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martes, 7 de enero de 2020

7 poemas de BEGOÑA ABAD




Escucho a un político explicar
cómo  cerrará una empresa
y dejará a mil doscientas personas en la calle.
Sus palabras hábiles, elegidas, complicadas y equívocas,
me hacen dudar sobre si cerrará la empresa
 o nos está salvando la vida.
Pienso si yo seré capaz de decir a mis hijos,
con la misma habilidad,
que esta noche  ya no hay nada que cenar
y que mañana se me termina el paro.


***


Ahora que sé que los reyes son los padres
y que los padres no siempre son un refugio seguro.
Que en realidad los reyes no existen
y los que existen saquean en nombre de la ley.
Ahora que he agotado el asombro
ante los periódicos que también mienten
y los jueces que se cobran venganzas, con la toga al cuello.
Ahora que parezco más aislada que nunca del tiempo real
y que no sé manejarme en el virtual,
aquí me tienes, delante del papel,
escribiéndote a ti que también buscas
 instrucciones de uso de otro mundo posible
y el ancla segura de un poema.


***


Harán de nosotros un atajo de odios
sacarán nuestras vísceras al aire
nos lanzarán a unos contra otros.
El miedo crea confusión
y olvidaremos quién es el enemigo.
Mal de muchos, consuelo de tontos.
No defiendes el carro de comida que se llevan
para dar de comer  a los que ya no tienen nada,
como protesta contra los que roban a manos llenas,
y si lo defiendes como si la empresa fuera tuya,
no esperes privilegios por ello,
serás una más en el paro
si coges una baja o si te preñas.
La conciencia de clase, eso es lo último
de lo que  deberíamos desprendernos.
Entonces sí habremos perdido todas las batallas.


***


EQUILIBRIO

El mundo se inclina peligrosamente
hacia su lado peor, me temo.
Tendré que poner mi mundo
justo al lado contrario, para equilibrar.
Y no me vale lo de que yo no peso lo suficiente,
cada uno de los insuficientemente pesados
pueden sumarse
y si de algo estoy convencida
es de que somos muchos más.


***


Asisto con estupor, entre almohadones,
a un tiempo desterrado de cordura,
a una desnaturalizada madre
que siempre nos dijeron, era la patria,
que aborta, una y mil veces,
decenas de criaturas desamparadas
en medio de un desierto de nadie.

Asisto impotente, incrédula, al espanto
de seres que nadie reclama,
de seres que caminan y lloran
desesperados hijos de nadie.

Permanezco en mi cómoda butaca
incapaz de hacerlos desaparecer,
también yo, de mi existencia,
a golpe de mando a distancia.


***

Si las palabras sólo sirven para atar,
para rellenar vacíos,
para aparentar cercanía,
para nombrar objetos inútiles,
para engañar, para mentir, para tergiversar,
reniego de ellas, me acojo a los silencios
en los que podamos escucharnos.


***


Todos los días tomo mi dosis,
ni uno solo lo dejo pasar.
Amarga medicina esta realidad,
pero imprescindible para no olvidar
qué está pasando.





Poemas de Begoña Abad en: José María García Linares. 'Nacer para aprender, volar para vivir. Un acercamiento a la poesía de Begoña Abad'. Ed. Pregunta. 2019

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