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martes, 9 de enero de 2018

LA CASA



A Teresa, mi hermana

Nítidos, nos tocamos el humo de las manos
y se endurece
en un obelisco del gesto.

Está claro que juntos pisaremos
los astros de la acera,
esa luz que se aleja
hundiéndose en los charcos.
Está claro que es nuestra la memoria.
Son nuestros los destinos contrariados,
pero también variados tránsitos
razonablemente felices.

La vieja casa nos espera abierta
sobre una mirada reciente.
Es ella quien nos mira.
Nosotros somos
su espontánea trascendencia;
su efímera memoria, quizá no transmisible.

No espero algún tesoro de los cuerpos que fueron.
Pero acuérdate,
nuestros nombres serán la luz
que desde aquí siempre fue nuestra.
Serán el mar con la sangre que lo conduce
a través de sus reverberaciones.

Sí, desde aquí seremos
nosotros mismos,
con una insistencia sonámbula.


José Juan Martínez Ferreiro. De “Las páginas del agua” (Ed. LUPI, Bilbao 2017)


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