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martes, 16 de noviembre de 2021

AMOR AMAR



 

a Pedro Lemebel y Camilo Sesto,

 in memoriam

 

Había guardado aquel beso de fuego veinte años

desde mis veinte años de fuego

en aquel fuego de veinte años consumido hace ya

no sé cuántos amores perdidos

en el doloroso cortejo de las ilusiones,

o en vuelos levantados cuando aún tenía alas

para decirte mis heridas,

y el cielo viraba a sepia o leopardo,

y el corazón mostraba visibles síntomas de arritmia

y bradicardia que era imposible esconder.

 

Había guardado aquel beso cielorraso y arrugado

como una carta con destinatario pero sin destino

cuyo remitente no se deshace de ella

porque así no termina nunca de despedirse.

 

¿Qué son veinte años

para un beso que jamás despegó de mi boca,

para un pájaro siempre sediento

que no sabía esconder sus heridas entre las alas?

 

Beso de veinte años que seguirás siendo una flor extraña,

que morirá un día sin tocar tu boca,

enredado en estas palabras,

recuerdo prohibido que llevo por las calles

como un pájaro ronco cerrado en mi puño.

 

Fue entonces cuando te vi por última vez,

tan mayor, tan diferente

a cuando tenías veinte años

y sin embargo aún hermosa,

como aquellas canciones de juventud

que ya no nos atrevemos a tararear

pero igualmente nos turban y emocionan

porque traen con ellas

la tibieza de la primera vez

que unos labios temblorosos

nos arrancaron de cuajo la inocencia.

 

Ya ves, me siguen faltando alas

para decirte mis heridas, pero…

 

amor, si tu dolor fuera mío

y el mío tuyo

qué bonito sería amor amar.



Antonio Orihuela. En: Voces del Extremo Bilbao / Bilbao Muturreko Ahotzak. Ed. Amargord, 2021

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