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martes, 28 de marzo de 2017

5 poemas de EL PORTEADOR DE SONIDOS de PABLO GUERRERO



Astillas


El sonido que todo
lo unta de nieve.

El mirlo y su canto líquido.

La espiral ilimitada
donde las materias últimas son inasibles astillas de luz.

El ojo que llega a la línea combada del infinito,
latiendo aquí. Aquí, latiendo.

La mente que tanto ignora, la mano que tanto sabe.
La boca que tanto gusta de besar las palabras.

La energía luminosa que desprenden los cuerpos
que traspasan sin mancha la luz negra del odio.


La materia, a cada instante, haciéndose amor humano. 




Música de una nota


Una nota circular reverbera en mi cráneo.
Quedo envuelto en sonidos como queda el jazmín
envuelto en su perfume.
Quiero bailar como bailan las hojas
de los álamos blancos,
mientras las sacude el golpe de una mano que es capaz de atrapar
el tiempo acompasado que, desde lo desconocido, sube.

Una obertura y un mirlo. El trino de los laúdes
en mi cuerpo resuena cuando llega la hora
de los despojamientos.

Y el vaso que me ocupa, de pronto, queda vacío. 




Horizontes


Me acerco al horizonte y ya no está.
Huye como rebaño de gacelas sorprendidas.
Siempre está allí el horizonte, en el lugar exacto a donde no se llega.
O a la espalda, en el lugar oculto donde vive lo que nunca ha existido,
lo que no tuvo forma.

Conozco a quien logró alcanzarlo y atravesar sus gasas.  

Se miró en el espejo donde muere la muerte
para ser la mirada de lo recién nacido.

Donde brilla la belleza encadenada con cantares primeros.
Donde sigue latiendo la palabra, que reza
a través del susurro de los palmerales.




Restitución de la inocencia 


La triada de un acorde atraviesa los cristales impuros.

No se detiene ante los farallones turbios del sol negro.

Ocasiona el vuelo exacto y locuaz de las abejas.

Hace una espiral de sílabas de los versos meditados.

Nace el ritmo y la cadencia de los relojes de arena
cuando asumen el milagro
callado de los espejos.
Cuando despojan de cáscaras
a lo vestido.

Restituye los colores que nos fueron saqueados.

De un solo golpe comprende un resplandor de belleza.

Sólo pregunta a la luz, a la verdad que responde.

Se hace cálida la nieve.


***



Reaparece en el timbre, en los matices
desdoblados
de esa voz que me suena.



Pablo Guerrero. El porteador de sonidos. Ed. Maia, 2017






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