LA CINTURA
Algo le pasa a las tardes
que parecen septiembres por llegar.
Algo está fuera de sitio.
Dime quién eres y te diré
quién eres.
Dame la mano.
Susúrrame el aliento,
pellízcame las lágrimas.
La alegría seguirá su camino
de ojo en ojo,
hasta dar con la hoja fúnebre
de alguien que se despide.
El pasodoble de una verbena.
es la música derrotada de la infancia,
la masacre del futuro cogida por la cintura;
un cinturaje prolongado en melodía,
brisa y olor amargo.
Cuando el tiempo se sitúa
se echa en falta el amigo,
el padre, y otras palabras
con que llamar al cariño.
Cuando la vida se corta se necesita
más que nunca la saliva,
hay que curar la herida,
gozar la piel, matar el miedo.
Que el sol tiña de verde la piel,
Es tiempo de volver.
Que la carcoma vuelva a su puerta.
Pellízcame las lágrimas.
LA VELA
“Salvemos al amor de sus paredes”
Ramón Gaya.
Ahora que la urgencia del labio
cedió importancia al beso,
que la caricia vuelve
a la caricia,
que las salivas gritan locas
de mujer,
algo ocurre.
Las nodrizas funden
alas, inflas la luz,
ocurres en la piel.
Caminamos de la mano,
asomados al mundo que no sabes.
Llevas mucho ocurriendo.
Algo se le escapó a la vida;
un caos maravilloso,
una lágrima terrible.
Y mi torpeza sale a tu encuentro
con palabras en la mano.
Son tuyas, por ti nacen,
no tengo otra cosa.
Jonás Sánchez Pedrero. Bulto. Ediciones del Ambroz. 2016
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