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jueves, 17 de mayo de 2018

4 poemas de EL ANGEL DE LA TEMPESTAD de JAVIER DÁMASO



Día de la poesía, 2016


“la vida que destruyen manchados de inocencia”

Miguel Hernández



¿De qué sirven los “días de”?

Hoy,
21 de marzo de 2016,
“día de la poesía”,
“día contra
la discriminación
racial” y “por el síndrome
de Down”.
¡Día tres veces “de”!

Lo que llevamos
en nuestros cromosomas.
Todo lo que llevamos.
La poesía y el odio,
el desprecio y la consideración,
la solidaridad y el oprobio.
Un día “de” para cantar a la
flor del cerezo y al ave
que vuelve de sus
migraciones del Sur.

Regresan los pájaros
y dejamos ahogarse a los náufragos
en el mar. Escondemos
al extraño, le privamos
de trabajo, excluido,
aunque ya no lo llamemos
anormal.

Pero a cambio,
seguimos tildando de putos
negros, putos moros
o chamacos
a quien viene sólo
a buscarse la vida
como nuestros viejos
migrantes del campo
a la ciudad.
De ahí venimos todos.

Un día “de” para ahogar
nuestra miseria
humana y cantar
a algo más
que a las flores.

Es lo que hay,
ahora que sabemos
que nuestras instituciones
europeas no miran más
que por el ojo
de su culo.

Perdonen ustedes,
me disculpen,
pero la ira
es también una
palabra poética.

Y hay que decir
frases inconvenientes
en estos días “de”
para que no sirvan
sólo de autobombo
a sinvergüenzas.

Hoy,
21 de marzo de 2016,
“día de la poesía”,
“día contra
la discriminación
racial” y “por el síndrome
de Down”.
No podemos decir menos
que lo que escupe
nuestra lengua,
nuestra boca poética,
nuestra rabia,
nuestra ira.


                                                            Foro romano


Tantas victorias,
                              tanto emperador,
                   tantos cadáveres,
                                   arrastrados detrás
y debajo de
                      tus arcos, templos,
                                palacios, columnas,
debajo de tus piedras,
                                 hoy muertas, calladas,
                            sepultadas.


¿Qué pueden hablar
                              de muerte y destrucción?
¿Quién devastó Roma?


¡Vengan e imploren
                      por los muertos!

El Imperio
                  mató cristianos.
Una amenaza
                   que se extendió
                                     como carcoma
disolviendo su dominio.

El Imperio
                  mató cristianos,
                                            sí.

¿Y qué hizo?
        ¿No se bautizó,
                        creyendo
               que con ello
                                salvaba su poder?
Y así todo fue
                     convertido en nada.

Todo aniquilado,
                            borrado casi.

¿Pero fueron
                     los bárbaros?
¿En verdad fueron
                                los bárbaros?

No, no fueron los bárbaros.
        Su devastación
                            llegó
                              hasta donde pudo.

Pero la destrucción
                          de Roma.
su completa
                  destrucción,
llena de odio,
                        no fue de allí
                                           de donde vino.
Otro imperio
                      suplantó su lugar,
otro imperio,
                       de nuevos pontífices.


Programa económico



El modelo económico
del gran economista
liberal
era como su vida afectiva
en los últimos años
de carrera:
una novia formal
de derechas
y una amante de izquierdas.
Había externalizado el gasto
frente a la generación
de su padre.
Se ahorraba el coste
del prostíbulo.



La catástrofe


“Nada se puede contra el ángel”

Jorge Guillén, Clamor


¿Y qué habrá que quemar para poder volver?

¿Dónde quedará el camino que hay que desandar?

Deambulamos en la noche cerrada como ciegos
hacia un precipicio. Nuestra sensatez no es más
que la rutinaria reiteración de nuestros hábitos.

Creemos acertar con la cordura desquiciada
que marcha como una cuerda rota de reloj.

Persistimos como mulas tercas habituadas a una senda
o escapamos al modo de animales desbocados sin destino.
Carentes de conciencia del rumbo y el final.

Seguimos un mapa equivocado.

El amor es un deseo sediento que vuela como un pájaro.

Nuestro desenfreno es la rueda del ingenio
de una torpe fábrica de dinero dislocada
que no aprovecha sino a unos pocos.

Vendemos sentimientos y compramos
las horas perdidas al por menor.

Quisiéramos volver al tiempo de la infancia,
donde todo era sencillo, brutal pero sencillo.

Hemos perdido el significado de la vida
y el sentido de la muerte…
la noción de lo grande y el valor de lo pequeño.
Todo se rompió como un cántaro frágil.

Y estamos aquí, ciegos y sordos, en medio del desastre,
incapaces de ver al ángel que nos sigue y nos advierte
y observa con desesperación esta catástrofe,
esta vorágine que nos conduce hacia la nada.


Javier Dámaso. El ángel de la tempestad. Ed. Páramo, 2018

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