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martes, 6 de abril de 2021

DÍA HÁBIL



Un día dejé la estufa encendida,

a la manera de Plath,

fue un gran absurdo desperdiciar el gas,

tan preciado en el mundo,

y yo, con tan pocas monedas en los bolsillos como anhelos.

Otro día contemplé mi gran caída desde un puente,

pensé en el ruido de mis huesos,

pero temí, sobre todo,

causar un gran escándalo,

demasiado ruido para mí.

En otra ocasión,

como esos deseos de película ante fuentes claras y brillantes,

tomé muchas pastillas de un frasco pequeño y reluciente,

eran para la presión y no sucedió nada memorable

más que un vómito acuoso sobre el piso reluciente de la habitación.

El último día,

siempre hay un último,

comencé a trabajar de 11 am a 9 pm,

un suicidio ejemplar,

sin estertores o manchas 

para arruinar un bello paisaje.

Claudia M. Sánchez Cadena

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