Páginas

sábado, 28 de enero de 2023

CON ELLA Y EL ZURITO




 

Por esa ondulación se va, por esa.

Esa es la ondulación que tú soñaste

de niña, y yo soñé de niño,

y que pensamos luego,

cuando el mayor se piensa otra vez niño;

la ondulación, la ondulación, la ondulación

por la que se va estándose.

 

El color y la forma se recojen

en ella, como en un remanso

de tierra fluida;

y, desde su preciosa paz, se abre

en círculos, lo mismo

que si un mirar eterno los abriera,

al horizonte que se ofrece

con todo el limitar el infinito

del horizonte que es el horizonte.

 

Esa es la ondulación que tú decías,

en mi sueño, a la aurora sin llegar.

Está en ella el final en el principio,

y su inmanencia sucesiva fija

toda la voluntad hasta la fe.

La fe feliz con la que se consigue

por tierra el espejismo de la mar

reflejada en el cielo de la tierra.

 

Este es aquel temblor que yo sentía

en tu ilusión más grande:

el de un barco que, anclado, está en el todo,

como el zurito está

volando por el todo con el vuelo

de sus alas cerradas, en el nido

de su elección fatal; mirando al dios

de la armonía que él preludia sólo.

                                                                              Embriagar

de fe de dos en uno mismo,

con los ojos abiertos

en su sueño, que es la vida entera

del ser que encuentra en sí

lo perdido que todos buscan, madre.





Juan Ramón Jiménez. El ojo no visto del mundo.
Antolojía de prosa y verso. Antonio Orihuela, comp.
Amargord, 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario