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martes, 9 de marzo de 2021

ESTA HUMILLADA HOGUERA




Ceniza y muertos no concilian un sueño de justicia 

aún por inventar. 



Sus palabras son como cristales rotos en las manos de un niño, 

reflejos de algo más cruel 

que no nos ha de dejar las manos sin herida, 

recuento de mundo para ojos que apenas ven, 

topos domesticados en horario diurno, 

dureza de oído para oír 

ni llanto, ni grito, ni susurro. 

Aptos para el tono sucio del rayo. 



Nos matan de abundancia. 

Miramos sin ver, 

porque sigue todo intacto dentro de nuestras ordenadas casas, 

desde allí socorremos telefónicamente a los golpeados 

con un tintineo de monedas 

que nos sobran. 



La mentira se está poniendo enferma, me dices, 

pero a qué ritmo, si sonamos como



madera. 



No la veremos enterrar, 

pero acaso otros vientres 

asistan a ese espectáculo, 

niños de la nueva siembra que llevarán 

nuestro dolor y el olvido de nosotros. 



Antonio Orihuela. Esperar sentado. Ed. Ruleta rusa, 2017

Fotografía de Juan Sánchez Amorós

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