele?

Somos el único rebaño en el que cada uno va a lo suyo.

Las personas que siempre hablan de los demás son magníficas autorretratistas.

La felicidad es como los trajes de gala: la gente te mira raro si la llevas siempre puesta.

Con las agujas del reloj solo se descose.

El olvido, ese lugar lleno de paraguas.

 

En la vida todo el mundo tiene una salida sexi del agua.

 

Cada vez que nombramos deconstruimos.

Me enfrento al mundo con un lápiz muy afilado; parece ingenuo, pero así nadie ve mi arma.

Autoestima: precipicio por el que nos vemos obligados a caminar en grupo.

Los principios son como las casettes de las gasolineras: cuando los vemos nos arrancan una sonrisa entre nostálgica e irónica.

Somos un producto carente de etiquetas: de ahí el peligro.

Las ovejas no entienden de publicidad y eso las coloca justo por encima del hombre en la escala evolutiva.

La súplica es la metodología ideal para negarse a sí mismo.

Tenemos doscientos seis huesos, en ocasiones insuficientes como para mantenernos con dignidad.

El sistema inmunológico del hombre se llama hacerse el tonto.

Dios aprieta… Pero no existe.



Tirso Priscilo Vallecillos. (selección, por orden, en: Seré Bre 2015; La devoción inflamada, 2016; Homo Pokémons, 2017; El discurso, 2019); Breve Catálogo... (en imprenta)

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