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domingo, 24 de septiembre de 2023

Caballos salvajes




Por los retrovisores asoman

doce metros de capitalismo,

cuarenta toneladas de prisas,

embalados con su falta de ducha,

embalados con no ver a la familia,

embalados con las ansias de llegar

a un lugar desconocido dónde no hay nada que amar.


Los ojos mal descansados persiguen las señales

en la serena y críptica noche que inunda los márgenes.

Es cómo circular en el silencio del alma pura

envenenando o dulcificando cualquier momento del día.

En la noche de los caballos salvajes

una cabezada puede significar perder la vida.


Se pueden ver hombres duros convertidos en ruina.

Anécdotas que van del boca a boca igual que hazañas.

Tribus de camaradas compartiendo el pan, el vino y las alegrías

como viejos guerreros sioux al termino de la gran batalla.

En la noche de los caballos salvajes

una soledad mal curada puede significar un cadáver vivo.


Colocan las fotos de sus hijos y mujeres

en dónde sea imposible no perderlos de vista.

Aunque no creo que sean capaces de mirar a menudo.

En la noche de los caballos salvajes

una mirada puede significar llorar de angustia.


"No. No va a poder ser el descanso en casa"

"Rebotas para Achern, tiene que llegar la fruta"

"Haz lo que sea pero el viaje tiene que llegar"

"No te pares a comer. Te están esperando en la firma"

En la noche de los caballos salvajes

siempre te están esperando pero nunca hay bienvenida.

Solo la compañía de quienes no están en venta

hace desaparecer por un momento la impotencia.

Entonces la fiesta se hace en cualquier área de servicio

y se brinda con vasos de plástico, se celebra el aguante.

En la noche de los caballos salvajes

el sufrimiento puede hacerte perder el juicio.


Y no me quito de la cabeza aquella frase:

"Tenemos un pié en la cárcel

y el otro en la tumba"

En la noche de los caballos salvajes

cada minuto es una incertidumbre que se desperdicia.


No sabemos por qué seguimos en esto,

esclavos de un reloj ladrón que nos roba la vida.

"¿Dónde estás, papá? ¿Cuándo vienes?"

"O yo o el camión, tú elijes"

"Feliz Navidad, aquí tiene su ticket"

"¿Es que no me ha visto dándole el alto?"

En la noche de los caballos salvajes

apenas hay amor que valga el sacrificio.




 

Cristian Esteban Martín. Antipoemas. Ed. Crecida, 2013

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