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viernes, 22 de marzo de 2019

Poema para Spot, (que debe ser perro toda la vida)




Para aquellos que aman a los perros. Y para aquellos que no



… y el perro mira a los hombres que hablan de sus cosas

de motores y altos cilindrajes y pagarés sin pagar

y de sus negocios de hombres y de sus vidas envueltas

en prisa y demasiada irracionalidad,

sentimientos que el perro no entiende

solamente se da cuenta – o lo supone –

que de vez en cuando lo miran

incluso cuando solamente miran

no más que la vieja distancia, la tristeza y el vacío de los días que han pasado

y su cola se columpia

como si quisiera decir algo

alguna frase

una simple idea

alguna cosa como descuida

no es tan malo, estoy seguro

no puede ser tan malo

El perro es libre precisamente

porque tampoco eso sabe

y su libertad es tan intrínseca

como el deseo del hambre en su vientre y tan externa

como una gota en su hocico

o el pelo enrollado detrás de las orejas

cosa que él siente sin tener que preocuparse demasiado

perro destinado a ser no más que perro

y feliz por eso

sin planes de vida

sin aguardar a una novia núbil

que le salude desde la barra de un bar

perro que ha sido lozano y no le importó si tuvo acné

o cualquier garrapata durante la primera primavera

perro sin ambiciones de asistir a una Universidad

a menos que allí tenga amigos que le den las sobras de la cantina

o un campamento de verano

o un círculo de lecturas a donde van los poetas tristes a decir

sus versos aún más tristes

perro como debe ser meneando la cola olfateando

mirando el viento distante a la expectativa

de algunos olores sugestivos

mirando las cosas y a las personas que el paisaje mueve

mirando como si fuera un marinero en la gavia

como un navegante renacentista consultando

los mapas genoveses al salir hacia el más lejano de los mares

El perro nunca ha oído hablar del portulano Mediceo Laurenziano

ni tampoco supo quién ganó ese partido

quizás una final

que cada semana

los señores expertos discuten en radio y televisión insultándose

ni ha leído jamás Las Siete Rosas de Celán

ni se molesta en averiguar quién es ahora mismo

el Papa

o que rumbo elegir para el próximo viaje

o lo que después de todo es un viaje

y si los hoteles están completos

e incluso si acepten Visa a punto de expirar

pues todo él es ya un viaje de cuatro patas y un

motor natural de muchas velocidades que

trabaja en partidas y paradas repentinas

pero es feliz si siente que los hombres que hablan

están felices y

concede su espalda a aquellos que quieren acariciarle

y lo hace sin preguntas

y late cuando piensa que es buena ocasión para eso

Su mundo es de una compleja sencillez

y ahí hay gatos que pasan

sueños que nunca narró a nadie aunque a veces tenga ganas de narrarlos

y un árbol que siempre olfatea para conectarse con el universo

que está dentro del árbol

o por lo menos alrededor del árbol

y que cada día huele como un planeta y otro planeta, nunca el mismo y

es un perro sin horarios que nunca tuvo curiosidad por entender

esas cosas redondas con símbolos que adornan las iglesias y

el edificio del Ayuntamiento y

las muñecas de los hombres que hablan

donde giran unos hierros cortos lanzas como esas

que utilizaban los vigilantes

y que a veces están clavadas y más grandes en cercas de jardines

para que él no entre

y su existencia se rige por el equilibrio diverso de los días y

de las noches

y la sucesión de días soleados y días de lluvia

y del camino que conoce y de ese que desconoce y que sin embargo conducen

ambos al mismo lugar encantador donde habrá

sin duda algo nuevo para husmear y algún otro árbol donde

se ocultará todo un universo enterito para empezar

y un archipiélago de sonidos y voces incomprensibles pero alegres

y la hierba que invita al sueño y la pereza

y es por eso que él es un perro pero es improbable que pueda ser algo más que un perro

perro como ese de Ferlinghetti o uno de esos

que también existen y que Álvaro de Campos cantó mientras

miraba afuera las calles y las tiendas

y es un perro como una rosa es una rosa

como una estrella es una estrella

o un hibisco es un hibisco

o un cráter es un cráter

y por eso él mira a los hombres que hablan de sus cosas

y de sus motores de altos cilindrajes y pagarés sin pagar

y de sus negocios de hombres y de sus vidas envueltas

en prisa y demasiada irracionalidad

y menea su cola porque afortunadamente esos hombres le gustan

francamente le gustan

pero no consigue comprenderlos




Fernando Cabrita
Olhão, 13 de maio de 2016
Fotografía de Juan Sánchez Amorós



1 comentario:

  1. Ningún perro ha pretendido ser nunca algo distinto a un perro... Por algo será...
    (La perfección no se cuestiona)

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