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sábado, 2 de agosto de 2014

CINCO FRAGMENTOS de "TERCA RESISTENCIA" de PACO GÓMEZ NADAL



Resumen de prensa

Infantas nacaradas que se esconden en el regazo de su vergüenza; ciudadanos que trasiegan rebajas como traficantes de sustancias narcóticas que se esnifaran el negocio; ministros que abortan las ideas que nunca han tenido seguros de estar ganando la cruzada contra el enemigo inexistente; poetas secos de vino, preñados de páginas en blanco que no encuentran versos a los que seducir; madres obsesionadas por los lazos con los que condenan a sus hijos; padres que corren porque no se corren, que disimulan su precoz eyaculación frustrada (re) cogiendo la mesa de la casa en la que no habitan; periodistas que olvidaron las preguntas; curas que no conjugan sus perversiones; abuelas pluriempleadas; chulos sin putas a las que sangrar los pezones; niños enganchados a la videoconsola donde despistan su imposible futuro; presidentes que son secretarios; secretarios que van a los juzgados en nombre de los presidentes; piernas que valen los millones que no tenemos y millones de gentes buscando en la basura lo que la televisión no provee.



Tragar a medias

Este cuello resignado a no tragar -entero- es incapaz de digerir las contradicciones de su tiempo -en la inusual coincidencia de que este sea su tiempo-. De frente, la nuez, atorada en el tobogán de las emociones, se mira al espejo buscando alguna imagen razonable, tan solo un poco razonable. A cambio, solo recibe una borrosa plancha de químicos vencidos que producen manchas sinsentido: una piscina con palmera acá, un hombre con sombrero allá, un hambre incontenible en el camino, esta glotonería de bufet libre en las calles, aquel gesto humilde de quien graba para contar al viento, esta estupidez mediática enfrascada en la mentira...

Cuando trato de tragar saliva, una pelota de pelo y pus se atasca justo antes de tomar el último aliento. No sé ya si las cosas son así y me engordo de mirarlas o si debo graparme el estómago para clausurar el conducto de la comprensión.
El Todo, el Todo todo, no existe, y apenas puedo contentarme con buscar en los acaecimientos lo que permita seguir alimentando estos pies sin piel ni uñas que los protejan.

Tragar a medias para vivir entero.




La brecha

Hay una profunda brecha que nos ubica en montoncitos diferentes. Nacemos en un lugar, aunque no es el lugar lo más importante. Son los olores, los sabores, las enseñanzas, los prejuicios y las castraciones, las músicas, las mentiras, las poquitas verdades, el adocenamiento, la tontería, el cariño tal vez. Somos eso y viajar no modifica la esencia, solo cambia el paisaje. Cargamos con nosotros el canasto de las mentiras y las medio verdades y vivimos sin pensar casi nunca en los mundos paralelos que subsisten en los miles de ángulos de esta brecha informe.

Hay instantes en que cruzamos al otro lado, ajeno, misterioso, lleno de símbolos que nos cuesta distinguir, con olores fuertes y palabras entreveradas, con noches de luna compartida y anhelos en contravía. Pasamos y dormimos. Estiramos los pies para que la espalda no duela tanto, para que cargar con los dos morrales no sea tan pesado. Y ahí, asoma la tentación de elegir morral, de vivir en el otro para ser más uno.

Tampoco es verdad, lo sé, pero parece más real. El dolor es profundamente real. La alegría también. Un bareto no logra sacarme de este mal sueño, pero sí me ayuda a ver lo bueno de haber vivido en varios mundos paralelos. Despojarme del mío sería una estupidez, renunciar a los otros, un suicidio. Perder la ceguera no es más que  sentir el dolor ajeno y permitírselo.

La brecha ha sido horadada a punta de injusticia. Los viajes deben emprenderse pues a punta de utopía y de humanidad.



Lo que se sabe

Saber que la revancha era inevitable no hace menos doloroso presenciar el fusilamiento de los que un día se levantaron para nunca más doblegarse. El resto, sentados en el sofá de la noticia diaria, nos conformamos con mover la cabeza en un vaivén fingido para airear el dolor ajeno. Se sabe que los casos de extrema dignidad son malos ejemplos en la escuela-de-la-democracia. O se controlan rápido –y con bala- o puede cundir el pánico en esta sociedad tan poco dada a excesos que-no-sean-de-consumo.



Lo razonable

Lo razonable en estos tiempos es vivir. Y vivir es tan poco razonable que las amenazas a ese ejercicio sin sentido son bíblicas. ¿Será que vivir consiste en alojarse en tu piel para que el invierno pase sin gélidos minutos que paralizan el alma? ¿O podrá radicar en un encierro voluntario en tu sexo para que, pasito, me susurres palabras guardadas durante 15 años para nunca ser pronunciadas? Es probable que sólo de estas formas logremos que la vida parezca un útero de clima controlado, un espacio lleno de riesgos buscados y de laceraciones de miel y menta. No hay pruebas científicas de que lo razonable sea enterrase en la rutina, ni prender el televisor para desconectarse de la realidad roñosa, ni tan siquiera acumular metales preciosos para guardarlos en la caja fuerte de los miedos. Hay hechos que avalarían la teoría de que vivir, en todo caso, es jugársela, es buscar segundos de emoción salpicados de siglos de espumas. Lo razonable, te insisto, es vivir.


Paco Gómez Nadal. Terca Resistencia. Ed. Amargord, 2014


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