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martes, 13 de febrero de 2018

7 poemas de POEMAS A MILENA de JOSÉ CARLOS ROSALES



PUNTO DE PARTIDA


Tú vienes de otra parte, yo vivo en otra época,
y ahora estamos en tierras que, al ser tierras de nadie,
nos sugieren espacio y aventuras, regreso.

Tú quisieras quedarte, yo pensaba emigrar,
pero sólo miraba los horarios o el rumbo
de los barcos que nunca fondearon aquí.

Me sentaré a tu lado, me dormiré contigo,
pues quedarse contigo es marcharse muy lejos:
tu mirada me aparta de este clima cerrado,
tus palabras me dicen aquello que no dije.


(De Poemas a Milena, 2011)





TIEMPO LARGO


Me estoy enamorando, todavía
me estoy enamorando. Ya lo sabes,
soy muy lento, la prisa no me gusta,
no es buena consejera: cuando quiero
una cosa, la miro y, si es valiosa,
me acerco muy despacio, nunca escojo
el camino más fácil. Llegar antes
no sirve para nada, lo que quiero
es llegar para quedarme, llegar,
llegar sin contratiempo. Ya lo sabes,
todavía me estoy enamorando:
más lejos llegaré cuanto más tiempo
gaste en llegar, porque el tiempo gastado
ahora no será tiempo perdido.


(De Poemas a Milena, 2011)






LAS FOTOS DEL PASADO


Cuando miro las fotos en las que tú no estabas,
me parece que miro fotos desconocidas,
fotos de un tiempo raro, el tiempo donde estaba
un hombre que tenía la misma voz que yo,
también el mismo nombre, fotos imprevisibles
o lejanas, escenas de una vida que tuvo
escasas travesuras, ninguna analogía.

Miro las fotos del pasado y compruebo
cómo entonces mi vida era sólo una serie
de ociosas tentativas, la herencia interminable
de un círculo que iba cerrándose, muriendo.

Aquel hombre era yo, pero aquel hombre era otro,
un hombre que esperaba, sin saberlo, tu nombre:
y, ahora, cuando las miro, esas fotos me traen
noticias que no entiendo, memoria indescifrable.


(De Poemas a Milena, 2011)






Tus sandalias están en una caja


He visto las sandalias que usabas en el Cabo
de Gata aquellos días de agosto o de septiembre:
estaban en su caja y, olvidadas, tenían,
después de tanto tiempo, indicios de un verano
netamente feliz: granos de arena alegre,
huellas de sol azul.

Esta mañana he visto tus sandalias y estaban
esperando que fueras para hacerlas vivir;
pero llueve con furia y al verano le quedan
largos meses de nubes y borrascas. Estaban
tus sandalias tan solas que el otoño se ha vuelto
aduana o presidio, zona de paso, jaula.

Perdidas en el fondo del cajón de un armario
tus sandalias esperan lo mismo que yo espero:
andar sobre la arena, sentir la piel del aire,
que tus pasos nos lleven lejos de aquí mañana.


(De Poemas a Milena, 2011)






En el puente de Brooklyn


Hemos cruzado el puente que hemos visto
tantas veces y vemos que las fotos
o el cine no resumen una mínima parte
de la vida que late en este sitio,
sitio de paso, puente, fantasía
para borrar el agua o la distancia.

Hemos cruzado el puente muy temprano,
lo hemos hecho despacio y hemos visto
las noticias y huellas de la gente
que trabajaba aquí, de sol a sol,
persiguiendo un sueño inalcanzable,
borrar el agua, unir lo separado.

Hemos cruzado el puente y no hemos dicho
ni una sola palabra,
las palabras que estábamos pensando:
no hace mucho que otros
lo cruzaron corriendo bajo lluvia de polvo,
amenazas, peligro.

Lo cruzaron huyendo
y hasta que ves las cosas no se sabe
lo que las cosas son: hasta que no miré
mis pies tranquilos junto a tus pies descalzos,
suspendidos y quietos sobre este mar grisáceo,
no he sabido que el mundo
es un milagro frágil, como el puente de Brooklyn,
como todos los puentes que en la vida hemos hecho.


(De Poemas a Milena, 2011)






LAS ALAS DE UN PÁJARO


Pienso en ti cuando miro la belleza
de las cosas minúsculas: las alas
de un pájaro que vuela o el silencio
de una piedra apartada del mundo.

Pienso en ti casi siempre. Pienso en ti
sin saberlo. Voy mirando las cosas,
y cada cosa trae alguna cosa tuya,
y todas juntas son lo que tú me has traído:
movimiento y reposo, la certeza
de saber lo que tengo.

Cuando miro las cosas minúsculas del mundo,
te miro a ti: te miro
cuando miro la belleza del mundo.


(De Poemas a Milena, 2011)





ÚLTIMO MOVIMIENTO


Todo está, todo sigue,
parece que las nubes
se mueven o que el aire
las mueve, no se sabe
cuándo las mueve el aire,
sólo sabes que el tiempo,
corazón sin destino,
no se salva, o se salva
con el último verso:
todo está, todo fluye.



(De Poemas a Milena, 2011)



José Carlos Rosales. Un paisaje. Renacimiento. Sevilla, 2013

1 comentario:

  1. Hay poemas que me provocan unas irrefrenables ganas de querer. Tan irrefrenables que acabo queriendo.

    "...hasta que no miré
    mis pies tranquilos junto a tus pies descalzos..."

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