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sábado, 30 de abril de 2022

7 poemas de EL SABOR ANTIGUO DE LAS OBRAS de JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ




Puntos de resistencia


Los pájaros han comenzado a crear

puntos de resistencia, nidos, refugios.

Acopian alimento

para dejar de ser obreros,

para tener consciencia de sí mismos.


Los pájaros han comenzado a vivir

sin su lamento.





Belleza


La realidad no es bella.

La verdad no es bella.

La naturaleza no es bella.


No debe morir lo bello.


Que solo es bello lo bondadoso.





El sanador


No existe un sanador para lo incierto:

incierta juventud, inciertas posesiones,

incierto y vertical.


La sombra de la encina en esta hora.








El reflejo


La inmensidad del mar o la de la luz,

la vehemencia;

el reflejo del pájaro en el agua,

la negación de ser

o el no ser nada.


Comenzar a añorar

los dos o tres abrazos como aquellos.





Fantasía


Sin miradas, sin luz,

sin fantasía.

Todo acaba perdido

en este tiempo

que pide y continúa

rogando una respuesta

sin solución, sin luz

y sin mirada.


La fantasía es ese lujo

para cuando marchemos.



 

 

 

Lenguaje


En el silencio

el lenguaje despierta las palabras,

les susurra despacio

y acompaña a la música

que permanece intacta

reflejando el cosmos.


Armonía providencial,

Palabra - Verdad,

Poesía - Pureza,

el hombre - virtud.


Así es como se deben

mejorar las ideas.



 

 



Entender


Somos la luz que habita en la luz,

y el agua,

y la tierra.


Somos el fuego y el aire,

y la consciencia

de esa luz que despierta

mientras sigamos juntos.


Para nuestra fortuna

siempre nos resucitan los sabios.







 

Poemas de Ese sabor antiguo de las obras (Chamán Ediciones, Albacete, 2022)

Javier Sánchez Menéndez


viernes, 29 de abril de 2022

6 poemas de “EL GOL DE INIESTA Y OTROS ÉXITOS RADIOFÓNICOS” de ANTONIO REVERT

 



DONALD TRUMP Y TÚ ANTE EL ESPEJO



Para Leo y Esther



EEUU: una inmigrante latina votando por Trump

a favor está de deportar

a once millones de inmigrantes.



ESPAÑA: un trabajador en paro, dice “somos culpables de la crisis”. 

“Hemos vivido por encima

de nuestras posibilidades”, apostilla. 

El lobo se frota las manos.

Es de noche.







EL GOL DE INIESTA






Miles de obreros almorzamos gol de Iniesta en la pausa del trabajo durante meses, quizá años.



Nuestros padres comían goles de Zarra y Marcelino dejando la azada por un rato.



Jóvenes peones, más tarde, guardaron en papel de aluminio goles de Messi y de Cristiano.



Y en el césped crecerá más trigo.

Y botas fabricadas en Tailandia

serán molinos siempre, triturando el grano. 

Y gritos como aspersores –siempre–

y saliva fertilizando el córner.



Y saber que nunca

se ha de acabar este partido, 
aunque ya hayamos sido derrotados: 
el despertador a las siete, cada día, 
cantará para que no lo olvides.





Hay panes que no caducan nunca. 

Lo saben quienes nos observan desde arriba,

gin-tonic y palco en el Bernabéu.



Siestas perennes, revolución insomne;

tiernas maletas en el aeropuerto.







SÁBADOS



No está hecho el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre.



Por eso –y por más cosas–

un centro comercial en sábado es el último rescoldo

de todo lo que éramos: caricatura de las alas perdidas,



mueca silenciosa de sepelio. Macabro rito de aceptación.



El lunes te espera ya, con su sonrisa.




***




Lo llaman sueldo, a la cara.



A tus espaldas, limosna.





***






LOS ABDOMINALES DE CRISTIANO RONALDO





Espejo de la clase obrera, los abdominales de Cristiano;

los músculos de cada futbolista. Su coche. Su cuenta. Su peinado.



Opaco tablero de ajedrez, en él se mira el trabajador. 

Reticulada envidia del peón.

Olvidar así que hoy es lunes

y que te deben ya dos nóminas.



“Espejito, espejito,

¿podré pagar la calefacción

y los libros de texto de mis niñas?”



Ronaldo sonríe.

Y escupe –otra vez– sobre el césped.






SOLUCIÓN HABITACIONAL



Abre la escotilla de tu casa, que entre el agua

y podáis miraros a los ojos mientras se hunde todo lo que sois.



Levanta los brazos.

Con el móvil agarrado manotea buscando cobertura. Podría entrar, sí,

podría llegar justo ahora

el último mensaje de whatsapp.










Antonio Revert . “EL GOL DE INIESTA Y OTROS ÉXITOS RADIOFÓNICOS”, EDITORIAL VERSÁTILES, 2021

jueves, 28 de abril de 2022

SUCEDIÓ EXACTAMENTE A MEDIODÍA


 

 



Sucedió exactamente a mediodía, otra vez,

en tu propia casa:

la antigua danza roja de los hibiscos.


Mientras, tú te quejabas porque hacía viento.



Tus manos -sin querer- se mimetizan con los barrotes invisibles de la jaula.



Imposible ya saber

dónde terminan los juicios

y nace la posibilidad de la belleza.



 Antonio Revert



DE “EL GOL DE INIESTA Y OTROS ÉXITOS RADIOFÓNICOS”, EDITORIAL VERSÁTILES, 2021.

 

 

miércoles, 27 de abril de 2022

5 poemas de “EL GOL DE INIESTA Y OTROS ÉXITOS RADIOFÓNICOS” de ANTONIO REVERT

 


EL RUIDO COMO ABRIGO

 



Tenemos niños y perros señalando, con el dedo, la salida;

pero no hay quien sacuda nuestros cuerpos, 
ni quien nos saque la estaca de la espalda. 
Nadie que nos extirpe tantas voces.



A veces abrazamos el ruido como quien coge un abrigo: solo por si refresca,

cuando nos miremos en el espejo.















Firmarle un cheque en blanco a tu asesino, 

rebanar el cuello de un jilguero,

mientras llueve dentro de tu casa.



Encender televisores

es apagar todo lo demás.












T. V.



Apretando un botón de madera se clonan millones de mentes. 

Los campos siguen vacíos.









LO IMPOSIBLE



En mi cabeza, todo.

Salvo lo que realmente existe.



Diminutos soldados imaginarios 
patean las paredes de mi cerebro; 
con sus uñas raspan desde dentro 
las costras de cal de mi cráneo.



Fundirse con la voz oculta, 
usurpar los prados, con la mente. 

Reinventar la agonía de las luces 
con cada golondrina que se aleja.



Se ha perdido la conexión. 
Vuelva a intentarlo más tarde.



















Subordinar el canto, 
vincular el pan de la alegría, 
a que haga sol y no llueva; 
a que mañana sea viernes. 
Arrastrarnos así,

gusanos mecánicos dentelleando en el desecho,

deglutiendo kilos y kilos de detrito, a oscuras, bajo la tierra.



Jamás alzar la vista.






Antonio Revert

DE “EL GOL DE INIESTA Y OTROS ÉXITOS RADIOFÓNICOS”, EDITORIAL VERSÁTILES, 2021.

martes, 26 de abril de 2022

RECÓRTAME, AMOR, UN CIELO PARA TODO ESTO

 



RECÓRTAME, amor, un cielo para todo esto, 

más allá de la espiral confundida y la ausencia, 


porque poca poesía hay en los charcos de las calles 

y en los mendigos más mendigos del mundo. 



Antonio Orihuela. Madera de un solo árbol (Cuaderno de Nepal). Ed. Delirio, 2014

lunes, 25 de abril de 2022

TAMBIÉN ESTABA




También estaba aquella otra memoria, 

reflejos tibios, 

beso tras el espejo del Vishnumati. 


En un ojo Swayambhunath, 

Katheshimbu en el otro... 


pero son los niños jugando al escondite entre las estelas, 

las niñas hablando de sus pequeños anillos, 

el vendedor de helados invisibles a dos rupias, 

los turbados por las campanillas 

que llaman a la escuela, 

jardín dorado de falsos techos 

y pequeños pupitres... 


por la ventana 

revolotean palomas por el séptimo anillo 

y dos niños hacen rabona entre las piedras, 


todos idos, muy idos, 


templo de la cierva 

enfrente. 



Antonio Orihuela. Madera de un solo árbol (Cuaderno de Nepal). Ed. Delirio, 2014


domingo, 24 de abril de 2022

SU MUJER HA COMPRADO




Su mujer ha comprado en la tienda que fue de ultramarinos

botellas de aceite refinado, azúcar en paquete, 

legumbres y morcillas, 

latas de conservas encartonadas con colorines, 

cartuchos de vino tinto,

leche en botellas,

lomo de cerdo,

galletas con vitaminas.

pan cuadrado de molde

y una vela para un pastel. 

La cajera novata no encuentra un precio oculto, 

el comerciante vigila receloso,

el marido acaricia ya el monedero de la paga extra,

es 19 de julio de un año de ilusiones, 

protesta agradecido por el peso

de la bolsa de tela con flores verdes como el billete de mil, 

y dice que gracias a Franco ya no se pasa hambre

y que nunca ha vivido mejor.

No ha leído ni un libro afortunadamente,

ni falta que le ha hecho 

para aprender lo ya sabido desde niño.

Va a celebrar en casa sus veinticinco años y cuatro de casado,

se acerca 1965 y hay paz y buenas misas. 

No llueve y hace sol.

El futuro del país se muestra esplendoroso. 



Antonio Santos Barranca

sábado, 23 de abril de 2022

AQUI EN HUELVA


 


Aquí en Huelva,

que está en el mapa

como de plata,

cerca de África,

todo es pequeño,

no vale nada

quererla lejos

de los que mandan

ni de los dioses,

es tierra plana

de pensamiento

y de esperanza,

mira a su ombligo

y es siesta blanca,

tan sólo sueña

con fiestas rancias

con procesiones

y muchas santas,

tierra de cirios

llena de estampas,

tierra de moros

en la mudanza,

desgañitada la gente canta

salves y ofrendas 

a estatuas mancas

que no dan pan 

ni cumplen nada

y la gente muere

por transportarlas

hartos de ocio

con confianza,

apasionados no saben nada

de la venida ni la llegada

de sus figuras

de porcelana,

bochorno absurdo

de quien les habla, 

¿pero usted sabe

ni lo que canta?,

aquí gobierna

la Virgen Blanca, 

cierre la boca si usted no sabe

que el pobre adora

ver en muñecas 

tantas alhajas,

tierra de imágenes,

diosas sin mácula,

pena de tierra

sin esperanza,

¡qué Huelva pobre

de inopia y danza! 



Antonio Santos Barranca

viernes, 22 de abril de 2022

LOS CUADERNOS DEL TIO PRUDENCIO de ELADIO ORTA (III)

 



V

 

 

 

                                                           Tercera reunión negociadora

 

 

          —Nosotros hemos firmado el escrito. Ahora depende de un tercero, depende de la Junta de Andalucía. Imagínate que la luz eléctrica tarda en venir un año. ¡Un año que está parado el campo de golf por vuestra culpa! Un poco de conciencia... Imagínate que, después de que tengáis la luz eléctrica, os negáis a negociar.

         La luz eléctrica es un chicle que se alarga en las manos de un niño travieso, un susto cabrón que desde hace doce años nos está dando sufrimientos por vuestra culpa. ¿Y ahora queréis que olvidemos el pasado y que os demos un abrazo de hermanos? Mira, Guerrerito, tus intereses son los de ganar 10 kilos de billetes verdes al año, los nuestros son: primero, tener luz eléctrica en nuestras casas; segundo, vivir en paz en la Isla sin perros pestosos como ustedes, asesinos de ecosistemas...

          Me quedo con la soledad del vencido, con el orgullo de que ningún hijo de puta me va a enterrar en vida. Para mí el dinero no significa nada. Significa lo mínimo, comer, vestir, comprar libros... Los millones que me ofrecéis para asesinar mis ideales me saben a mierda burguesa...

          —Pero, según nuestros datos te pudres en vida, vegetas entre retamas y arena. ¿Para qué has estudiado? ¿De qué te sirven tus conocimientos? ¿A qué aspiras en la vida, oliendo a estiércol de cabra y meando entre las retamas? ¿No gozas de la vida? Creo sinceramente que te escondes de la realidad...

          Archiváis demasiados datos, manejáis buenas informaciones. Pero soy parte del pájaro que muere en las marismas a causa de vuestros excesos urbanísticos. Soy parte de los peces que enferman de tuberculosis a causa de los residuos vertidos en el mar. Soy parte del marisco asfixiado por vuestro progreso y maldito modernismo barato. Soy parte connatural de la arena que abraza mis zapatos al caminar. Soy parte del aire que respira la vaca en el parto. Soy parte del agua que recorre las venas de la Isla...

          —No entiendo tu postura. Mis planteamientos se pierden entre la maraña de tus ideales. Si no hay negociación, llegaremos a unos límites desagradables y eso es lo que quiero intentar que no suceda. No deseamos convertir el proyecto turístico de Isla Canela en una batalla campal.

          —Os vamos a hacer mear sangre —está pensando Prudencio debajo de esa sonrisa socarrona y sarcástica—. Os tenemos que ver como a don Carmelo, mandamás de la segunda Compañía (Pista y Obra) en la última etapa de su debacle. Daba penita verlo, con el despotismo y la arrogancia de los primeros días, cuando aún se sentía amo y señor de la Isla y todo eran órdenes y respuestas. Y con esos harapientos pastores no tenemos ni para media hora. Y ahora, con los trabajadores del registro de la propiedad de Ayamonte, mirándose unos a otros y sin dar crédito a lo que veían sus ojos. Todo un magnate (mangante) junto a sus trapos sucios y a más de ochocientos kilómetros de su casa... ¡Y cómo lloraba el santo señor al no ver cumplidos sus deseos y no poder coger el látigo en las manos y sacudir a los campesinos! La segunda Compañía destroza ecosistemas se había ido al garete...

 

  Eladio Orta. Los cuadernos del tío Prudencio. Wanceulen Ed. 2021

 

miércoles, 20 de abril de 2022

LOS CUADERNOS DEL TIO PRUDENCIO de ELADIO ORTA (II)




V

 

 

 

                   Carta anónima a los sobrinitos y sobrinitas de la Isla

 

 

          A vosotros, que crecéis con la humedad de las primeras aguas de otoño, dulces y tiernas como las yerbas que rompen la aurora de los días, retamitas de la tierra, golosinas del aire. A vosotras, que aprendéis a decir las primeras palabras escuchando a los pájaros cantando en las breveras. A vosotros, que sacáis las pichitas al aire y meáis la arena alegremente. A vosotras, que tostáis al sol vuestros chochitos de leche de cabra.

          Sobrinitas y sobrinitos míos, retamitas de las lunas gordas de febrero, suerte habéis tenido de nacer de padres y madres que aman las noches oscuras de la Isla. Suerte habéis tenido, porque aún podéis brincar libremente por los prados como si fueseis barriletes en las manos de los pájaros. Suerte, mis niños, mis niñas de viento y sol, salpicando los aguajes de vuestros rizos. Sobrinitos, sobrinitas del alma, como dirían otros.

          A mis niños, crecidos al compás de las lunas moras y de las tuneras de los vallados. A mis niñas, con sus primeros dientes de maíz dándoles bocaditos a los cañaverales de los navazos. Vuestras cagaditas son terrones de azúcar para la tierra, comidita para los escarabajos peloteros. A mis niños, que crecen revolcándose por las arenas como si fueran animalitos salvajes. A mis niñas, salpicadas de lluvia en sus correrías por las retamas. Vuestras pisaditas en los caminos son manojos de espárragos en vuestras manitas de leche.

          A vosotros, que un día despertaréis al amor al cobijo de una retama y el rastro de una lagartija os hará compañía en el instante que mane la sensación esperada de un cuerpo mitad leche, mitad carne. A vosotros, mis deseados cantos en las noches tristes y de derrota. A vosotras, mis amadas niñas de los silencios y de las largas noches de invierno.

          Sobrinitas y sobrinitos míos, zarapicos de los esteros que vuelan por las venas de la Isla, suerte habéis tenido de nacer en una cornisa de viento, sol, agua y tierra. Suerte, porque rápidamente aprenderéis, dada vuestra dulzura y vuestro pico sabihondo, a distinguir quiénes miran la naturaleza con ojos amorosos de quiénes la miran con el perpetuo deseo de lucro y destrucción. Suerte, mis niños, mis niñas de ojos de búha y piernas de ramas de retama.

          A mis niños, tan crecidos como las papas en mayo. A mis niñas, con sus frutas hinchadas como granadas por septiembre. A vosotros os escribo desde el anonimato universal y la penumbra. A vosotros, golondrinas del retorno, aves sin gallinero.

          Dejo en vuestras manos esta Isla que padece la enfermedad de la especulación urbanística y el síndrome de abstinencia derivado de estos casos.

 

 

  

Eladio Orta. Los cuadernos del tío Prudencio. Wanceulen Ed. 2021

martes, 19 de abril de 2022

LOS CUADERNOS DEL TIO PRUDENCIO de ELADIO ORTA (I)


 

 

                                                          IV

 

 

                                                                                 A Belén Díaz

 

 

                                                                                                                    Carta primera

 

 

 

          Prepárate para alejar el miedo de tus pasos y enseñarles a los tuyos que los fantasmas son de carne y hueso.

          Prepárate, pero no olvides jamás cómo se siembra una papa ni que el subdelegado del gobierno ordenó a la guardia civil que metiera a quince de los tuyos en la cárcel por pedir luz para sus casas.

              Esta lección debe quedar grabada en las pisadas de las vacas en el sapal o en la memoria de los viejos, y estos, al calor del fuego, se lo contarán a sus nietos para que sepan quiénes son sus enemigos. Y deben contárselo como si de un cuento se tratara.

 

 

 Eladio Orta. Los cuadernos del tío Prudencio. Wanceulen Ed. 2021

lunes, 18 de abril de 2022

SWAYAMBHUNATH STUPA




300 escalones 

venden joyitas falsas 

como de aquella gloria colegial en Doña Matilde. 


¡Ay! Si tú, 

en tu pobre Cola-Cao, 

hubieras removido las ondas... 


oscuros remeros te habrían transportado hasta este sueño infantil, 

como todos los sueños, 

como todas las ideas 

demasiado hechas, 

demasiado trazadas... 


cuando se está aquí, 

subiendo ya 


sin fin. 



Antonio Orihuela. Madera de un solo árbol (cuaderno de Nepal). Ed. Delirio. 2013

domingo, 17 de abril de 2022

EL MAPA DEL MUNDO




Mi casa, aquietar el interior, respirar con calma 

y buscar en la negrura de mi mente la entrada. 

Mi casa, el muñeco de plástico que un día me preguntó, 

cuando estábamos en el corral luchando contra los malos, 

que cómo quería que fuera mi vida. 

Mi casa, mi abuela Trinidad diciéndome que los hijos 

son como árboles que ves crecer y que los árboles 

son como hijos que ves crecer. 

Mi casa, mi madre rezando el rosario con Manola Roca 

mientras cosen biznagas de jazmines. 

Mi casa, aquellas dos señoras que me preguntaron 

cómo se llamaba mi hámster Shupiluliuma 

en honor del sanguinario rey asirio. 

Mi casa, la compacta tierra circular de las eras amarillas 

en el camino de los Jimenos. 

Mi casa, Manolito el tonto durmiendo 

debajo de las ruedas del camión de mi padre, 

––Manolito, la vejez, la cajita. 

Mi casa, Paloma jugando al pañolito entre memorias tristes. 

Mi casa, flechas a las que dije adiós y que cansadas de volar 

regresaron para herirme. 

Mi casa, Jesucristo que apareció una tarde en el instituto 

tirado en el suelo con los brazos abiertos diciendo que era un loco. 

Mi casa, la Cuesta de la Orden a donde subí de adolescente 

a ver al Delegado de Cultura de Huelva para decirle 

que no todo estaba perdido, que confiara en nosotros, 

en los jóvenes. 

Mi casa, la mirada desafiante de El Caballa con un traje blanco 

haciendo el medio giro y parada con un brazo en jarras 

y otro apuntando hacia lo alto de las luces estroboscópicas 

de la discoteca del pueblo. 

Mi casa, la puerta de Moguer que se abría con un beso. 

Mi casa, las cabinas de teléfono que te regalaban 

las monedas de los sordos. 

Mi casa, el sol que huye de la cuadra donde me ven las cabras 

respirar su vaho mientras se comen 

mis tebeos de aventuras y una que, en su rumiar, 

me pregunta que si yo aún no me he muerto como ellas. 

Mi casa, los autobuses, los coches, los trenes que me dicen 

que tampoco adonde van hay futuro, que si acaso 

lo que hay es movimiento. 

Mi casa, el viento llevándose el azúcar lustral 

de un pastelillo tirado en la carretera 

a causa de un gravísimo accidente. 

Mi casa, las bragas, los sostenes que en el tendedero 

permitían hacerse una idea de los cinco continentes. 

Mi casa, diecinueve exámenes de oposición todos 

felizmente olvidados junto a sus respectivos temarios, 

mentira. 

Mi casa, cinco mil poetas pidiendo un editor y si no al menos 

un bocadillo. 

Mi casa, el médico que me dijo cuánto le gustaría 

que le pusieran su nombre a un hospital. 

Mi casa, el profesor que me dijo cuánto le gustaría 

que pusieran en la puerta de los institutos 

en los que había perdido la vida 

una placa con una sola palabra: ¡HUYE! 

Mi casa, la sala de baile de la cantina Viejo Oeste 

de Ciudad Obregón, Sonora, México, donde me cacheó 

un policía buscando armas mientras me decía que yo ya 

había estado allí antes solo que ahora venía disfrazado. 

Mi casa, el túmulo de Cazelha Velha que tenía una piedra 

suspendida en el aire. 

Mi casa, mi padre que me dice 

que antes de sembrar una semilla 

hay que verla crecer en tu interior. 

Mi casa, mirarme la barriga sin saber si esta crece o mengua. 

Mi casa, el boxer Dor tumbado boca arriba al sol del mediodía, 

en el césped una tarde de domingo, 

diciéndome que ahora ha venido para quedarse. 

Mi casa, la corona de los trajes de princesa 

de la niña sola de mis ojos. 

Mi casa, mis labios puestos en los tuyos después de quince años. 

Mi casa, el mudable soplo que hizo caer la torre más segura. 

Mi casa, las prendas ganadas del tiempo pasado 

convertido en humo. 

Mi casa, las más bellas ideas escarnecidas 

cuando las personas las han puesto en práctica. 

Mi casa, una bandera rojinegra hecha jirones, 

perdidas batallas donde aún gritan adelante, adelante. 

Mi casa, reconocerte sin necesidad de palabras, poesía. 

Mi casa, saber que somos uno que busca algo que sabe que 

no va a encontrar a menos que lo buscado nos encuentre. 

Mi casa, la sonrisa de Kashapa, lo sostenible 

y lo autocontenido, la huelga al capital y el decir NO. 

Mi casa, la flor que levanta Buda en su último sermón, 

la flor que muestra Buda, la flor que hace girar 

sobre sus pétalos en el último sermón. 

Mi casa, la fantasía ocupándolo todo, 

expulsándome de la oscura parte 

y las tinieblas para vivir en los márgenes poco transitados. 

Mi casa, mi cerebro que compone estructuras de realidad 

casi idénticas, aunque con cada nueva imagen 

hayan ocurrido variaciones determinantes que, a la larga, 

terminan arruinando una visión 

y dando lugar a otra totalmente diferente. 

Mi casa, esencia inmutable despierta al juego de las formas 

en el vacío. 

Y cada vez que la conciencia para, la certeza de estar en casa. 



Antonio Orihuela

sábado, 16 de abril de 2022

CORAZÓN, MÁQUINA DE VUELO




CORAZÓN, máquina de vuelo, 


memoria del fuego sobre los cuerpos. 

La pupila se cierra y te ciega, 

la historia pasa y te deshace. 



Antonio Orihuela

viernes, 15 de abril de 2022

2 poemas de ANTONIO SANTOS BARRANCA


 


Se fueron todos a celebrar 
el acontecimiento
a un restaurante caro.
Ella con su amante, 
él con la suya
que había sido la esposa del otro
como la que antes lo fue de él
había sido compañera del tercero
cuya pareja era amante de todos.
Pidieron ostras, caviar y el plato más famoso
del cocinero de la fugaz moda,
bebieron el mejor champán 
y se hartaron de vino,
y a la hora de pagar la cuenta
uno quiso ser más,
otro imaginó que en la comida
se compraba una novia, 
el otro se sintió disminuido,
todos quisieron ser el más,
el que pagaba la compra de amante
más valiosa,
el vencedor de las transacciones,
y discutieron alzando la voz.
Cada uno gritó
¡más champan y más copas!,
todos bebieron más, 
y al terminar 
estaban ebrios
de alcohol y de estupidez.
Cada mujer amante de cualquiera
se levantó para ir al servicio de damas
y cuando corrigieron el rímel y el retoque
de los labios
se marcharon las tres.
Los negociadores
de la mercancía
seguían bebiendo vino y copas
discutiendo quién pagaba la cuenta y los cafés
de mujeres más libres que ellos mismos.

***

De “Nocturno en Huelva”:

¿Por qué pienso

este tipo está completamente loco

sentado en el borde de un banco de hierro

vestido con pantalón vaquero

oliendo a marica en la Plaza de las Monjas

con un tic nervioso en unos ojos pardos

en los que casi ni se ve la pupila?


¿Por qué pienso

este tipo está chiflado

cuando pregunta si ha nevado alguna vez en Huelva

o si Paco de Lucía tocó alguna vez música clásica?


¿Por qué pienso

este tipo está majara

cuando me dice que tiene muchísimo talento

pero le falta deseo de expresarse?


¿Por qué pienso

este tipo está como una chota

cuando coge el tetrapack de leche

y ve a la vaca explotada por el empresario?


Sé por qué:

porque no oculta

la desesperada distancia que le separa de la gente

aquí en Huelva donde luce el hastío

y donde los aburridos buscan entenderse 

porque ya lo tienen todo excepto el entendimiento 

que hace sonar la música celeste.




Antonio Santos Barranca