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martes, 14 de mayo de 2024

2 poemas de Kabul (crónica de un silencio) de José Manuel Lucía Mejías

 


[55]


Kabul recupera su horizonte de columnas de humo,
las explosiones y los gritos y las lágrimas.
Y el silencio.
Ya no hay alarmas ni sirenas en Kabul.
Khaled sale al balcón y mira con los ojos de su abuelo,
con los ojos de su madre y de su padre muertos
la nueva ciudad de Kabul.
La nueva ciudad que no deja de ser la de siempre.
La ciudad de las historias que le contaba su abuelo
en las frías tardes de invierno cuando se creía niño.
Los deseos de querer volver a Herat
y abandonar esta geografía nacida de la sangre
y de sangre alimentada a lo largo de los siglos.


Khaled enciende su último cigarrillo,
el último que le queda de la última cajetilla
regalada por unos de los últimos soldados extranjeros.
El cigarro deja escapar una nueva columna de humo
en el horizonte cansado de las casas de Kabul.
Su vida vale tanto como este cigarrillo
que se consume lentamente entre sus dedos.
Su vida puede durar lo mismo que este cigarrillo.
Como su padre, como el recuerdo de su madre
o las historias que sigue contando su abuelo
aunque ya nadie le escuche ni le preste atención.
Historias que han perdido la ilusión del tiempo.
Historias vividas hace más de treinta años.
Historias que se seguirán contando treinta años después. 


[30 de agosto]


[56]


La Universidad de Kabul se fundó en 1931
con el lema
Excelencia al servicio de Afganistán.
Se fundó en los tiempos de la monarquía
y en sus cimientos trabajaron profesores
rusos, alemanes, franceses y americanos.

El pastún convivía con otros alfabetos
y el conocimiento se convertía en una isla
dentro de esa otra isla que siempre ha sido Kabul.

Mientras las mujeres aprendían biología en sus aulas
los campesinos seguían sangrando la tierra
hostil de la montaña arrancando sus escasos frutos.

Mientras las consignas del mayo del 68
se multiplicaban en las pizarras de la Universidad,
las mujeres del campo solo reconocían su tierra
en la cuadriculada rejilla de su mirada,
sin más esperanzas que darle un varón a su marido
y recuperarse lo antes posible de sus palizas,
de la terca obstinación de los llantos infantiles.

Mientras los primeros profesores cubanos
comenzaron a enseñar español en sus aulas,
muchas niñas se sorprendían del tacto de su voz
cuando eran preguntadas en medio de la calle,
voces susurradas y veladas tras los barrotes del burka.

La Universidad de Kabul hoy permanece cerrada.

Mañana abrirá sus puertas, como lo ha hecho
en demasiadas ocasiones en estos últimos años.
No habrá acentos femeninos en las respuestas
ni tampoco burkas recorriendo sus pasillos.

Y varias cajas de libros venidos de Madrid
permanecerán cerradas en un rincón de la clase.
Nadie se molestará en abrirlas ni en tirarlas.
Irán acumulando polvo, enterradas en vida.


[31 de agosto]



José Manuel Lucía Mejías. Kabul (crónica de un silencio). Ed. Huerga & Fierro, 2023

lunes, 13 de mayo de 2024

7 poemas de KABUL (crónica de un silencio) de JOSÉ MANUEL LUCÍA MEJÍAS

 


[21]


Kabul se ha reducido a números.
Un algoritmo más de las estrategias políticas.
16.000 son los repatriados en cuatro días.
400 millones congelados por los alemanes.
12 muertos en el aeropuerto de Kabul.
48 los primeros afganos que llegan a España.
7 los primeros que llegaron a Berlín...

Números. Cifras. Estadísticas que todo lo justifican.

2 billones de dólares invertidos.
2400 muertos extranjeros en veinte años.
4 muertos en las protestas de Asisalad.
9000 millones de reservas en el extranjero.
200 personas protestan ante el Palacio presidencial.

Cifras. Números que nada dicen de las lágrimas de rabia,
de los besos rotos,
de los gritos de odio,
de las redadas,
                puerta a puerta,
buscando a las mujeres de labios pintados,
de tobillos con pulseras y uniformes.
Buscando a los traductores e intérpretes,
a los hombres que no se atreven a vivir sin barba
o a los niños que ayer corrían detrás de los tanques extranjeros.

Kabul se ha reducido a un cuadro estadístico.

[19 de agosto]

 

 

[31]


No se sabe cuáles fueron sus últimas palabras.

Ni se oyeron.
La multitud, como un animal, corría.
Al lado del avión buscando la pista de despegue.
Al lado de los muros del aeropuerto de Kabul.
Al lado de las cunetas de las carreteras.
Al lado de las avenidas desiertas.
Al lado de las oficinas cerradas de las embajadas
y de los camiones abandonados en medio de la calle.
Y después solo silencio.
Y un zapato en medio de la pista.
Y el recuerdo de la sangre en medio de la pista.
Y un grito antes del silencio.
Y un grito antes de saltar a la pista.
Un grito un segundo antes del silencio.
Un silencio acusador.
Como sus últimas palabras. 


[21 de agosto]


 

[33]


Necesito tocarte una vez más.
Acariciarte una vez más.
Volver, una vez más, a sentir cerca de mi cuerpo
el tacto generoso de tu cuerpo.
Sentir, una vez más, entrelazados tus pies
en el horizonte de mis pies.

Vuelves a tu aldea en el valle de Panjshir.
Se lo debes a tu familia y a la historia.

Yo me quedaré en Kabul, una vez más.
Se lo debo a mi madre y a mi familia.
Aceptaré el matrimonio que me han asignado
y celebraré los contratos de mis hermanas.

Al menos un último abrazo.
Al menos un último sentirte dentro de mí,
antes de que del desierto inunde nuestras vidas.

Vuelves a tu tierra porque aún tienes esperanzas.
Porque quieres formar parte de esa esperanza.

Yo me quedo en Kabul derrotado. Una vez más.
Sin fuerzas ni para comenzar a sentir tu ausencia.


[21 de agosto]



[34]


Fue en 1945 y en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
Cientos de mujeres andando con sus mantas,
y sus labios rojos.
Tumbadas en el suelo con tan solo una camisa
y sus labios rojos.
Mirando al horizonte con la mirada perdida
y sus labios rojos.

Al menos las supervivientes del campo de concentración de Bergen-Belsen
pudieron pintarse de rojo los labios
y volver a recuperar su nombre y sus recuerdos.

Al menos ellas dejaron de ser un número y una estadística.

Al menos alguien pensó en ellas.


[21 de agosto]

 


[35]


Ayer vendía chicles por las calles de Kabul

y hoy dirige la primera orquesta femenina.
Es huérfana.
Y lo será toda la vida.
Ayer tenía un futuro y viajaba por todo el mundo
y mañana tendrá un marido contratado.

Aquel 11 de diciembre de 2014 dejó de latir el corazón
en el centro cultural francés en el centro de Kabul.
Este 15 de agosto de 2021 ha vuelto a dejar de latir
el corazón de Kabul, una vez más. Una última vez.

Como el corazón del joven terrorista talibán
que se inmoló en el centro cultural francés
justo en el momento en que los actores controlaban
sus pasos al ritmo lento de la joven orquesta.

Silencio.

Humo.

Silencio. Y los gritos.


Los gritos de dolor de millones de corazones

en silencio.


Los instrumentos permanecen escondidos
en los rincones de sus casas, tiritando en silencio.
Las cuerdas que admiraron a medio mundo
van llenándose de polvo y de silencio.
Aquellas manos que se alejaron de la tierra
y de las costumbres de toda una vida
hoy permanecen sobre las mesas en silencio.

Un país condenado al silencio.
El paraíso de los talibanes.


[22 de agosto]


 

 

[36]


"Estamos en el avión".


Después de miles de kilómetros
desde su Herat familiar, están a punto
de recorrer otros miles de kilómetros.

Pero nada será igual a partir de ahora.

Herat cayó un día antes que Kabul.
Nadie aquel 14 de agosto podía imaginar
lo rápido que el polvo de los talibanes
iba a recorrer todas las carreteras de Afganistán,
todas las carreteras que van a dar a Kabul.

Sus padres y sus hermanos nunca lo pensaron.
Sus padres y sus hermanos nunca se lo pensaron:
Eran la familia del intérprete español,
el que había ayudado al ejército a desplegarse
por su tierra, a intentar comprender sus costumbres,
la feroz mirada del enemigo y la tímida sonrisa
de las mujeres con las que se cruzaban por las calles.

Tardaron 18 horas en llegar a Kabul.
Recorrieron  los mil kilómetros de distancia
viendo cómo la sombra de los fusiles de los talibanes
se dibujaban amenazantes en las carreteras.
Y llegaron a un Kabul convertido en un desierto,
en la extensión inevitable de las leyes del desierto.

"Estamos ya en el avión".


Hasta un 22 de agosto no leyó este mensaje en su móvil.
Desde un Madrid ahogado como los peces en el Mar Menor.
Pero un Madrid que volvió a ser un oasis.
La esperanza.

La vida.

La certidumbre de las aceras.


Y mañana será otro día.  Y así en la cotidianeidad
de la nueva vida que se irán construyendo,
su hermana de trece años imaginará su futuro posible
como cualquier adolescente de su misma edad.
Aunque ella siempre llevará tatuada en su mirada
la silueta de un burka, la rejilla de un contrato
que ya hubiera llevado escrito su nombre
en caso de no haber podido abandonar Kabul.

Como tantos miles de historias y de negaciones
que nunca pudieron escribir a sus familiares


"Estamos en el avión ".


[22 de agosto]




[37]


Dejaron atrás su lengua.
La tierra de sus antepasados.
Las costumbres y los hierros de su tribu.
El paisaje de su infancia.
El recuerdo de su primera risa en alto
y el de su primer beso.
El trabajo repetido en el campo.
Los amaneceres cada vez más tempranos.
Un armario lleno de burkas
y el paisaje de arena y de adobes.
Un camino que prometía leyendas
y del que solo habían visto llegar tanques
de diferentes lenguas y alfabetos.

Y ahora han llegado.


A una tierra de asfalto y de alquitrán.
Al calor recordado del verano
y a las lluvias siempre esperadas
sin ganado que cuidar ni cosecha que temer.
Han llegado a una lengua extraña,
a unas costumbres extranjeras, a una montaña
de papeles y de preguntas y de agua embotellada,
una tierra sin fuentes y el tacto de unos pies
que levantan polvo milenario en cada pisada.

Y ahora han llegado aunque su mirada siga atrapada
en las paredes de sus casas en Kabul,
en los retratos colgados y las telas de fiesta
que llenan de sonrisas sus bocas cerradas.

Y ahora tendrán que aprender una nueva lengua,
nuevas costumbres y horarios nunca antes imaginados,
nuevas leyes que llenan de su alfabeto los impresos
en las nuevas colas que hacen a la llegada al aeropuerto.
Unas filas rectas, inmaculadas, desinfectadas.

Y han llegado. Y miran y preguntan y no entienden:
Las aguas con miles y miles de peces muertos.
El negro de las hectáreas de tierra quemada.
Un hombre con barba que repite siempre un mismo gesto.
Un grito:
Aquí no queremos maricones,
y las heridas después de una paliza.
Las huellas de la infamia que son las suyas,
lo único que entienden y que comparten.

Y se dan la mano.
Y se aprietan la mano.
Es lo único que pueden hacer ya que han llegado.
No se atreven ni a mirarse.
Compartir sus dudas, el miedo y la esperanza.

Lejos de su tierra.
Lejos de su vida.
Lejos de su lengua.


[22 de agosto]


 



José Manuel Lucía Mejías. Kabul (crónica de un silencio). Ed. Huerga & Fierro, 2023

domingo, 12 de mayo de 2024

Líderes al sol





Había las dunas, el poniente
y los caballetes en la bajamar.

Y había correr la playa en bolas
y llevar un puñaíto de coquinas

(bien espurgás*, su ajito y su vino blanco)

Había los vendavales con tesoros en la orilla
que nosotras dos piratas y mi padre de timonel
jugábamos a encontrar.

Y había barcos lijando** a las ocho de la tarde
y las aguja(s) palá(s)*** saliendo por decenas
del barco del Tito Andrés Bolero

¡yo quiero la espada!

Luego vino una grúa y otros acentos
y muchos ladrillos y poca vista.

Y la madre del Adrián empezó a limpiar apartamentos.

Y las dunas se volaron.

Y luego aprendí que aquello era el desarrollo
y era subir el PIB,
y que éramos líderes de sol y playa.

Y allí hoy, en la punta de la punta más sur,
en la esquina trágica mágica que llamó el poeta de la isla****
dos dunas y media se preguntan si para tres empleos de a dos
meses y tres euros hora
tenía que venir tanto desarrollo y subdesarrollarlo todo.

Eso sí,
somos líderes
pero de esperar al sol.

-----


* Expurgar: Limpiar o purificar algo, entresacando lo inútil, sobrante o inconveniente.(RAE)

** Lijar: Aligerar o aliviar la carga de una embarcación, o desembarcarla toda (RAE)

*** Aguja palá: pez espada

****Eladio Orta




Isabel Martin. 90.3 de vaciante .Editorial Crecida 2018
Ilustración de Teresa Chacón.

sábado, 11 de mayo de 2024

LA SALIDA DEL PLANETA

 




La salida del planeta

en esta caída de cristales partidos

no puede residir en el dinero verde,

el egoísmo verde, la explotación verde.


Los tallos se siguen cortando con la misma guadaña.


La persistencia de su maravilloso equilibrio

se basa en algo tan sencillo

como poder mirar a la cara a la gente,

estrechar sus manos, besar su frente;

respetar al río, al bosque, al monte;

concebir a los seres vivos

únicamente como entes latientes, sintientes,

no como productos o inversiones.

Palpar con las venas las raíces,

empaparse el alma de rocío,

escuchar a los árboles, sonreír a los peces;

dejar la mercancía

definitivamente

en el vacío.

 

 

Alberto García-Teresa. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024

Foto de Teresa Chacón


viernes, 10 de mayo de 2024

3 poemas de ANA PÉREZ CAÑAMARES en REBELIÓN POÉTICA


 


Yo soy comercial: voy de puerta en puerta

y vendo enciclopedias de colores.

No hay palabras en ella, solo luz.

A aquel que me recibe yo le digo:

señor, señora, alegre sus mañanas

con lo que tiene fuera de su alcance.

La ballena que canta en el océano

el talacín extinto de Tasmania

las grullas que se burlan de fronteras.



Señor, señora, no hablen ni señalen.

No sean la pesadilla del dormido.

No profanen ni adornen el hogar de los otros.

Háganle el boca a boca a los delfines

y eviten que sus crías se amamanten

del frío estéril de un casco de hierro.

Se aprecia majestad en lo elusivo

y elegante es pasar sin hacer daño.



Entre lo ignoto y nosotros hay un haz de luz

como lo hubo entre dios y los santos medievales.

El mundo que no vemos nos arropa

con páginas azules y livianas.

Vendo un mapa cruzado por heridas

antes de que caduquen sus caminos.


No el ataúd de bronce, sino el ala audaz

Lech Welch

 

 

 

 



A la salida de la gran ciudad

un edificio elegante y muy solo

como el invitado más borracho de la boda.

Lo rodea un paisaje calcáreo:

polvos de arroz para tapar impurezas.

En el matrimonio de la nada con la nada

las familias han huido de los balcones.

¿Quién puede engendrar en una metáfora?



Unos kilómetros adelante, buitres en círculos

cercando la carroña que sigue a toda fiesta.

Yo seré su banquete de mañana.

Les digo sí quiero a los seres libres

que subieron de las praderas a las nubes

para ser un puro átomo del vuelo.



En esta aventura que nos costará todo

morir al menos una con el mundo.

Abandonar la estirpe de los desahuciados

porque no supimos cuidar la casa prestada.



Sobrevividnos, buitres, y contad nuestra historia.

Dibujad en el cielo la forma de la alianza

y no acaben nunca vuestras nupcias con la vida.









Comprendimos muy tarde que el clima es un ser vivo

y no líneas y cifras sobre un mapa.

Que la abeja era un ser complejo y caro

y en sus alas bailaba nuestra suerte.



Amamos la inmortalidad más que a la vida

y conseguimos dejar un legado

una firma indeleble, una herencia.

Nos tendrá en su memoria todo inocente

o animal que tachamos de la lista.



En un pasado puro reside el misterio:

cómo era ser Emily Dickinson

cantar al árbol sin ser su verdugo

guardar el apocalipsis en un libro.

Dejar intacto el mundo detrás.


Ana Pérez Cañamares. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024














jueves, 9 de mayo de 2024

4 poemas de JORGE RIECHMANN en REBELIÓN POÉTICA




HACIA EL SIGUIENTE CAMINO SIN SALIDA


1


Camino sin salida. Explorador, ya lo sabes
de forma irrevocable. Y entonces ¿qué movimiento humano
–y demasiado humano– sino internarse
en el siguiente camino sin salida?


2


¿Intentar una reconstrucción
desde los mismos cimientos mientras el edificio
está desmoronándose?
Y ¿qué otra cosa
podríamos hacer?


3


Por una parte
¿qué puede uno esperar lograr
en un naufragio? Pero por otro lado
¿no ha consistido toda la historia humana
en sucesión de naufragios? Es tarde, sí. Es tarde
pero como decía Pere Casaldáliga:
es tarde
y es nuestra hora


4


Ver el mundo tal cual es
y continuar amándolo

2

pese a todo: a eso llamaba Chejov
heroísmo


5


Palabra
que engendra palabra:
a eso lo llamamos poesía



PERDERLO TODO

“I’m here because scientists are not being listened to.
(…) We are going to lose everything and we are not
joking…”

Peter Kalmus (quien participó en las protestas
de Scientific Rebellion en abril de 2022)

Vamos a perderlo todo
–no es una broma decía Peter Kalmus
científico en la NASA para asuntos de clima
minutos antes de ser arrestado
por encadenarse de manera ilegal
y muy por lo civil desobediente en el vestíbulo
de las muy bancarias oficinas de JP Morgan Chase en la ciudad
de Los Ángeles. Vamos
a perderlo
todo
–we are not joking. ¿No se entiende
que estamos en una emergencia
o se entiende pero se da por perdida
la habitabilidad del planeta Tierra
porque el chuletón y los vuelos de fin de semana
son lo más importante? Ay, pobre Peter
buscando conservar un precario rastro de equilibrio
a base de meditación vipassana. ¿No se entiende lo más importante,

3

no se entiende que lo primero es antes
como insiste el fantasma del tío Tomás desde su aldea?
Cierto que los ecosistemas se derrumban
ante nuestros ojos, cierto que las poblaciones
de toda clase de seres vivos son diezmadas
y noventamadas sin que para los bichos
haya meditación vipassana que valga, cierto también
que las olas de calor y las zoonosis y el hambre
van acabando con millones de Homo sapiens, pero
¿no es cierto igualmente que la corriente eléctrica
de momento sigue en nuestros enchufes –aunque nos duela tanto la factura–
y que nuestros días transcurren aún de forma
más o menos apacible, y que esta cervecita en nuestra mano
está riquísima, y que su amargo frescor
nos lleva lejos de todo lo demás? Peter, tío,
¡déjate invitar a una última ronda! ¡Otra ronda,
como diría el otro! Sí, we are going
to lose everything pero no esta tarde
de agosto que ahora se nos entrega en mayo,
hace no tanto enero era enero y agosto aún agosto, pero esta tarde
esta mierda que soy aún está viva

La cita de Peter Kalmus procede de su entrevista con Ian Tucker: “As a species, we’re
on autopilot, not making the right decisions”, The Guardian, 21 de mayo de 2022.
lo primero es antes: el actor José Sacristán ha evocado en varias ocasiones cómo el tío
Tomás, un viejo sabio y analfabeto de su pueblo, solía decir: lo primero es antes. Pero
nuestras sociedades, muy desorientadas, no son capaces de priorizar lo más
importante… ¡No vemos que lo primero es antes!
hace no tanto enero era enero y agosto aún agosto: en plena ola de calor de junio de
2022, el antropólogo francés Sylvain Perdigon recordaba cómo en 2014 una “mujer
del tiempo” de la televisión francesa presentó el pronóstico meteorológico para el 18
de agosto de 2050 como parte de una campaña para alertar sobre la realidad del
cambio climático. Ahora su pronóstico de temperaturas extremas para ese día lejano
se había convertido en el pronóstico real para mediados de junio de 2022.
 

 Tuit del 15 de junio de 2022: https://twitter.com/sylvaindarwish/status/1537181101357256704


En lo que se refiere a la crisis ecosocial y la tragedia climática, todo está yendo
sistemáticamente worse than expected, como nos suele recordar Ferran Puig Vilar. Por
ejemplo, los daños que las y los climatólogos esperaban se hicieran visibles sólo a
mediados del siglo XXI ya están aquí con nosotros.



POLÍTICAS DE LO IMPOSIBLE


“Aquí el lugar donde Juan y Teresa
levitaron juntos por primera vez”, le explicaba la guía
al historiador Carlos Eire cuando visitaban
el abulense Convento de la Encarnación. Alzar el vuelo,
bilocaciones, adivinación extraordinaria, apariciones
de mágicos seres protectores: ¿de verdad
sucesos así van a ocupar toda nuestra atención
en una historia de lo imposible? Puestos
a considerar imposibles yo prefiero
los de verdad, los más arduos: trascender el capitalismo,
una auténtica transición ecológica, evitar el colapso,
desbancar el maldito antropocentrismo, amarnos
los unos a los otros



TANT QU’ON A LE SOUFFLE


1


Como quien se pone a barrer despacio y con rigor
el pedacito de acera delante de su puerta
trabajar hacia la buena sociedad
que no veremos


2


Es bastante sencillo:
no se prestó atención
(lo cual también implica:
en el amor fallamos)
no se prestó atención y ahora corresponde
la tarea infecunda de morir


3


Venimos del azul
y a él regresamos
aclara el pueblo mapuche
desde Abya Yala


4


Antever
desde atrás
desde lo hondo
desde el día dentro de la noche
los bosques de mañana


5


Mientras nos quede aliento
seguir alentando
escribe Van Gogh al señor Émile Bernard

6

desde la muy hermosa ciudad de Arles
en junio de 1888

Mientras nos quede aliento/ seguir alentando. En el
original francés la frase es aún más rotunda: “Le fait est
que nous sommes des peintres dans la vie réelle et qu’il
s’agit de souffler de son souffle tant qu’on a le souffle”.

 

Jorge Riechmann. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024

 

miércoles, 8 de mayo de 2024

VEO DESFILES ANACRÓNICOS DE CORBATAS


 

 

veo desfiles anacrónicos de corbatas

tocando la flauta en las puertas

del despropósito costero

 

 

incitando compulsivamente

a la producción desenfrenada

 

 

no hay límite en los ojos ciegos

de la parca avaricia

 

 

ni en los bolsillos rotos

de la autoridad portuaria

 

 

veo monstruos de cemento

armado / desafiando espada

en ristre

 

 

las corrientes de las mareas y

el crecimiento de los cabezos

en primera línea de suicidio

 

 

donde otros ven

lujosos apartamentos

en primera línea de playa

 

 

veo miles de veraneantes furtivos

arrasando bancos de coquinas y

navajas


 

donde otros ven diversión y

amabilidad manifiesta

de la naturaleza

 

 

con los habitantes

depredadores

de segunda residencia

 

 

veo consuelo ajeno

en plato propio

 

 

Eladio Orta. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 7 de mayo de 2024

TIEMPO VERBAL


 


quisisteis darle un nombre al pan

y lo llamasteis «hambre»

de mí dijisteis: individuo

y a mi lengua la nombrasteis: nudo


cogisteis una verdad con alfileres

la vestisteis de harapos e hicisteis que bailara

en el balcón de un edificio

al son de los disparos


la música es lo que no existe en vuestro alfabeto

compuesto sólo por imágenes monocromo

y símbolos, cuyas alegorías invitan

a recrearnos en el contexto de una arcada


glorificasteis la comida

y de ese modo establecisteis el dinero:

alimento a cambio de monedas


favores, prestamistas

que nos moldearon consumidos, tenues

cercano a lo invisible

tan distantes los unos de los otros

que nunca reconocimos el contornos


creasteis el fuego para amenazarnos

la rueda para torturar

y de la piedra concebisteis su dureza

para oprimir la piel blanda de nuestros hijos


los hicisteis preescolares, infantiles

cobardes e imbéciles

amantes del autoservicio

enganchados a dulce azúcar digital


cuidasteis del rebaño

marcado de códigos de barras

como si fuese verdaderamente vuestro

lo llamasteis: hombres de provecho

y aplaudisteis su melancolía en el ocaso

después, conseguisteis excitarle

con drogas más o menos fuertes y bacterias

para amansarlo eternamente


saturasteis de policías

-que no se os olvide-

el recinto amurallado


nos mostrasteis implacables

las distintas formas de sufrir

todas ellas, a cual más espantosa


y de aquel rosario de perlas negras

recordamos las que llevamos todavía

incrustadas en los ojos

que nos impiden la mirada

y atisbar otro horizonte


pudisteis hacer del mundo un hábitat

salvaje y libre

en cambio lo ordenasteis con un abecedario

estantes de metal

y pozos numerados hasta el infinito


pintasteis las cavernas

con óxido distinto y sangre

animales, plantas y algunos peces

también insectos

pegados a las paredes esperando amanecer


provocasteis la desolación

y la infectasteis de estériles semillas

flores marchitadas, hojas secas

y es así como pudimos ponerle cara al miedo


luego vino el frío

que atado a nuestras tripas

tiraba de nosotras hacia abajo

para aprisionarnos a esa misma tierra

sin ninguna otra esperanza

más allá de la de poder prosperar

en un cúmulo de excremento


ubicasteis los latidos en un mapa

los besos hacia el norte de las brújulas

del asfalto, hurgasteis en su alquitrán

y nos lo disteis de comer


habéis sido capaces de marcarnos los caminos

iluminar la oscuridad

y enfermarnos con vuestras direcciones


no nos quedaría ni un precioso instante

tampoco aliento necesario

para unas pocas de caricias

ni saliva suficiente

para comernos la boca

como si no hubiese un mañana


a cambio tenemos armamento urgente

para destruirnos sin piedad

y todos los venenos imposibles

que nos impiden mantener intacta la alegría


es ahora, que ya no nos queda ni una sola lágrima

cuando ofrecéis ungüentos

de todos los posibles

pústulas y otras secreciones

para calmar la sed

que poco a poco nos derrite

y nos ha hecho más delgados

como el humo de las fábricas

a las que fuimos condenados


busco la palabra que os defina

por vuestros actos por vuestros crímenes

y os maldigo


fiel a mí, doy comienzo, al caminar

por el último de los bosques en combustión


por las arenas de los nuevos desiertos paso


aleteo, pero no levanto el vuelo

en el trozo de aire espeso

que sin querer puedo palpar


gracias a vosotros

-a vuestras putas gracias-

estoy vomitando el corazón

y por fin

cuando puedo escribirlo todo en un papel

este que era yo ya no existe


habéis hecho de él otro cadáver

-uno más- entre la multitud.

 

 

Gsús Bonilla. En: Se agota el tiempo: rebelión poética por el clima. Ed. La Vorágine / Voces del Extremo. 2024