Páginas

viernes, 21 de agosto de 2020

2 poemas de LAS AFUERAS de LUIS FELIPE COMENDADOR

 

Las afueras,

ese cáncer brutal de las ciudades

donde el bullicio olvida a los sin nombre

más allá del olvido.

 

“Tienes que ir”

–me dijo con los ojos

asomados tan adentro de mí–.

“Tienes que ir a darles esperanza,

aunque sea mentira”.

 

Fui como un niño atento,

con la boca asombrada,

con las manos temblando,

con un miedo caucásico

de no estar a la altura

de todo aquel desastre.

 

Trepaba el taxi viejo por los cerros,

patinaba en las curvas inconcretas,

derrapaba en la arena

y salvaba los ranchitos de milagro.

Yo no era de aquel sitio

ni de aquella miseria,

yo no era de sus rasgos

ni de su hablar pausado,

yo no era de esa mugre de chinches

y zancudos y agua sucia.

 

Se sucedían las casas de plásticos y adobe,

los niños sin zapatos mirando con asombro,

algún hombre sentado con la mirada huraña,

cerro tras cerro, arena.

 

El taxi dijo basta.

 

Trepar era ya el único artilugio

con el que abrirse paso por los cerros.

 

Arriba, justo en la línea gris del horizonte,

puntitos de colores

rodaban por la cuesta hasta nosotros.

Eran niños hermosos

empañados de arena, sin zapatos,

con sonrisas de ángeles sin alas…

 

¡Esa suciedad limpia de los pobres!

 

Sin mediar los prejuicios de occidente,

me abrazaron fortísimo,

me llenaron de besos y miradas de asombro,

hicieron piña en mí, como si fuera alguien,

y ya no fue posible dar el paso siguiente.

 

¡Éramos uno juntos!

 

Sin más, me dieron todo,

todo lo que tenían:

su sonrisa y sus brazos.

 

Yo les prometí un mundo occidental

y un futuro.

 

Les mentí y lo sabía.

 

Les mentí y lo sabían.

 



 ***


Volver de lo que tienes a lo que no tendrás jamás

y quedarte a vivir en esa pausa

como un objeto absurdo

que no hizo nada,

nada.

 

 Luis Felipe Comendador. Las afueras. A Fortiori Editorial. Bilbao. 2020. 2ª Ed.

 Fotografía de Juan Sánchez Amorós

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario