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martes, 25 de octubre de 2022

3 poemas de MIREIA TORRALBA

 



 

CON LA ESPALDA RECTA

Para mi abuela Isabel

De mi abuela aprendí

a ser fuerte

(o a intentarlo)

a decir coño, te quiero

 

Aprendí

que hay mentiras aparentes

o verdades complicadas

paradojas:

 

Siempre fui su nieta preferida

y también mi hermana

y también mis primas

que, además, fueron sus hijas

 

Mi abuela fue la madre

como he dicho

de sus nietas

de su madre

de su suegra

de mi abuelo

 

De ella heredé

la adicción a los libros

y a la libertad que, a veces,

solo he encontrado en ellos

 

Por ella supe que una puede

reír cuando se está muriendo

en el sentido literal y metafórico

del término

 

Yo era joven cuando murió

Demasiado

para entender, darle las gracias

por esa obsesión tan suya

de inculcar a sus nietas

el andar erguidas

con la espalda recta

No te encojas, repetía

Solo ahora,

demasiado tarde

Entiendo que, al decirlo,

ella no pensaba en mi espalda.

 

 

ESTAMOS DE VUELTA DE TODO

No podremos decir

No lo esperaba, esto no pasa

Al saber

que hay gente a la que mueren

por haber nacido donde no tocaba

según los baremos de los de sangre pura

 

Ni podremos poner cara de horror

Qué barbarie, qué inhumano

Al enterrar otro féretro

demasiado pequeño

El lobo no devora a sus crías

El hombre, sí, para herir a la hembra

que decidió era suya

 

No señores, no podremos poner

cara de sorpresa en el bar

cuando en las noticias hablen

de otra vida robada

del que no tiene nada

más que miseria y tristeza

el desahucio es la mano

que lo empujó en el salto

Eso ya había pasado

 

Y cuando salgan los números

de los viejos y viejas

encerrados en cuartos

con la soledad y las llagas

Y hablen de porcentajes de muertos

tal vez diremos fue el virus

Pero no, la muerte llega también

por ese temprano olvido

 

Y cuando veamos las manis yanquis

y repitamos eslóganes

contra ese poli tan malo

Estaremos fingiendo

que el problema es suyo

Aquí el orden ya lleva

Unos cuantos muertos

Y se corre un tupido velo

 

Aprendemos a fuerza de no hacer nada

De mirar impasibles

Como el odio se impone

Y seguimos tirando, en este país tan bonito

Donde la muerte llega

Por el odio al de fuera

El sentimiento de dueño

El amor al dinero

El olvido del frágil

Y la maldad del impune

 

Cuando llegue el siguiente

de los muchos que quedan

tal vez pongamos cara de pena

y guardemos silencio

Porque ahora ya es tarde:

No podremos decir

Qué barbarie, qué horror

Estas cosas nunca habían pasado

 

 

SER O HABER SIDO

A veces leo poemas

que escribió alguien

que firma con mi mismo nombre

 

Una persona

que a veces me entiende

otras me resulta ofensiva

 

Mujer bruja, clarividente

me explica cosas

que solo entiendo cuando he caído

 

Esa persona vivió en mi casa

llevó mis ropas

tuvo unos padres

que yo he perdido

y una alegría que yo le admiro

pero no envidio

Tengo fuerzas para buscar la mía

 

Esa mujer ya no existe

ni tiene espacio en mi futuro

Y eso no es

Necesariamente

malo

 

Sé que al acabar el poema

no estaré ya

seré pasado

y otra revisará estos versos

corregirá

errores que yo no tuve

 

Entonces,

¿por qué me esfuerzo?

 

Tal vez,

(solo tal vez)

la mujer futura

que estoy por ser

decida al leer estas líneas

que alguien, que ya no existe,

pensó en cosas

que a ella sí le sirven de algo.

 


Mireia Torralba. En: B10LENTOS, Antología Décimo Aniversario, 2.022.

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