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sábado, 1 de mayo de 2021



 

Primero de mayo de 1937

No sé qué sepultada artillería
dispara desde abajo los claveles,
ni qué caballería
cruza tronando y hace que huelan los laureles.
 
Sementales corceles,
toros emocionados,
como una fundición de bronce y hierro,
surgen tras una crin de todos lados,
tras un rendido y pálido cencerro.
 
Mayo los animales pone airados:
la guerra más se aíra,
y detrás de las armas los arados
braman, hierven las flores, el sol gira.
 
Hasta el cadáver secular delira.
 
Los trabajos de mayo:
escala su cenit la agricultura.
 
Aparece la hoz igual que un rayo
inacabable en una mano oscura.
 
A pesar de la guerra delirante,
no amordazan los picos sus canciones,
y el rosal da su olor emocionante
porque el rosal no teme a los cañones.
 
Mayo es hoy más colérico y potente:
lo alimenta la sangre derramada,
la juventud que convirtió en torrente
su ejecución de lumbre entrelazada.
 
Deseo a España un mayo ejecutivo,
vestido con la enterna plenitud de la era.
El primer árbol es su abierto olivo
y no va a ser su sangre la postrera.
 
La España que hoy no se ara, se arará toda entera.

Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942)
De Viento del Pueblo
Fotografía de Carmen Lourdes Fdez. de Soto

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