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miércoles, 29 de marzo de 2017

Meditaciones simples





El cerebro, que a sí mismo se piensa.
El corazón, que desoye que regala latidos.
El susurrar de la luz, que nos dicta el ahora
en el que todo es simple, en el que nada cuesta.

Se desborda la noche con el recuerdo niño de la flor del granado.

Se estremece la noche ante el blanco de calas y jazmineros breves.

Se desdice la noche como quien guarda el silencio y nada sabe.

Se desliza la noche con el rigor de la lluvia descifrando el espacio.

Y la divinidad se asoma a los cuerpos del alma
para decirnos que todo es existencia viva, amor, dulcísimo amor hallado
como se halla una llave.



Pablo Guerrero. El porteador de sonidos. Ed. Maia, 2017

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