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miércoles, 21 de febrero de 2024

EL PÁJARO QUE VIAJA BAJO EL CIELO


 

 

El pájaro que viaja bajo el cielo

y viene a golpearse contra el coche

como quien cae rendido y se levanta,

arrastra sus cartílagos, su sombra,

su corazón caliente y separado

en cuatro habitaciones para el aire.

En ellas se resguardan los alisios

y el frío desconsuelo del invierno

cuando la sangre mueve lentamente

su río enrojecido, su caudal,

su modo de morir y levantarse

para picotear migas de sol.

El pájaro que viene contra el coche

es uno e indiviso, inconfundible,

y si distingue el eco de la especie

y atina a acompasar su corazón,

en el golpe está solo y yo con él,

seguidos por los dogos de la sombra.

Por eso, y aunque apura con violencia

la gota venenosa de la prisa,

su cuerpo diminuto y trashumante

no puede separarse de su sombra,

esa zona de umbría y de frontera

con que el sol nos recuerda el parentesco

insoportable, estrecho de la muerte.

La sombra lo acompaña, me acompaña,

le otorga la tiniebla, desazón

con que encender el día y sus volutas,

la masa medular y oscurecida

en que el tiempo nos brinda sus oficios

y escribe la desdicha a contraluz.

 

María Ángeles Pérez López. La ausente, 2004.


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