Hace ya tiempo que tire todas mis cosas. Las quemé para hacer borrón y cuenta
nueva.
Pero eso no es posible. Los cestos que usas hoy, están hechos de aquellas tramas
y de aquellas urdimbres.
Y sin embargo, continúo adelante, cumpliendo sueños.
No me separo de mis zapatos viejos y sigo andando, divisando a lo lejos, los
caballos de la ira; por los tiempos perdidos, por los sueños rotos, por los
escombros de lo que no pudo ser.
Y sí, quemé mis naves tras de mí. Atravesé puentes, dejé bosques atrás,
enmarañados de telarañas, que no me dejaban avanzar.
El tiempo no es lineal, es circular, es espiral, es ascendente, descendente. Avanza
e incluso puede retroceder. Porque lo que parece que habías dejado atrás, vuelve
con inusitada fuerza. Hasta que lo resuelves.
El «balance» de la vida, esa trayectoria espiral del péndulo, de un extremo a otro,
de un opuesto a otro.
O «la vie en rose», esa visión edulcorada de la vida, que lo hace ver todo de color
de rosa, distorsionando la realidad, superponiendo expectativas a una vida que es
de todos los colores y no de uno solo.
Porque dentro de uno están representados todos los colores del arcoíris, todos
los gustos, el dulce y el salado el picante y el ácido, también el amargo...
Todos dentro de uno. Cada uno aportando lo suyo, pegando tirones, cada uno
para un lado.
Naufragio,
Caída,
Desgarro,
Retirada,
Y aun así
De pie.
De Antonio Orihuela en «Disolución» (El Desvelo Ediciones)
Me caigo
Me levanto
Me vuelvo a caer
Me vuelvo a levantar
Hasta que caiga el infinito sobre mí.
Escuchando...
...Escuchándome
Destilando versos
Desde lo más hondo
Escuchando «la vie en rose».
Queriendo sumar belleza a este mundo dolido.
Escuchándome que he de aportar yo a este mundo (y no es un debería)
Que huella dejare que otros no andarán.
Que semilla esparciré, que el viento pueda llevarla lejos,
Y anide en el corazón que la necesite en ese momento.
Rafael Santana. Diario de una inquietud. 2023
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