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viernes, 21 de mayo de 2021

Con los ojos cerrados



 

La primera vez no lo fue, ni las otras que siguieron

y como ninguna era igual todas fueron la primera,

aprendí a contener y desbordar mis labios

con el tiempo justo y en la edad perfecta

fui hierba fresca en el lugar equivocado

paraíso perdido en los pliegues de su falda.

 

La primera vez supe - quien lo probó lo sabe -

cómo duelen los besos que no lo son

las manos olvidadas, el frío compartido,

aprendí a perder

a sostener la mirada y cerrar los puños

aprendí a renunciar y entender mejor

la línea roja de las pequeñas transgresiones.

 

En ese bar donde ella cabalgaba sobre mis vaqueros

a golpe de San Francisco y Ducados

comprendí que siempre dos mejor que uno,

el dulce olor a sexo, con quince años recién cumplidos

en el envés de nuestra eternidad.

 

Y poco después, bajo el puedo prometer y prometo

entre carreras, amnistía y libertad

supe que el amor era de un color que no entendía de grises,

y eso nunca es fácil de encajar, porque a veces el gris

se lo come todo.

 

La primera vez no lo fue, así es de corto el olvido

sus brazos fueron otros, su beso un beso imaginado

no hubo adiós ni despedidas

mordió mi lengua y dijo: no seas tonto,

se besa con los ojos cerrados.

 


 Uberto Stabile

 

 

 

 

 

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