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miércoles, 20 de septiembre de 2023

Humana voz


 



A mi madre


Quisiera

que la humana voz

–la pura voz humana–

llegue a hombres y mujeres

antes de que acabe el mundo a cada rato,

sin estrépitos.


Anotar los sonidos angostos,

escribir

palabras-dardo pero palabras buenas;


extraer mi canto de la boca de la calle

con verbos que nacen de la lengua del deleite

y el respeto.



[Desdentar las aristas de la enfermedad,

deletrear los perfumes de la primavera,

versificar cada ángulo de la discriminación,

confinar el desprecio de moralistas,

desvestir a los publicistas del ahorro básico,

suspender las ejecuciones de los cotidianos asesinatos de la dignidad,

doblegar el fusil de los cazadores, desabotonar fronteras,

transterrar hienas.]


Palabras que abran puertas, que erijan puentes,

que sanen, que alimenten


al perro apaleado y abandonado:


al exangüe, al perseguido, al tullido, al barrendero que del suelo retira colillas y mascarillas usadas, a la peruana que cuida a ancianos y apenas puede cuidar a los suyos, al carpintero precario y a la universitaria que subsiste de camarera, a la gitana analfabeta, al mantero negro muy negro, a las kellympian retretes públicos y padecen el síndrome del túnel carpiano, al senegalés deportado en autobús y abandonado para morir en el Sáhara, al moro esclavo en el invernadero, al parado de larga duración, a las violadas y a las que lo serán, a la enferma mental, a las once personas que se suicidan cada dos horas y quince minutos a diario en este país, y al enfermo crónico,

carne de fantasmas a los que no vemos: nos.otros.



Quisiera, ay,

sosegar mi propio insilio,

laborar el lenguaje con voluntad en mano,

quizás de forma no tan lúcida, pero sí limpiamente infatigable.




Practicar –escribir– el amor

con expresión anónima

en un hueco entre los ruidos,


y ser jilguero, tal vez,


pero en sigilo.





ir conjuntando la mirada y el verbo,
este oficio tan de tanteo, tan de sombras
que persiguen la luz como un ahogado (…)

qué desatino necesario

este de transmitir la vida boca a boca,
de defender al árbol como a un hombre
y defender al hombre como a un planeta (…)

defenderlo con onomatopeyas,

con sílabas, palabras.

Palabras nada más (…)

Francisca Aguirre, «Oficio de tinieblas», Los trescientos escalones

Hago versos

porque no sé hacer la guerra. (…)

Si supiera hacer la guerra

engendraría agua con mis ojos

y repartiría lluvia en bocas torturadas.

Pero soy cobarde, señoras y señores, soy cobarde y hago versos.

Hago versos porque es mi forma de hacer amor,

y porque esta guerra está perdida cuando dejamos de ser humanidad.

Lola López Martín, piel adentro vocabulario tierra.

 

Lola López Martín,

Con la hiel en los labios,

Editorial Ultramarina,

Sevilla, 2023.

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