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jueves, 7 de marzo de 2019

2 poemas de VIEJOS de TIRSO PRISCILO VALLECILLOS

 

 

De niño a niño


Mi móvil me pregunta si quiero subir una foto
ahora que acabo de entrar en Media Markt
y, automáticamente, mis ojos se abren como objetivos.

Recuerdo —quizás imagino— a mi padre disfrutando
con cada uno de mis descubrimientos...
y la sonrisa desplegada en su mirada. 

Que no sé cómo decirte
que no volvería atrás para estar contigo:
que lo que me gustaría sería traerte
y dejar que el GPS nos lleve a algún lugar,
buscar tu complicidad cuando mi Apple Watch
diga que ya hemos caminado un kilómetro,
llamar por Skype a tus nietos,
presentarte al nuevo ascensor que habla
(a veces, incluso dice cosas interesantes).

Ver y oír todo en tu rostro
como aquellos años
en los que tú viste y oíste a través del mío.




 

Un hombre me mira orgulloso, me abraza y llora


Hay cosas que uno no se cuestiona de pequeño
cosas que suceden porque son así,
como lo del hombre bueno
que te obligaba a parecerte a él
ese hombre que sentaba a su mesa a extraños
ese hombre que ahora, de nuevo, tienes delante.

A veces me cuesta entender la realidad:
mis palabras son nenúfares poliédricos
y nadie sabe qué se esconde debajo
y mis sentidos son verdes promesas
que descansan sobre una existencia estancada;
solo en contadas ocasiones aparece la luz
atravesando el tiempo como una espada láser.

Hoy he salido en bicicleta y en Estébanez
he conocido a un hombre que todavía te recuerda:
ya sabes cómo son los pueblos...
Alguna vez lloraste, como cuando me hice maestro,
y hoy veo la misma mirada en este anciano
este que un día se sentó a tu mesa
me mira orgulloso, me abraza y llora:
me ha hecho entender que en los ojos de las personas
caben las miradas de aquellos
a los que en algún momento
miramos directamente a los ojos.

 

 

Tirso Priscilo Vallecillos. Viejos. Ed. Huerga & Fierro, 2019

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