¡Aquí no hay salitre! No hemos encontrado alcanfor en la papilla;
divina papilla que nos da la comunión tiesa como papiro de hojaldre,
hierbabuena y pasas del tiovivo. Holgazanes somos todos, pero al fin
comemos y aleteamos con los pasmos húmedos de la tinaja. Abrimos los
ojos con tuercas maestras, y nos sobamos los lomos con tocino de
matar. Ya estamos jubilados y amaestrados para correr por cientos de
caminos encorchados y malheridos. Ya somos santos y bebemos solsticio
de verano. Nos salen branquias por los flemones sin tener culpa de
ello. Hay que abaratar el día, pues de otra manera no llegamos. El
peinado nos sube un palmo de arroz y nos mosquea el aroma que
soltamos durmiendo. En nuestro pueblo, pueblo nuestro, los alfeizares
salen a tomar el sol por las tardes, cuando el renglón del libro se
sube las medias para ir más cómodo. Las pestañas horrorizan al
santo contubernio, pero nosotros somos verdaderos y él es un
armisticio ficticio y colorado. Sabandijas planas corren por túneles
de opiáceos, dejando un rastro fétido de sermones hermanos. ¿Cuánto
hemos de pagar por este trozo de incienso? Alejando, alejando, que va
para siete noches que no cubrimos las apuestas; esas que nos vienen
dadas por palomas ausentes, esas que cuelan alabastros por el medio
de la media, esas que colean lombrices y escarchas y palmadas
saltarinas y hombreras cimbreantes y colgantes nenúfares, esas que
remiendan los huevos y calambrean pestañas, esas que fuman páginas
de almendra y chochean con los sombreros hemipléjicos. Desde aquí
se ve a lo lejos lo cercano del puente, por donde pasa el camino de
tocino insurgente. Hasta aquí hemos llegado sin vestirnos de
leyenda, sin calzarnos de ortopedia, sin cubrirnos de ostras y más
parece que estemos al sol que luciendo palmitos de escarlata
humeante.
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miércoles, 31 de octubre de 2018
El nido de la palabra (III)
martes, 30 de octubre de 2018
EL NIDO DE LA PALABRA (II)
El desarrollo de las piernas no era todo lo legal que imponía la
cordura. Nuestras rodillas alcanzaban los tobillos sin tener que dar
cuentas a nadie, mientras tanto los funámbulos seguían en la cuerda
floja sin tener acceso a la educación y a la sanidad. Nuestras caras
contaban hacia atrás, no sabían deletrear cara, ni siquiera
sabían mirar de frente, aunque la torpeza fuera a gatas no nos
daríamos cuenta. Por la tarde, tarde, tarde, las ingenuas babeaban
sopa de lentejas, y las otras, las listas e imperecederas, bailaban
el agua a los patos y a las cuñadas. Cuando señalábamos al cielo,
las estrellas estrechas chillaban sin cesar y se tapaban los ojos con
las manos de cortar hojas de sapo. Las nubes no ayudaban nada, al
contrario, se restregaban la barriga con amianto y espuma de lacerar
caballos. Nosotros nunca podíamos comer minutos ni sables ni
colgaduras ni alfombras ni pañuelos ni carambolas ni objetos ni
animales adiestrados ni picaportes bautizados. Estábamos solos como
una rana en un jengibre, y todo ello por culpa de las mariposas
vacías que hollaban el terruño con sus hocicos ventosos. Al
amanecer, todos los días, de junio a sábado, nos traían anguilas
para escribir recto. Nuestros maestros eran de escayola y algunos de
cemento minado. Nos enseñaban a cantar plano y a contar alto; la
religión la teníamos para almorzar, pues en otras horas era
indigesta para nuestra débil anatomía. Al salir de clase, por las
ventanas abstrusas, nos dirigíamos inmediatamente al jardín de Don
Polipón, allí hacíamos agujeros verdes y al lado plantábamos
cristales para absorber el viento. Éramos relativamente infelices
por la nariz pero enormemente afrutados por nuestros parientes.
Manel Costa & Curro Canavese. El nido de la palabra. Ed. Sporting Club Russafa.
lunes, 29 de octubre de 2018
EL NIDO DE LA PALABRA (I)
Aquel gigante siamés volvía todas las mañanas a las cuatro y
veinte de la tarde. No le conocíamos pero todos sabíamos que era de
tela nacarada y que tenía una loca en su bolsillo. Abrimos el
paraguas y nos dirigimos a la entrada de la entrada donde nunca
podíamos entrar porque estaba cerrada por la noche. La lluvia
carmesí nos favorecía bastante, pero las piernas de lagarto nos
ocupaban mucho lugar, sin embargo las lobotomías estaban muy
baratas, casi reventaban de alegría. Nunca podíamos comer oscuros,
porque eran muy grandes y con sabor a barco. Las pisadas eran huecas
por la cabeza, no así la calvicie viciada que nos enajenaba la moral
como si fuéramos secretarías parietales. Los obispos dormían de
cintura para abajo, porque el resto estaba avispado continuamente.
Éramos grises por vergüenza; nuestras madres, amedrentadas por los
tubérculos ocultos en la molicie de la taberna, nos hacían pasas
con güelfo para tomar ensaimada. Las ventanas giraban por todas
partes menos por la central que estaba hueca y alisada como los moños
de la Virgen de la Paciencia. ¡Ahueca, ahueca, que vienen las
alas a ponerte morado por los cordones!, gritaba yo como poseso
por no haber podido pisar la frente de los hospitales invernales. El
humo cansino se filtraba por los posavasos de las mesas de ausencia,
las gárgolas ahuyentaban la malicia de las cornisas aventadas; por
lo demás todo estaba en su sitio menos el propio sitio que siempre
andaba dando rodeos para comer palomas ramplonas que tuvieran
prólogos bienaventurados.
Manel Costa & Curro Canavese. El nido de la palabra. Ed. Sporting Club Russafa.
martes, 23 de octubre de 2018
La Mala leche
L’usine est désaffectée et ses vitres brisées
sa sirène muette et ses portes arrachées
L’ouvrière meurtrie en voyage nostalgique
enfonce ses yeux gris dans ces temps oubliés
Elle murmure quelques mots en un souffle de vent
d’une voix ralentie par le poids de la peine
un écho d’ «outre emploi » pour parler de ce
temps
d’une vie d’ouvrière à surveiller le lait………..
« Les patrons, ils n’ont pas regardé que nous étions
un couple de 57 ans
Ils nous ont
licenciés, tous les deux, le mari et la femme.
On travaillait dur, à la chaine pour mettre le lait dans
des bouteilles.
C’est bon le lait.
C’est nourrissant le lait
tout le monde en boit,
les enfants, les femmes, les hommes,
et en plus il nous nourrissait.
Eux ils disaient « ce n’est pas rentable »
De grands groupes sûrement..des actionnaires petits et
grands
Accrochés à la courbe de la bourse pour gagner sans
travailler
Ils s’en fichaient du lait………Ils s’en fichaient de
nous……….
On s’est battu et on l’a occupée cette usine.
Une semaine. 15 jours.
Personne ne nous aidait, un peu le syndicat mais pas beaucoup.
On était seul à se battre.
C’était dur.
Surtout qu’il fallait surveiller les cuves …..
C’était important,
il fallait se battre mais surtout on ne voulait pas laisser tourner le lait.. »
Elle revient à elle
Reprend pied sur terre
Efface l’écume tant aimée
Un sourire aux lèvres
Et boit un verre de lait…………..
Reprend pied
Laisser les tourbillons tourner
Manuelle Parra
***
La fábrica está cerrada y sus vidrios rotos
su sirena muda y sus puertas arrancadas
El obrero herido de nostalgia
empuja sus ojos grises por esos tiempos
olvidados
Ella susurra unas pocas palabras en un soplo
de viento
con su voz ralentizada por el peso de la pena
Un eco de horas extras para hablar
de este tiempo
de la vida de una obrera vigilando la leche
"Los jefes no vieron que éramos una
pareja de 57 años
Nos
despidieron a los dos, marido y mujer
Trabajamos duro, en la cadena, para poner la
leche en botellas
Es buena leche
Es alimenticia la leche
todos la beben,
los niños, las mujeres, los hombres,
Y además nos alimentó a nosotros,
pero ellos dijeron : no es rentable
Grandes grupos seguramente ... accionistas
grandes y pequeños
enganchados a la curva del mercado de valores
para ganar sin trabajar
No les importaba la leche ... No se preocupaban
por nosotros ...
Luchamos y ocupamos esta fábrica.
Una semana. 15 días.
Nadie nos ayudó, un poco el sindicato, pero no
mucho
Estábamos solos en la lucha
Era difícil
sobre todo porque tenías que vigilar los
tanques ....
Fue importante,
Tuvimos que luchar, pero sobre todo
no queríamos que la leche se echara a perder ".
no queríamos que la leche se echara a perder ".
Ella interrumpe sus pensamientos
Vuelve a la tierra
Borra la espuma, tan querida
pone una sonrisa en sus labios
y bebe un vaso de leche ...
Reanudar el trabajo con más ahínco si cabe
Dejar que las aspas giren
Manuelle Parra.
Adaptación de Antonio Orihuela
Adaptación de Antonio Orihuela
lunes, 22 de octubre de 2018
ÁRBOL DE LOS DESAPARECIDOS
Árbol de los desaparecidos
guíanos en su búsqueda,
árbol de los caídos
que de tus ramas
cuelguen sus asesinos.
Árbol de la gran sombra
consuela y proteje
a las afligidas madres.
Árbol de nadie
ruega por nosotros.
Árbol de la esperanza
mantente erguido,
que tus frutos nos fortalezcan
para no ser derrotados.
Árbol del desierto
da aliento a los perdidos.
Amén.
Manuel Martínez Morales
domingo, 21 de octubre de 2018
BARRAS DE LUNA
Habrá
que apagar la luna y cerrar el piano,
que
la noche se vaya muriendo poco a poco
de
lenta amanecida
y
resaca de gatos negros en los tejados.
Una
fría cuchillada en el costado
y
un temblor de tacones en la puerta del bar
mientras
cae la persiana, con un asesinato
tajante
de candados.
Como
un sombrero sobre tu cabeza,
el
campanario corta el horizonte
en
su vigilia de reloj de iglesia.
Con
la yema del dedo, de tus labios
seco
una última gota,
anhelando
una copa más de lengua.
Son
las tres, como siempre;
rugen
motores desconsiderados
mientras
se desperezan los helechos
en
el pozo dormido
y
gimotea entre sueños algún perro miedoso
que
teme a la tormenta.
Enciendo
un cigarrillo para anegarme en humo
mientras
desapareces rechinando neumático,
y
mi boca se abruma, y me pesan las cejas,
y
se me desparrama la esperanza
como
se difumina la espuma de cerveza.
Haré
girar la llave solitaria
y
encenderé las luces como una niña chica,
-ansiedad
al buscar algún fiambre
que
rellene el vacío de tu huida-,
medias
rotas, da igual, corazón roto,
noche
de falda corta y vasos largos,
de
limones y hielo, de mentiras,
de
esa estúpida cosa a la que llamo amor.
Otra
vez en mi piel sábanas frías
y
esta angustia de amarte para nunca.
A
través del cristal de la ventana,
blanca
y verde, sin clave,
se
me apaga la luna.
Ana Vega Burgos. Del libro: Jueves cerrado por corazón roto.
viernes, 19 de octubre de 2018
CEMENTERIOS AZULES
Algunos
no llegaron. No les culpes.
Algunos se quedaron en las arenas blancas,
bajo un sueño de luces en la noche serena
y una esperanza que se fue transparentando
como una estrella en las orillas muertas.
Algunos se quedaron en las arenas blancas,
bajo un sueño de luces en la noche serena
y una esperanza que se fue transparentando
como una estrella en las orillas muertas.
Algunos
no llegaron. Yo sí voy a llegar.
El corazón no engaña.
El corazón no engaña.
Treparé
sobre dunas y sobre peñas negras
aunque deje la piel en los escollos.
Miraré cara a cara a los peces payaso
y reiré hasta llorar y desangrarme.
aunque deje la piel en los escollos.
Miraré cara a cara a los peces payaso
y reiré hasta llorar y desangrarme.
El
corazón no engaña.
Yo sí voy a llegar, lo juro, madre.
Yo sí voy a llegar, lo juro, madre.
La
tierra prometida está esperando
con sus escaparates rompiendo cada hebra
de miedo o de pobreza.
con sus escaparates rompiendo cada hebra
de miedo o de pobreza.
Las
noches no son negras, me dijeron.
Hay colores, y risas, y el motor de los coches
no gruñe ni amenaza. No hay bombas en las noches
como aquí. Ni es tan roja
la sangre, ni es tan negro
el futuro, ni lloran
las madres abrazadas al cadáver terrible
del hijo que ya nunca volverá a dar un beso.
Hay colores, y risas, y el motor de los coches
no gruñe ni amenaza. No hay bombas en las noches
como aquí. Ni es tan roja
la sangre, ni es tan negro
el futuro, ni lloran
las madres abrazadas al cadáver terrible
del hijo que ya nunca volverá a dar un beso.
Algunos
no llegaron. No les culpes.
Algunos se quedaron enredados
entre las colas verdes, engañosas
de las sirenas del Mediterráneo.
Algunos se quedaron enredados
entre las colas verdes, engañosas
de las sirenas del Mediterráneo.
Yo
no sé nadar, madre, pero tú no me sufras.
Ya trepo por las costas, ya estoy entre la gente.
(Ya te lo dije, el corazón no engaña).
Pero… Nadie me ve. O quizá me ven todos,
no sé. Ya estoy aquí. Te echo de menos.
Ya trepo por las costas, ya estoy entre la gente.
(Ya te lo dije, el corazón no engaña).
Pero… Nadie me ve. O quizá me ven todos,
no sé. Ya estoy aquí. Te echo de menos.
Se
me llenan los ojos de semáforos
en rojo para siempre. Recuerdo otras ciudades
que se quedaron ciegas, y sordas,y murieron.
Paredes
que ya no tienen cuadros, ni fotos, ni recuerdos. Paredes
que
ya no serán blancas
ni
caldearán los pechos
de los que no llegaron.
de los que no llegaron.
Tengo
hambre y hay comida, te lo juro.
En los contenedores hay comida
y viejos esperando a que nadie los vea
para agarrarla con manos engarfiadas.
Y niños. Y algún perro abandonado.
Hay comida y dinero, y las risas atruenan
y la música aturde, y las voces golpean.
En los contenedores hay comida
y viejos esperando a que nadie los vea
para agarrarla con manos engarfiadas.
Y niños. Y algún perro abandonado.
Hay comida y dinero, y las risas atruenan
y la música aturde, y las voces golpean.
Duele,
madre. Tal vez por eso algunos
no llegaron.
¿El corazón no engaña?
No les culpes.
El mar que ves azul es un gran cementerio
en el que los cadáveres incómodos no flotan.
Nadie empuña una pala para enterrarnos, madre.
Basta con no mirar, o mirar a otro lado.
no llegaron.
¿El corazón no engaña?
No les culpes.
El mar que ves azul es un gran cementerio
en el que los cadáveres incómodos no flotan.
Nadie empuña una pala para enterrarnos, madre.
Basta con no mirar, o mirar a otro lado.
Y
si me arrojo al mar con una piedra de algas negras
atada a los tobillos,
no me culpes.
El corazón sí engaña.
No me faltan las fuerzas, no lo creas. Es mentira.
Me falta la esperanza.
atada a los tobillos,
no me culpes.
El corazón sí engaña.
No me faltan las fuerzas, no lo creas. Es mentira.
Me falta la esperanza.
Ana
Vega Burgos
jueves, 18 de octubre de 2018
AGITADORES DE MASAS
Recito
en un bar para tres amigos
que
no han venido a verme
y
menos aún a escuchar poesía
sino
más bien a consumir y a olvidar,
recito
en una sala para diez personas
que
no conozco enganchadas a la metadona de su móvil,
leo
en una Jam para ocho poetas
que
repasan sus papeles de imputados
antes
de coger el micro con forma de pene
y
hacer su declaración pública
y
sentirse maravillosos durante cuatro minutos,
declamo
por invitación para once mujeres
que
han venido a un garito a conmemorar,
a la
celebración del día de algo femenino
y
por sus caras sé que buscan pareja y o amigo,
y
les he preparado unos poemas de desamor
como
invitación a que me pidan amistad en facebook,
en
el muro ese, cuelgo cada día versos que se me ocurren
y al
llegar la noche repaso los Like con
cara de gilipollas,
me
invitan a una librería y recito absurdas brevedades
mientras
me miran desde las estanterías los más grandes,
los
mismos en el mismo lugar que hace siete meses
saludé:
¿Qué pasa Lizano? ¿Cómo va todo Riechmann?
- Ei
tía, te veo muy envejecida Alejandra...
-
Hombre Javi,
si
me comparas con esa criatura del Marwan...
Ya
te digo.
Y
hoy, me han propuesto leer en un instituto para treinta
alumnos,
he
recitado lo que me ha dado la real gana de unas y otros,
y al
acabar, algunos se han acercado con temor para decirme
más
o menos entrecortados que acababan de descubrir la
poesía.
Emocionado,
sonriente regreso a la casa.
En
la radio del coche dicen que han detenido a los primeros agitadores de masas
aplicando la nueva ley mordaza.
Qué
poco me queda ya para pisar el calabozo.
- ¿Quieres seguir recitando conmigo?
miércoles, 17 de octubre de 2018
3 poemas de DESPRENDIMIENTO DE RUTINA de JAVIER GM
Le
serví
-comida-
como
me ordenaron,
y
mi viejo le sirvió
-comida-
como
le mandaron,
y
aunque mi padre,
cuando
sale el tema me recuerda,
que
él se la sirvió a un príncipe
y
a mí me tocó ya de rey;
aunque
me lo recuerda
supongo
que por decir algo,
por
la edad y esas cosas,
aunque
lo haga a menudo
yo
siempre acabo diciéndole
que
le servimos a un alien,
a
un marciano,
a
un extraterrestre,
de
coña, por lo de la sangre azul,
y
el otro día que comíamos juntos
otra
vez: Javi, mira, al marciano lo van a operar,
y
yo levanto las cejas,
sorprendido,
y
le contesto: No Papá,
ahora
lo han ascendido a robot.
Nos
miramos sonreímos y me suelta:
Mira,
hijo, mira en qué estado estoy,
cuídate
que te haces mayor,
ni
le servimos entonces
ni
le servimos ahora
ni
nos ha servido nunca para nada
ni
mi marciano, ni tu robot,
anda,
sírveme un culito de vino.
Servido
quedo, padre.
Bien
servido.
***
Cuando
me encuentro a solas con mi padre y mi hijo
es
cuando siento la caricia completa de la vida.
Lo
de llegar tranquilamente a los destinos.
***
Mi
viejo,
con
sus auriculares Sonotone,
sentado
en ese sofá con mando
que
se mueve como danza del vientre,
que
le ayuda a ponerse en pie,
desde
el que controla
todo
lo que quieren contarle del mundo en la televisión,
me
dice que no entiende lo que dicen los presentadores,
ni a
quienes se sientan en corro a gritarse,
“como si
a voces fueran a arreglar España”
y a
veces me suelta… “mira que son listos los
que hablan...”
y
esta noche me pregunta por el significado de “imputado”
le
contesto:
“de lo que se mofan los poderosos, de lo que
infartamos los decentes...”
-no lo entiendo Javi,
-ni yo tampoco, papá,
-¿Me calientas un vaso de leche, hijo?
y tráeme la pastilla que está encima de
la nevera.
-Sí, voy.
De
amor,
de
eso mi viejo conoce el significado:
El
gran y salvaje lenguaje de los pobres.
Javier GM. Desprendimiento de rutina. Ed. Baile del Sol, 2016
martes, 16 de octubre de 2018
DE LEER ALGO
De
leer algo, a aficionado a la escritura, de ver cómo escriben
a
copiar estilo, de escribir a darse a conocer, de conocido
a
publicado, de publicar a coger un micro, de recitar a recitar mal,
de
decir cosas a creerse dios, del egoísmo al populismo, de la popularidad a la
ignorancia, de la ignorancia al abismo, de lo oscuro a la tinta, del borrón a
casa, de donde no deberías haber salido a la estrella del firmamento, del
espacio a la tumba.
¿Has
aportado algo? Nada, normalmente el tiempo pone en su sitio a los grandes, a
los que se movieron con atino, a los buenos y olvida a los bufones.
Así
que vamos olvidándonos, colega.
Javier GM. Desprendimiento de rutina. Ed. Baile del Sol, 2016
lunes, 15 de octubre de 2018
domingo, 14 de octubre de 2018
5 poemas de DESPRENDIMIENTO DE RUTINA de JAVIER GM
Pídeme
un deseo
que
no sea yo
y
tan amigos.
Tienes
la enfermedad de las flores:
Hueles
bien.
Nadar
en el deseo.
Una
frase incomprensible
hasta
que una lengua toca otra lengua.
***
El
amor
huele
a
fragancia
de
escondite.
***
Mientras
duermes,
hay
una parte de mi cuerpo
que
se convierte en arma.
La
guerra que no ha sido.
Javier GM. Desprendimiento de rutina. Ed. Baile del Sol, 2016