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sábado, 9 de febrero de 2013

Bomba en la Academia



¡Yo puse aquella bomba en la Academia!
¡Ardía como ardió la vieja Roma!
El fuego terminó con su carcoma
que a toda imagen viva era blasfemia.

Ya no fija ni limpia, esplende o premia
y su vano dominio se desploma.
De sus cenizas vuela una paloma
ebria de libertad y de bohemia.

Monumento a la losa, al privilegio,
a la letra que duerme y que delira,
rata de sueños y prisión del juego.

Destrúyase, por fin, el bodrio regio,
que lo mismo valdrá, oh hermosa pira,
arder ahora o consumirse luego.

((El ingenioso libertario
Lizanote de la Acracia
o la conquista de la inocencia)
Jesús Lizano.

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