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sábado, 27 de mayo de 2017

2 poemas de OMBLIGO, MUNDO, RAÍZ de IRIS ALMENARA



EL ÚLTIMO ABRAZO  

“Quidquid luce fuit, tenebris agit.
[lo que estuvo en la luz actúa en las tinieblas.]” (Nietzsche)


Tienes alfileres en los ojos
y se me clava tu mirada.

Podríamos ser dueños del infinito
pero preferimos amar
y así descalzos de fe
romper las alambradas
que nos separan del sueño.

Cruzo la ciudad en un autobús
abarrotado de anónimos
que en silencio peregrinan
a su muerte diaria.

Quiero tocarlos
quiero darles un abrazo de anónimo a anónimo
quiero decirles que no se preocupen
que vamos a morir
pero que todo esto servirá de algo.
Quiero promover amor,
 para que inhalen vida.

Pero hay algo que no me deja.
Parece que llevamos una señal de stop cosida  en la frente.

Veo sus cicatrices.
Me las veo todos los días en el espejo.
El agotamiento cotidiano es como un árbol obligado a crecer en cemento.

Escucho los llantos de un bebé,
las persianas están bajadas.

Cada lunar de tu cuerpo
es una galaxia.
Exploro las constelaciones de tu espalda.

Aforismos que dan vida para luego quitarla.

Hay tantas formas de amor
como calcetines perdidos en la lavadora.


Incluso hay personas hechas de arena
que se aman entre sí
hasta que el viento las barre.

El polvo vuelve a ser polvo.

Transformo quemaduras en tatuajes.
Pensamientos en palabras.

Somos la magia de Cortázar,
la sordera de Beethoven.
El cuchillo afilado que todo lo corta.

La ventaja del poema es que
siempre hay tiempo para tachar.

Me gustaría hablar de tantas cosas,
de tantas neveras vacías.
De amor en conserva.
Cualquier día aparezco envasada al vacío
para darte un último abrazo.



Hace tiempo que no nos miramos a los ojos.

Sudoración
temblores
espasmos
taquicardia
actitud agresiva:
Hipoglucemia.

A veces solo me ducho
para quitarme el polvo de tres mil años
que se han acumulado
sobre mi espalda de MUJER.

Siempre gustaron las personas sin rostro,
con la cara difuminada.
Porque cuanto más diluido está todo
más veo lo importante.
La soledad son los domingos cuando la cama no se hace,
cuando tienes un vaso de agua en el fondo de tus pupilas.

Cuando te rompes como un árbol para ser papel.
Cuando te rompes como un animal de feria exhibido.
Cuando te rompes como un cristal viejo, una botella usada.
Cuando te rompes como un insecto agonizante.
Cuando te rompes como una silla coja.
Cuando te rompes como la cuerda de un violín.
Cuando te rompes como la niña despojada de su himen.
Cuando te rompes como la casa vacía después del desahucio.
Cuando te rompes como la bofetada del viento en toda la cara.

Cuando te rompes como el océano chocando contra los barcos, las rocas, chocando contra todo el mundo.
Porque el mundo es muchas cosas.
El mundo son muchas personas.
El mundo, está enmudeciendo cada vez más chiquito pero hay que ver como pesa en los bolsillos de aquellos que todavía tenemos conciencia.



Iris Almenara. Ombligo, mundo, raíz. 2ª Edición. Ed. Babilonia, 2017


























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