Impasible
contemplo la invasión de cucarachas
y la danza de los cazadores del rinoceronte blanco
luciendo en sus cabezas
cuernos
de la noble bestia.
Estúpidos creyentes
en la docilidad
ante el acechante colapso
que se avecina
para acabar con
la última mandarina
sobre la tierra.
Dicen que las cucarachas
sobreviven a casi todo.
Los hombres y mujeres
pobladores de este planeta,
no siendo cucarachas,
musitamos de cuando en cuando
una plegaria de amor
esperando conjurar la
cercana catástrofe.
Sin embargo
todavía es posible
contar la historia
de un sólo átomo
que viajando de aquí para allá
conoce y es parte de la fotosíntesis
y su maravilloso devenir caótico,
a punto de ser interrumpida
por los bárbaros.
No los perdones Señor
porque bien saben lo que hacen.
Carbono eres
¿y en carbono te convertirás?
No me respondas ahora
hazlo cuando las cucarachas
invadan tu ciudad
y el inocente
rinoceronte blanco
no aparezca más en el horizonte.
Será entonces el tiempo
de la última
carcajada de la cumbancha.
Espero vivir
para contarlo.
Manuel Martínez Morales
Cuándo sucedió... Mira la vieja colilla, apenas un filtro ha tiempo consumido en la comisura seca del rostro alelado y expectante.
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