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viernes, 9 de septiembre de 2022

FARMACOPEA

 


 


Gracias, industria farmacéutica

por darme la vida

y quitármela tras cada toma.

Sois un tubo de entrada de agua sucia

que se corta cuando quiere.

Mientras yo muero lentamente

entre vuestras pastillas

para calmar caballos.

 

Ya no sé ni quien soy.

Me habéis robado la identidad

y buceo como un pez en la orilla

retorciéndose y convulsionando entre las olas.

Soy vuestro producto.

Una muñeca de plástico

a expensas de vuestras dosis.

 

Mi vida depende de vuestra última

versión de antidepresivos.

De benzodiacepinas para dormir

y no tirarme del séptimo.

 

Me estáis robando el derecho

a morir

por decisión propia.

¿Qué estáis haciendo conmigo?

 

Yo era una buena chica

y ahora soy un atentado en la vida de todos.

Soy un dummy de vuestra industria

que paga religiosamente

en la farmacia.

 

Recoged vuestro pecunio.

Ladrones de identidad,

cobrando una vida que no quiere

ser vivida.

 

Y gracias, qué barato cuesta estar muerta

y seguir viviendo.

 

Creo que ya no me crece el pelo

ni las uñas.

Serán efectos secundarios

de vuestro veneno.

 

Me matáis lentamente

a golpe de tarjeta

de la seguridad social.

 

Soy rentable.

Alargad mis estertores.

Mantenedme viva.

 

Convengo

 


Eva Vaz.

Fotografía de Teresa Chacón

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