Qué quedó en el cielo de nosotros,
qué ojo de dios nos alentó a seguir,
contra todo pronóstico.
Qué días aciagos terminaron,
qué quedará en la tierra sin nuestra voz,
qué abrazos sin dar quedaron muertos.
Qué sueños empujados por el viento
se olvidaron de crecer como dioses nuevos.
Qué lunas llenas, copas de vino y manjares
no pudieron celebrarse entre nosotros.
Qué quedó en el cielo de nosotros
sin nosotros, amor,
qué quedará mañana de nosotros.
Magnífico y sorprendente
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