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martes, 8 de mayo de 2018

5 poemas de EL CANTAR DE LOS OFICIOS de CARLOS VILLALOBOS







Dios, la tejedora

A las tejedoras

No se sabe a cierta quién armó la luna
el sol y los cometas,
quién la luz de las galaxias,
los astros y el diluvio.

Se sabe, eso sí, que nada es deriva,
y que todo tiene fuertes hilos de silencio.

Dicho esto, es fácil atinar la premisa de este enigma:
Dios es una araña.
Dios es diosa de pabilo y aguijón tejiendo.

Ergo,
al principio era el caos de las hebras y la lana.

Ergo,
al principio era la oscuridad del nudo sin pies y sin cabeza.

Y he aquí que vino Dios, la Diosa, y tejió con su mirada el Orden:
Ató el polvo al agua, el viento a las esporas,
el colibrí a la luna y el pez a las estrellas.

Dicho esto, es fácil atinar la premisa de este hallazgo:
Un tapete es el Universo.
Un pañuelo de seda es el Universo.
Una alfombra de persas seducciones es el Universo.
Un huipil de antiguas ceremonias es el Universo. 

Dicho esto, es fácil atinar la premisa de este misterio:
Las tejedoras tiene el don de revelar el fuego y la semilla,
saben dónde el parto y la tumba de los soles,
dónde el mundo moribundo y la osamenta,
dónde el huevo y el alma de los saurios.

Las tejedoras tejen mares marinos de amar los mares.
Tejen besos, muslos, los incendios y la lluvia.

Un enorme telar de puntas sin final es el infinito.





La alumbradora de la luz

                                   A la memoria de Jacoba González, la partera de mi pueblo.
                                   A las parteras.

Sus manos de mano madre
al mar alumbran cuando rompe
la fuente de la vida.

Los recién nacidos llegan llorando
y aún no saben si son pez,
pájaro o felino.
Pero ella los calma
nombrándolos niña o niño.

Es ella la que sabe
cómo se cortan los íntimos
cordones que unen el fuego con el agua.

Es ella la que le enseña a la luz a ser luz
cuando es todavía una pequeña
sombra en el vientre de las madres.

Es ella la que prepara el canto para
que despierte el alma de los niños.











El espejo oculto

A los recolectores de la basura


Por aquí pasan dos veces: lunes de fijo
y jueves salvo la Semana Santa.
Yo les dejo el asco, mi carroña
y toda la verdad de todo
en paquetes de silencio.

Ellos vienen, no preguntan,
y recogen este rastro de mi sombra.

Ellos vienen y se llevan
todo el polvo que le arranco
a lo que pienso.

Ellos vienen y tiran al camión
de la basura
las huellas que vomito por el alma.

Ellos vienen y recogen
uno a uno mis pecados.

Pasan por aquí temprano,
no preguntan
y se llevan mis olores,
los avisos de la muerte
y todas las palabras
que le sobran al poema.

Ellos vienen y se llevan
este espejo que ocultamos. 








Afilador de colmillos


A los afiladores

“El afilador de cuchillos no viene en bici desde su casa, viene de otro tiempo”.   Luis Chaves


Es curiosa y casi loca esta manía
de andar de puerta en puerta
preguntando por el filo de las cosas.

Es curioso, pero es cierto:
paco a poco los puñales van perdiendo
su donaire,
y de tanto morder maderas
los serruchos, diente a diente,
se desgastan la finura,
y de tanto cortar los hilos de la vida,
yarda a yarda,
las tijeras van perdiendo el apetito.

Es por eso, que sí, que desde luego,
que venga y toque el timbre
el hombre de amolar cuchillos,
que afile todo en la cocina,
y de paso afile el ojo,
la lengua y el oído.

Que sí, que pase
y que lo afile todo:
el espejo que perdió el encanto
el reloj que se cansó del tiempo,
los colmillos de la historia
que dejó el olvido en el olvido.

Que sí, que entre, desde luego,
que traiga la piedra de afilar y el esmeril
y deje con todo el filo de besar
el beso
que hace tiempo no besaba
con locura.





Carlos Manuel Villalobos, Costa Rica, 1968. 

Profesor de Teoría Literaria y Semiótica en la Universidad de Costa Rica. Doctor en Letras y Artes en Centro América, máster en Literatura Latinoamericana y licenciado en Periodismo. Ha sido ganador del premio Arturo Agüero Chaves (1993), premio de la Editorial de la Universidad de Costa Rica (1999) y ganador del Certamen Literario Brunca (2014). Entre sus publicaciones literarias están Los trayectos y la sangre (1992, poesía); Ceremonias desde la lluvia (1995, poesía); El libro de los gozos (2001, novela); El primer tren que pase (2001, poesía); Tribulaciones (Guatemala 2003, cuento), Insectidumbres (2009, poesía); El ritual de los Atriles (2014, disertaciones); Trances de la herida (México 2015, poesía) y El cantar de los oficios (2015, poesía).



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