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sábado, 24 de septiembre de 2022

De MAMOTRETO DE UN HARÉN Y DOS CALIFAS. Historia de la conquista de Hispania por los árabes, versión árabe.

 



IV

Sabido es también que, por voluntad divina, —según les enseñaron de niño sus maestros, tanto a Al-Hakam como a su padre—, se contaba que ya antes de la llegada un arca abierta por el rey Rodrigo hablaba de que Hispania sería ocupada por hombres que se cubren la cabeza con cintas, montados en caballos de diferentes colores y sosteniendo extrañas espadas, con artillería y banderas, y así pues, la llegada de los fieles a las hermosas tierras de Hispania fue animada por la ya existencia en ellas de creyentes convertidos por predicadores desde el mandato de Uqba ibn Nafi, gobernante del otro lado, y por curiosos viajeros fatimíes de Egipto, como el llamado Ben- Haucal, viajero espía, que escribió un relato invitando a venir a Hispania, donde se decía ya antes de la llegada, a unos 80 años de la Hégira, la profetizada aparición en esta tierra del Mahdi, restaurador de la religión para todos los hombres antes del fin del mundo, y que "lo que más asombra a los que llegan a esta tierra es que pertenezca aún al soberano que reina en ella y que no le haya sido arrebatada, porque sus habitantes son gente sin dignidad y sin talento, cobardes, no saben montar a caballo, son incapaces de defenderse contra soldados aguerridos, es pueblo que detesta a los filósofos y los trata de impíos o los quema o apedrea, aunque sí es fácil saber lo que vale este país y las contribuciones que produce, sus bellezas y sus delicias”.

Era fama posiblemente injuriosa en tierras de Africa y Egipto que los nativos de España eran analfabetos que no sabían leer, que cuando querían medir sus tierras tenían que pedir ayuda a predicadores, pescadores y curiosos africanos que les visitaban, y que cuando hablaban de libros y de bibliotecas, los pocos que eran letrados creían que esos nombres se referían tan sólo a sus Sagradas Escrituras, y que no existía más saber escrito que ese, ignorancia impropia de pueblos cultos anteriores y de otras partes.

Sin embargo se escribió después por el historiador Alí ben Abderahman ben Hudeil de Granada algo no del todo coincidente, y fue que preguntado el conquistador yemenita Muza ben Noseir por el califa Suleiman ben Abdelmelic sobre sus dificultades en la conquista, el guerrero afirmó de los cristianos de Iberia: “Son leones en sus castillos, águilas en sus caballos, y mujeres en sus escuadrones a pie, pero si ven la ocasión la saben aprovechar, y cuando quedan vencidos son cabras en escapar a los montes, porque no ven ni la tierra que pisan”

Adoraban además a Maryam como diosa, la anciana madre del profeta Issah que fue crucificado, y la vida de sus campesinos tenía tan poco valor que los viajeros contaban que “se podía comprar un muchacho por un látigo y una muchacha por una espuela”.

De ese modo la conquista de la tierra fue una bendición de Alah para sus habitantes y muy pocas veces sanguinaria, y no hubo apenas resistencia aún cuando el avance hacia el norte precisara de cerca de dos años por falta de hombres, sino muy breves escaramuzas comprensibles, únicamente al principio, de nobles y potentados corruptos y no amados, pues el pueblo era agricultor o pastor y fácilmente sumiso y fácil de convencer, del que sacaron en la antigüedad muy gran provecho tirios y griegos, y ya había sido ganada sin esfuerzo o con muy aislada resistencia en tiempos antiguos por cartagineses, romanos, que la ocuparon durante siglos, suevos, vándalos, alanos y visigodos, y estando ocupado el pueblo sólo en sus labranzas y ganados mostraron a la llegada de los creyentes mansedumbre y no rechazo con ventaja de pasar de inmediato de ser siervos a ser hombres más libres sin más tributos que pagar que el zakat como limosna, y no dolor sino esperanza de entregar menos frutos de su esfuerzo a otros nobles menos codiciosos, y no indiferencia sino comprensión ante la religión verdadera, que ya por sus creencias parte de la población era muy coincidente con la suya, pues los cristianos del país se dividían en sectas, siendo en partes de Hispania dominante cuando llegaron los verdaderos creyentes la del egipciaco Arrio, en la que el profeta Issah era exactamente el mismo con otro nombre, y su madre no era diosa sino simplemente madre, y no adoraban más que a un solo dios en una sola forma, y rechazaban creencias bárbaras que sí tenían otros pueblos cristianos que dividían a Dios en tres, conscientes en su incultura de que la mayor abominación es el profundo extravío, merecedor de la condenación eterna, del politeísmo, o chirk de Alah con otro falso dios.

Cuatro veces intentaron los fieles de Alah apoderarse de estas hermosas tierras ricas para el cultivo y con ricas minas, y fue el primer intento el de Abdul-lah-ben-Nalí-ben-Abdil-queis y Abdul-lah-ben-Al-Husayn en desembarco por la costa que llegó hasta Afranca. El segundo fue de Muza ben Nosair dirigiendo él mismo la algazúa. El tercero el desembarco de Tarik, y el definitivo es el que vieron con gran alegría los creyentes recién desembarcados por mandato de Meruan, gobernador de Egipto, a Muza ben-Nosair, gobernador de África, lo fácil que les era la conquista a su general Tarik, que llegó con cien jinetes y cuatrocientos peones, el cual hizo la travesía en cuatro barcas, arribando a las costas de Al-Andalus en lo que está enfrente de Tanja, y es conocido por Gecira-Tarifa, que se llamó de su nombre a causa de este desembarco.

De allí corrió el país por lo que está inmediato hacia la parte de la verde Algecira Al-Hadra, porque el bárbaro llian, gobernador de ella, había entrado antes en relaciones con Muza el gobernador de Ifriquia, por mediación de Tarig ben Zeyad su teniente en Taja, que le escribió ponderándole la empresa de apoderarse de Al-Andalus y presentándosela como fácil y asequible, aunque también se dice que había viajado antes por mar para pedirle en persona a Muza esa misión. Tarik recogió fácilmente cautivos y riquezas en abundancia, lo que animó a proseguir tierra adentro. Fue su paso en la luna de Ramadán del año 91.

Después, pudo, con doce mil berberiscos, trasladar sus fuerzas por excelentes calzadas creadas en tiempos de césares, y eso hizo que no hubiera conquista demasiado sangrienta de Al-Andalus sino fácil galopada por caminos que llevaban a las ciudades de interés, desfilando ante campesinos totalmente indiferentes hacia quien pudiera ser amo y señor. Más sangre hubo después entre creyentes ambiciosos y luchas entre sirios, árabes y africanos que resistencia inicial de los nativos, por causa del reparto de tierras.

Esa ocupación de nuevas tierras y acogida de nuevos fieles se hizo pues con respecto a visigodos y nativos viejos bajo la hermandad basada en la sharía, momentos de calma y no de angustia que tras generaciones se estaban convirtiendo ahora en conflictos de ambiciosos.




De MAMOTRETO DE UN HARÉN Y DOS CALIFAS.

Historia de la conquista de Hispania por los árabes, versión árabe.

 Antonio Santos Barranca. Ed. Onuba, 2022

2 comentarios:

  1. " ... ante campesinos totalmente indiferentes hacia quien pudiera ser amo y señor". Al parecer ya tenían claro lo de "votes a quien votes..."

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  2. Me ha interesado mucho.

    En Hispania maquillaron tanto la invasión como la Reconquista, pero no era carnaval...

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