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jueves, 8 de noviembre de 2018

PORQUE SE APAGARON LAS LUCES (dos fragmentos)






Si las cosas son intangibles … bien!
No es motivo para no desearlas ---
Qué tristes los caminos, si no existiera
La presencia de las estrellas
Mario Quintana


El día 29 de Enero de 2018, caminando por la calle, la luz de la vía pública, de las tiendas y casas  se fue. Y el cielo, por unos minutos, fue la única realidad.

*
Porque se apagaron las luces,
esas farolas exhaustas que
ya no envuelven sueños a la hora de cerrar los comercios
– y, oh mi vida!, que ya ni tienen hora de cerrar los comercios -
porque se apagaron las luces,
la oscuridad me devolvió el cielo de la infancia;
pero no sólo me devolvió el cielo de la infancia,
también el cielo de todas las infancias
incluso la infancia del mundo.
Porque se apagaron las luces.
Porque se apagaron las luces
durante un pequeño instante,
durante un momento de nada,
durante una insignificante fracción del Tiempo,
porque se apagaron las luces,
sólo porque se apagaron las luces
Canis y El Carro aparecieron
como resucitados, elegantes en el desfile perpetuo
de los universos, encendidos como llamas que
para siempre existieran incluso en la oscuridad de las
oscuridades,
incluso en la búsqueda antigua de las tierras que
prendían fuegos y tempestades,
incluso en esa tiniebla sesgada que no deja entrever nada
cuando muere la tarde y las luces se encienden, las otras luces,
artificiales, frías,
púlsares de plástico,
quásares anodinos,
y los hombres regresan a casa cansados y sin ojos,
cansados y sin llamas,
cansados de nada trascendental y de formularios banales
donde llenan la desilusión y el desencanto de los días iguales,
y de trabajos cansados
y de minerales vírgenes traídos a la superficie
y de divinidades antiguas y temor a las hipotecas
y de silencios del hogar donde ya nada habita,
sin ojos sin ojos donde destellen claridades,
donde se iluminen los fuegos que iluminarán
las visiones de magos y profetas
y se inflamarán los sueños de quienes se encontraron a sí
mismos
en las más antiguas hogueras del mundo,
y se iluminarán las noches de Ibn Batuta y las de Livingstone,
y las horas de oscuridad en las playas y en los confines
cuando éramos gruta y árbol y baya y liana
y pasábamos la noche en blanco sobre el granito austero
y el sueño era vago e inesperado como un deshielo,
éste cielo que veíamos y hoy ya no vemos,
éste mismo cielo que sentíamos poderoso y hoy ya no sentimos,
cielo sobre nuestra tribu y nuestra caverna y nuestra vida y
cielo, cielo, cielo que
hoy se disuelve en rutas y
rumbos de apresurados turistas,
no las noches en blanco de Geoffrey de Blaie en los
perdidos desiertos que preceden Trípoli
no el amor inmutable de su Condesa,
no las noches que los luceros otorgaban a Ulises en el remo
y a Circe en la playa y a Calipso en la gruta,
gruta para siempre
gruta, fuego para siempre
fuego,
centelleante para siempre,
para siempre,
para siempre porque se apagaron las luces.

*
Porque se apagaron las luces
ahora vemos claramente vemos lo que jamás podríamos ver
si no por ti Bob Kaufman
Allen in Chestnut Street giving poetry to squares
Corso on knees pleading, good eyes
buenos ojos, buenos de verdad,
favorecidos por la oscuridad que les devolvió a la vida antigua,
privilegiados por el oscuro que los recondujo a lo Sublime
interminable,
a las cosas ocultas tan bellas de antaño
como castillos elevados en las altiplanicies
días pasados y noches disipadas
sinfonías de planetas donde todo y nada corrían de la mano
¡mira, mira! La Osa Mayor!
Mira, mira, la Dama que montaba las ciervas y viajaba por el cielo!
… ojos magníficos, eternos,
ojos de las primeras horas y de las primeras vidas
capaces de mirar por encima y de ver lo que nadie veía
fragmentos de realidad que son ya la propia realidad
ideas olvidadas en las baladas del otoño
eternas barcarolas volando
todos los abrazos de la primavera
cielo que revolotea
cielo que se desvanece sin nunca desvanecerse
cielo donde residen todos los milagros
escuadrones de ángeles perfilados, Sirius,
fuentes, orígenes, navío incendiados
Polinésias de astros, piratería antigua,
antigua marinería,
estrellas antiguas de antiguas navegaciones,
Cruz del Sur al sol,
todo lo que se obtiene por el sueño
y por las simples observaciones de los montes y de las aguas,
todo lo que no se obtiene por la ganancia, por el lucro, por la
esclavitud,
todo lo que no se obtiene por la especulación, por la usura,
porque tu lo sabías, viejo áspero
with usura hath no man a house of good stone
hath no man a painted paradise on his church wall
seeth no man Gonzaga his heirs and his concubines
no picture is made to endure nor to live with
no man can find site for his dwelling
tú lo sabías
stone cutter is kept from his stone
weaver is kept from his loom
wool comes not to market
sheep bringeth no gain with usura
usura blunteth the needle in the the maid's hand
and stoppeth the spinner's cunning.
Y nadie vino de la usura
ni Pietro Lombardo ni Duccio ni
Piero della Francesca ni Zuan Bellin' nor was "La Callunia"
[painted.
Nada, nadie.
Came not by usura Angelico; came not Ambrogio Praedis,
No church of cut stone signed: Adamo me fecit.
Usura slayeth the child in the womb
It stayeth the young man's courting
It hath brought palsey to bed, lyeth
between the young bride and her bridegroom
y ningún dintel de oro nos da el destino que soñábamos
ni siquiera la formidable emoción cósmica de una luna llena
y la sorpresa de un cometa audaz
y ninguna ambición nos muestra las estrellas que están más allá
[de la vista
y la visión que seguro habrá más allá de todas las estrellas
y ninguna codicia surca con las naves del cielo entre paraderos
[remotos
lugares allá donde duermen todos los sueños que tuvimos un día
y
que un día se fueron
no sabemos dónde ni para dónde
ni porqué, si eran tan bellos
ni porqué nunca, jamás, volverán
Escorpión, Aries, satélites de satélites,
el ardiente Toro, el celeste toro, el manso toro
Ibn Majid sin dormir al timón de las carabelas de Gama,
y yo aquí mudo.
Yo aquí mudo ante la perfección de Todo.


Fernando Cabrita. Porque se apagaron las luces. Ed. Las hojas del baobad. 18. Stabile & Studillo, Editores. 2018

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