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miércoles, 21 de diciembre de 2022

4 poemas de LA CALMA de RITXI POO




TOQUE DE QUEDA


Las farolas patrullan

silencios impostados.


Ejercen su terror de luna llena.


En el iris de los charcos

ondula

ese mismo escarceo

de la luz que persigues.


Faltan brazos

en todas las caídas.


Guíate por el canto

okupa

del magnolio,

fíate

de gorriones.


Nunca

de las farolas.


Aunque se hagan el muerto.


Te abrazas a cualquiera.





LA MEMORIA SUBCIERTA


Al entrar al portal,

me sorprendo, de morros,

con la esquela de J

4ºA—

y me

hundo en un río.


En ese río se bañaba J

cuando era un niño, cuando,

nos contaba,

este barrio era un monte.


Ese río discurre

bajo nuestro portal,

es decir,

de su esquela.


Corre irrefrenable ladera abajo

y lame con su moho las paredes

de la tienda de chuches,

del bar y la boutique.


Nos lo contó

en una

de las largas reuniones

de la comunidad,

hace ya veinte años.


Y aunque no quedó en acta,

una gran mayoría de vecinos

acordaron bañarse alguna vez

en aquellas

frías aguas del río.


Poco a poco y uno a uno,

dejaron de bajar

su silla a las reuniones.


Los recuerdo

a todos,

G, el pescador, qué grande,

más Wayne que el mismo John

3ºB—,

LM

y

S

3ºC—,

tan cordiales, qué majos,

nunca pude decirles

que no me llamo Michel,

F y R,

las dos

hermanas ancianísimas

5ºC y D—,

B, la mujer de J

no

le

llegó a

salvo

el

salva

es

ca

le

ras.


Y seguro que a E

5ºA—

se le atraganta el puro

al salir a la calle,

AM, su mujer,

hoy no riega las plantas

del portal,

P, el amigo de J

2ºD—

sale por vez primera

de potes sin él, solo,

y se vuelve

al llegar a la esquina,

G cojea

4ºB—

sin el brazo de F

y decide que hoy

no es día de croissant.


Y aún me falta

C

1ºC—

que pasea,

en taca taca, por el pasillo

sus noventa

de su puerta a la mía

y me espera,

y al mirarme, otra vez,

en sus ojos,

otra vez, aquel río,

aquel río

donde dice que hacían

la colada

su madre

con la madre de J.


Cierro

R,

1ºA—

la puerta

y escribo,

me buceo,

chapoteo en un río

hacia nadie.


Este braceo es sólo

por salvar la memoria

subterránea

de este barrio,

la memoria subcierta

de mi comunidad.


Que no descanse en paz

lo que un día fue monte,

fue chapuzón y sábanas

tendidas a la tarde.


Que no descanse en paz

lo que un día fue hayas

y fue gente

que quise y se quisieron.


No los ahogue el agua

invisible y sin puertos

del olvido.


D. E. P. Jacinto.

 

    

***

 



LA VENCIDA

 

La poesía es un incendio,

por eso no da para vivir,

da para arder,

no escribas,

arde en ella.

                         ANTONIO ORIHUELA

 


En la segunda

parte, este poema

es un ripio interruptus,

tampoco lo consigue,

te deja como estabas,

por eso

ni la intento.


La primera es igual,

una duda que piensa

segundas partes nunca

fueron buenas.


Pero como es

igual de tonta

y no aprende,

de pronto, va y le pega

un ataque de celos.


¿No será a la tercera

cuando al fin se desnude,

vencida,

cuando al fin

se quite

la mordaza,

cuando diga claro y alto,

no sé,

por ejemplo

per-

do-

na,

por ejemplo

me

gus-

tas?


Voy a ver si la escribo.

 

 

 

 

LA CHACRA

 

A Freddy


Riego

a cada planta por su nombre.


Pongo nombre

a todo lo que quiero.


Por lo mismo,

escribo.


El amor enraíza en lo que nombras.

Por qué

al gato sí

y no a la citronela.


Por qué a cada uno de los huracanes,

pero no a cada nube.


Juega a llamarlas Chacra o

Bernardina

y a quererlas.


Ninguna rosa esplende

igual que su tocaya.


Lo que no tiene nombre

se deshace

en bruma

sin presente

ni memoria,

es nada,

no interesa.


Se necesitan nombres para tanto.


Llama a la vida por su nombre

o no es amor.



Ritxi Poo. La calma. Ed. LUPI. 2023

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