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lunes, 9 de mayo de 2022

LA BELLA REVOLUCIÓN de ÁNGEL PADILLA (II)





Decir de los silenciados

 

Silenciosamente, los Nadie.

Millones, tan lejos y tan cerca, Nadie.

Ocultos a nuestra vista, en ruinosas naves.

 

Tú sabes de una patria, y de una madre.

Sabes de tus hermanos, del primaveral parque.

Ellos son millones sin nombre ni aire

y pisando su sangre, y pisando su sangre.

 

                                  

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

 

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

 

 

Necesitamos alguien que entregue su vida

Necesitamos alguien que nos dé sus dedos

Necesitamos alguien que deje su casa

Necesitamos alguien que venga a la rosa

Necesitamos alguien que huela esta sangre

Necesitamos alguien que llegue a esta orilla

Necesitamos alguien que arribe a esta piel

Necesitamos alguien capaz de olernos

Necesitamos alguien que sea una iglesia

Necesitamos alguien que no tenga paredes

Necesitamos alguien que sea sólo cielo

Necesitamos gente dispuesta a morir

Necesitamos alguien con lengua de playa

Necesitamos gente con pies de caballo

Necesitamos amigos en esta noche...

 

 

Necesito que vengas, amor amor.

Yo te ruego que acudas enseguida.

Alguien ha recitado un poema de muerte.

El verdugo silencia mis cartas.

 

Tú ¿me sigues mandando cartas?,

yo te sueño, eres el mar.

Ojalá adentres tu cielo

y me abraces mientras muero.

 

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

 

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

 

Necesitamos hombres niños

Necesitamos mujeres flores.

Necesitamos niños de hierba.

Necesitamos martillos.

 

Necesitamos cizallas.

Necesitamos batallas,

que luego entréis sin miedo

y nos miréis a los ojos.

 





Ángel Padilla. La bella revolución. Ed. Amargord, 2022


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