Me
refiero ahora al caso de Lanzarote. Durante más de un decenio (1990 - 2005) la
sociedad conejera, enfrentada a los empresarios turísticos y alcaldes
corruptos, entendió que se estaban desbordando los límites de capacidad
insulares, optó por no crecer urbanísticamente y se dedicó a desclasificar el
crecimiento comprometido por los planes ya aprobados con expectativas
totalmente destructivas para la identidad insular; durante todos esos años se
llegaron a desclasificar decenas de planes urbanísticos y cerca de 200.000
plazas turísticas.
Después
los ingredientes: 1) un relato alternativo de
César Manrique, ético, de autoestima, poético y atractivo frente a la
destrucción del entorno insular; 2) un Gobierno insular (del PSOE) en el Cabildo que se lo cree y decide
liderar institucionalmente el proceso; 3) media docena de personas muy valiosas
que gestionan social y políticamente todo el proceso; 4) un proyecto-isla y unos
instrumentos jurídico-técnicos que permitieron llevar a la práctica los nuevos
paradigmas (un proceso complejo y con derivadas hasta el Tribunal Supremo); y 5) una sociedad
bien informada y convencida del paradigma manriquiano que se empodera, dota de
líderes y ejerce su presión a través del Consejo de Reserva de Biosfera.
Finalmente,
la derrota. El proceso finaliza con la toma del
poder por los empresarios y alcaldes: 1) César ha muerto, su discurso no se
actualiza, los empresarios compran los principales medios de opinión y
desencadenan durante un par de años una ofensiva ideológica machacando a fondo
el imaginario colectivo; 2) el PSOE se degrada (es degradado/corrompido) y deja
caer los paradigmas manriquianos; 3) las personas clave son perseguidas y
desprestigiadas a fondo; 4) se abandona el proyecto –isla y se deja a su suerte la instrumentación técnico-jurídica (a pesar de
todo todavía no han conseguido desmontarla por la defensa de la Fundación César Manrique); y 5) se
disuelve/vacía de contenidos/debates el Consejo de la Biosfera y la sociedad se
dispersa.
Jorge Riechmann. Peces fuera del agua. Ed. Baile del sol, 2016
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
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