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domingo, 17 de noviembre de 2024

5 poemas de EL LUGAR DE LOS DIGNOS de MARIO LOURTAU


                          

 

Esa que ahora miras con ventisca en los ojos

es la misma botella en que quisiste

atrapar toda la magia del desierto.

 

Ya no llegan hasta aquí las caravanas —dijiste convencida—

los tuareg sólo comercian el instante.

Y apuraste el último trago,

y accionaste —sin saberlo—

el contador de arena.

 

Como quien vierte otoño sobre un bosque

o el oro de las dunas sobre el mundo,

el puño de tu mano se hizo cuenco

y derramaste en el vidrio la arenisca   

formando una cascada.

 

 Hoy, después de tantos años,

esa  misma botella sigue guardada en casa

igual que un souvenir irremplazable;

preserva, de algún modo, sus esencias;  

pero el tiempo que contiene es otro tiempo

y al mirarla, mis labios, en su afán reconozcan 

aquella misma sed, aquella tarde intacta.

 

 

 

 

 

LA DICHA

 

SE afana la tarde en perseguir recuerdos,

en querer remontar hasta el olvido mismo

de las cosas y hurgar en sus cenizas.

Remueve entre sus ascuas, como una sombra espesa,

aquellas viejas glorias de un tiempo ya apagado

donde nada fue acaso aquello que soñaste. 

Luego vuelves a tierra, y herido de cordura,

abrazas el silencio, tocas fondo.

No es misión del recuerdo

devolver a los hombres la luz de su estatura,

hacer de lo perdido un bálsamo falaz

para sanar abismos.

Quedémonos aquí, distantes del pasado,

hagamos de esta llama intermitente

una hoguera común donde alentar la vida,

dejemos que este instante de luz inabarcable

nos cubra por completo y aspiremos

—dulces, suaves, ebrios de fragancias—

el don de compartir el uno frente al otro

las palabras, el tiempo, nuestra dicha.    

  

 

 

 

 

SOUVENIR DE ESSAOUIRA

 

 

 

El asombro es estar

delante de unos ojos

y no precipitarse hacia el vacío.





DJEMAA EL FNA

 

 

HA venido a pedirme, a través del cristal,

con toda su anciana pobreza,

                                               una limosna.

 

Intento simular indiferencia.

Muevo el café como el que obvia el mundo

y bajo la cabeza.

 

No he sido capaz de mirarla a los ojos

a pesar de la luz

que brilla en esta plaza.

 

 

 

 

 

TOUBKAL

 

DESDE el balcón de nieve

la grandeza del Toubkal en tus pequeños ojos.

 

Nuestras huellas

                            borradas del presente.

 

Un puñado de dátiles y almendras.

 

Este té que azuza el fuego de tus manos

y nos salva del mundo

y de su ruido.

 

 

 

 

 Mario Lourtau. El lugar de los dignos. Ed. Algaida. 2021

 

 

 

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