Páginas

martes, 6 de septiembre de 2022

No hay muerte si nos inunda la memoria



 

Toda la vida presintiendo la muerte,...

fogonazo de luz de la imagen de mi cadáver

en mi memoria de muerto futuro...

 

Carlos Reymán.

 

 

No lo busquéis, porque ya no existe.

 

El río de mi infancia

ya es sólo una metáfora

de aguas cristalinas y remansos.

 

Un río colmado de juncos y nenúfares

en cuyas hojas, a la sombra de los álamos,

las ranas aguardaban el vuelo fastuoso

de mosquitos y libélulas

que les sirvieran de alimento.

 

A veces, las ranas eran engullidas

por culebras, algunas de la cuales

 también morían por el golpe certero

de una piedra lanzada con un tirachinas.

 

Desde la orilla, unos ojos infantiles

ávidos de aventuras, observaban

ese micro-cosmos donde vida y muerte

se sucedían de manera natural.

 

El agua, tras besar nuestros cuerpos desnudos

como un hilo de plata liquida

huía del remanso y en su transcurrir

hacia caudales más generosos

besaba pilares de puentes y acueductos.

 

Mirad ese río en estos versos,

porque en otro lugar ya no existe,

 ahora, es tan sólo una cicatriz de cemento

que atravesando la ciudad

hiere el recuerdo.

 


Eladio Méndez. En: . En: Voces del Extremo: poesía y alegría. Ed. La Vorágine, 2022.

Fotografía de Elena Pedrosa de la serie El agua en Venus.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario