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jueves, 18 de enero de 2018

¿Dónde estamos?






Julio y agosto de 2016, y julio de 2017, han sido los meses más cálidos en el planeta Tierra desde que hay registros (1880).[1] El año 2016, en su conjunto, fue más cálido que ha experimentado la Tierra desde que empezaron esos registros hace 137 años, según confirmó la Agencia Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) de EE.UU. en agosto de 2017.[2] En 2015, por primera vez, la temperatura promedio de la superficie de la Tierra superó un grado centígrado de aumento con respecto a la época preindustrial.[3] En 2016 rebasamos las 400 ppm de dióxido de carbono en la atmósfera (descontando las subidas y bajadas estacionales);[4] el límite de seguridad, como se sabe, está en torno a las 350 ppm.

Y 2014 fue el primer año, a lo largo de toda la era industrial, en que la disponibilidad de energía primaria per cápita disminuyó con respecto al año anterior[5] (exceptuando shocks del petróleo exógenos como el de 1973-74). Vamos hacia el cénit conjunto de todas las fuentes energéticas no renovables en el decenio de 2030 (si no antes).[6] Por lo demás, lo estamos experimentando durante estos años últimos en España: nuestro consumo de energía primaria ha bajado del máximo histórico en 2005 y 2006, 145 millones de TEP, a 125 millones en 2015 (datos oficiales del MINETUR). Podríamos consolarnos normalizando la situación y achacando este descenso sólo a la crisis económica si ésta y la crisis de recursos no fuesen interdependientes… lo que no es el caso. De la energía disponible para una sociedad depende casi todo lo demás. La energía es “el pilar de las economías humanas”, hallándose estrechamente correlacionado el PIB con la utilización de energía primaria (o energía final).[7] Esta correlación energía-crecimiento es extremadamente fuerte, sobre todo en el largo plazo y a escala mundial, como demuestran los estudios del economista francés Gaël Giraud.[8]

Estas dos dinámicas –calentamiento climático y escasez creciente de energía y materiales, en un contexto de rápido empobrecimiento de la biosfera— están determinando ya, y van a hacerlo de forma mucho más intensa, el destino de los seres humanos en el siglo XXI –que hace tiempo yo vengo llamando el Siglo de la Gran Prueba. Nuestro futuro –no a siglos vista, sino a lustros vista- es “apocalíptico”: nos lo dicen científicos de la NASA de primerísimo nivel como James Hansen.[9]

Nos hallamos probablemente ante las mayores discontinuidades en la historia de la especie humana. El siglo XXI se parecerá poco a lo que hemos conocido antes –y los riesgos son inmensos. “No sabemos qué mundo van a heredar nuestros hijos, pero ya no podemos seguir engañándonos con la suposición de que se parecerá al nuestro”, advertía Tony Judt.[10]





[1] Agosto de 2015 había sido el mes más cálido en el planeta Tierra desde que hay registros (1880), según la Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera de EEUU, que hizo público este dato el 17 de septiembre de 2015; luego fue superado por julio de 2016. Véase Oliver Milman, “NASA: Earth is warming at a pace 'unprecedented in 1.000 years' “, The Guardian, 30 de agosto de 2016; https://www.theguardian.com/environment/2016/aug/30/nasa-climate-change-warning-earth-temperature-warming
Enero de 2016 ha sido el primer mes del año más cálido desde que hay registros, y luego continúa esa pauta de temperaturas récord en febrero, marzo, abril, mayo... hasta completar once de doce meses que han batido todos los récords históricos de temperatura a partir de octubre de 2015. May goes down as Earth's hottest on record: NASA”, 14 de junio de 2016; http://phys.org/news/2016-06-earth-hottest-nasa.html . Véase también https://www.theguardian.com/environment/2016/jun/14/may-marks-one-more-record-hot-month-for-the-world y https://www.theguardian.com/environment/2016/oct/18/2016-locked-into-being-hottest-year-on-record-nasa-says
En cuanto a julio de 2017, véase el análisis de la NASA en https://climate.nasa.gov/news/2618/july-2017-equaled-record-july-2016/
[2] Esa conclusión figura en el vigésimo séptimo informe Estado del clima, liderado por científicos de la NOAA y basado en contribuciones de más de 450 científicos de cerca de 60 países. Véase https://www.climate.gov/news-features/understanding-climate/state-climate-highlights/2016
[3] Anuncio de la Oficina de Meteorología del Reino Unido, el 9 de noviembre de 2015. Véase http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/09/actualidad/1447066103_999102.html
[4] El fenómeno climático de El Niño (que eleva la temperatura de la superficie de las zonas central y oriental del océano Pacífico ecuatorial, lo cual calienta y seca los ecosistemas tropicales, reduciendo su absorción de carbono y exacerbando los incendios forestales) dio un impulso adicional a las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono causadas por el ser humano, con lo que 2016 fue el año en que se superaron las 400 partes por millón durante todo el año en el registro histórico de la estación de Mauna Loa (Hawai), creado en 1958. Véase Richard A. Betts y otros, “El Niño and a record CO2 rise”, Nature Climate Change (2016), publicado en la red el 13 de junio de 2016, doi:10.1038/nclimate3063; http://www.nature.com/nclimate/journal/vaop/ncurrent/full/nclimate3063.html
[5] “En 2014, como destaca el informe anual de BP, la producción [de energía] ha aumentado solo el 0,9%, un hecho insólito fuera de períodos sin crisis económica grave. (…) Este aumento del 0,9% está por debajo del de la población mundial, lo que se traduce en una menor disponibilidad energética per cápita, un probable cambio de tendencia secular…” Juan Carlos Barba, “Hemos chocado con el iceberg y aún no nos hemos enterado”, blog “El gráfico de la semana” en El Confidencial, 19 de junio de 2015; http://blogs.elconfidencial.com/economia/grafico-de-la-semana/2015-06-19/hemos-chocado-con-el-iceberg-y-aun-no-nos-hemos-enterado_892175/
                Véase también Gail Tverberg, “World GDP in current US dollars seems to have peaked; this is a problem”, en su blog Our finite world, 14 de agosto de 2017; https://ourfiniteworld.com/2017/08/14/world-gdp-in-current-us-dollars-seems-to-have-peaked-this-is-a-problem/ . La autora observa: “Sorprendentemente, este pico de consumo ocurrió antes de que los precios del petróleo y otros precios de la energía se derrumbaran, a partir de mediados de 2014. Con estos precios más bajos, normalmente pensaríamos que los consumidores podrían permitirse comprar más bienes energéticos por persona, no menos. El consumo de energía per cápita debería aumentar con precios más bajos, a menos que la razón de la caída de los precios sea un problema de asequibilidad [affordability]. Si la caída de los precios refleja un problema de asequibilidad (los salarios de la mayoría de los trabajadores no son lo suficientemente altos para comprar los bienes y servicios hechos con productos energéticos, como hogares y automóviles), entonces esperaríamos el patrón que estamos viendo hoy: bajos precios de la energía, junto con la caída del consumo per cápita”.
[6] Emilio Santiago Muiño, No es una estafa, es una crisis (de civilización); Enclave de Libros, Madrid 2015, capítulos 6 y 7.
[7] Nathan John Hagens, “La energía como pilar de las sociedades humanas”, en La situación del mundo 2015 (Un mundo frágil), Icaria, Barcelona 2015, p. 45-49.
[8] Giraud defiende que puede demostrarse empíricamente que la sensibilidad del PIB ante la variación del consumo de energía no es el 10%, como señalan la teoría económica estándar, sino del 60%. Una interesante entrevista con este economista en http://crashoil.blogspot.com.es/2014/05/entrevista-gael-giraud.html
[9] James Hansen, “Game over for the climate”, New York Times, 9 de mayo de 2012.
[10] Tony Judt, Ill Fares the Land (2010), traducido al español con el título Algo va mal; citado en Ricardo Almenar, El fin de la expansión, Icaria, Barcelona 2011, p. 139.




 Jorge Riechmann. ¿Vivir como buenos huérfanos? Ensayos sobre el sentido de la vida en el Siglo de la Gran Prueba. Ed. Catarata, 2017

Fotografía: Carmen Lourdes Fernández de Soto


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