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sábado, 18 de julio de 2020

SILITHUS de ENRIQUE FALCÓN -fragmentos II-





Mitad réplica, mitad alargamiento
eran la escombrera de la historia,
mundo que pronunciara su aborto
sobre un mar progresivamente ácido.

          (Los mitos,
          los mitos del pasado son los mitos del futuro,
          peso de una civilización
          de ingesta y caza):

Estos
informes no se cincelaron
para ningún tiempo presente ni para ningún tiempo futuro
hablan
a un hermano que ya se hubiera perdido
Le dicen: “tiempo de cólera y tiempo de misericordia,
tiempo para que duermas y también para que clames”
Le dicen: “¡ay de las palabras que, ilegibles,
han hecho internarte en la niebla!”

Adiós   del apaciguamiento en el frío de sangre
Adiós   de la línea mortal entre mundo y blasfemia
Adiós   de las horas que compilan espantos
Adiós   del combate en el comienzo del humo
Adiós   de las palabras y las noches terminales
Adiós   de los exterminios que cambiaron tu nombre
Adiós   del silencio que atándose los zapatos
Adiós   de los sótanos a prueba de gritos
Adiós   de la mentira
Adiós   de los hombres que regresan a casa
             y descubren que viven totalmente solos.

Tiempo de cólera y tiempo de misericordia.


“Sabíamos que en algunas ciudades pequeñas del Anillo Inmediatamente Exterior los hoteles que el turismo había abandonado se estaban convirtiendo en algo que creímos salas de lectura. Sin embargo, los relatos que allí se componían avisaban de una nueva rebelión, quizá la más callada de todas, la que ningún arconte podría luego detener: aquella narración que con toda insolencia compartían, sobre cultivos de plancton, aquellas mujeres imposibles de domar”
(Módim cinco).


Lo Que Aún Quedaba por Cantar

Escuchad:

La primera generación luchó contra animales, abrió caminos en el Paso, comerció con pieles y cuchillos

La segunda generación cantó a los primeros ancestros del alba, inventó para ellos nuevas cadencias, susurró amenazas terribles en los oídos de nuestros sacerdotes

La tercera generación instauró la guerra aún más cierta de Los Límites, perfiló las ciudades con sus cuestas doradas, azotó con fuerza a los mendigos

La cuarta generación desarrolló la matemática, ofreció nuestro poder a la Contabilidad y, tras culminar todos los relatos que legaron los Nombres Conocidos, aprendió a derribar drones

La quinta generación acudió tarde a sus amantes y les regaló hilos y catástrofes, procuró agua en casi todos los campos, amplió la circunnavegación y los ferrocarriles

La sexta generación mendigó el pan ácimo de los menesterosos, elevó rascacielos iridiscentes y creyó después no encontrarse sola

La séptima generación reprimió a los obreros, encendió las hogueras de las luchas negras, destiló perfumes falsos

Y así cantábamos: escondidos como niños en el zaguán del miedo.
Con palabras cuarteadas.
Contra la ira del padre.
Nos narrábamos historias truculentas
apenas perceptibles bajo el ruido de lluvia
y al amanecer, toda vez que apuntalada nuestra propia oración,
salíamos a bloquear las rutas de los carros blindados:
es cierto que niños tan solo esparciendo falsas señales
explosiones pequeñas
con que confundir a los drones de la madrugada,
cortes de cable sugeridos
por las canciones que habíamos cuarteado la noche anterior.

Junto a la escombrera de la historia (la carcasa del mundo)
las Hermanas Mayores nos decían:
“Cantad negras canciones, niños,
vuestras canciones negras, listas para el sabotaje”.

Y nosotros cantábamos cada noche
cantábamos
como pájaros escondidos en un zaguán de miedos.
Contra la ira del padre.

Y contra los carros blindados.


Enrique Falcón. Silithus. Ed. La Oveja Roja, 2020
El libro tiene licencias 'Creative Commons' y, se puede leer completo en (https://silithus-falcon.blogspot.com/2020/03/silithus-version-de-regalo.html).
 Se puede reproducir sin mi permiso.

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