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martes, 18 de octubre de 2016

LA IDEOLOGÍA DE MI ABUELA


La poesía no es un hacer femenino, sino ser mujer, o intentarlo, quiero decir que imita la fragilidad activa y mágica de la mujer, replicando todos los actos de sus secretas óperas de amor, como una anomalía de la cultura o la técnica que juega a ser naturaleza, y pare, amamanta, mima, embellece y humaniza la vida, creando islas habitables con algo parecido al antiguo secreto de las andaluzas que encalaban su diminuta pared en el mundo y la cubrían de macetas, o persistían en limpiar sobre limpio hasta parte de la calle; no ocurre esto por no ser consciente de los inmensos y cercanos vertederos, sino por serlo, por saber ser pizarra de colegio o mapa de delicadeza, poesía, mujer en flor, no por pintarse de colores o vestir pétalos y faldas, sino por atreverse a florecer en el absurdo y violento mundo de los hombres.


Daniel Macías. Guadalquivirmente (los mil yogas del flipar). Ed. Amargord, 2016


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