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domingo, 1 de mayo de 2022

Los posos del café




La abuela de mi madre era una bruja.

Entre otras muchas cosas me mostró

el sortilegio de la lectura,

me enseñó a amar los libros

como quien ama un cuerpo,

a oler los libros sin deseos de capacidad,

como alimento puro y único,

a respetar la belleza de la literatura

y su propia forma: la esencia del arte.


De ella aprendí la entrada al laberinto,

el dialogo pausado con los pájaros,

escalar a las nubes con cuidado,

a llorar al silencio y al lenguaje.


Cuando me miraba sus ojos transmitían dulzura,

nostalgia y melancolía. Susurraba de contemplar,

de atender, de entender, y no conseguía

alcanzar las metas programadas

porque ella era la meta, el incidente

que se convierte en acontecimiento.


De la humildad decía que era indispensable,

como también de la música, la amabilidad

y la delicadeza con los otros.

Cuando nací la abuela de mi madre

ya había muerto.





Javier Sánchez Menéndez. Ese sabor antiguo de las obras (Chamán Ediciones, Albacete, 2022)



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