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jueves, 16 de mayo de 2019

O poema triste de Deus /El poema triste de Dios, de Fernando Cabrita. (fragmentos II)




IV
Entonces dijo dios, levantándose de su cama de plumas y azúcares blandos:
Id por la Tierra,
Id por todas las grandes avenidas que se os abran, unter den linden a preguntar quién sois,
unter den linden a preguntarse si alguien vio lo que nadie ha visto
y porque vio,
quintas avenidas para saber si eran milagros, zarzuelas o aurora boreales
aquello que brillaba en el cielo y porque brillaba,
paulistas y 9 de Julio, preguntándose qué sonidos eran esos que circundaban la celestial cuerda de
/ viejos violonchelos
y preguntaréis quién ha oído lo que nadie más
/ escuchó
campos elíseos tocando el más alto arco del cielo, y preguntaréis quién ha sido ese que tuvo o tiene el fiel y exacto sonido de mi voz oscura
y cuándo,
y preguntaréis a los que los invoquen mi nombre
y a los que hablan en mi nombre
y a los que exigen en mi nombre y a los que destruyen en mi nombre y a los que castigan en mi nombre,
les preguntaréis qué nombre es ese, mío, qué nombre y les preguntaréis, sé que les preguntaréis, quién otorga la representación de mi Persona y de mi
vieja Casa,
y preguntaréis quién les otorga alzadas y justicia sobre vosotros,
y preguntaréis qué poder retienen para
que sobre vosotros hablen con sonora prepotencia si non est potesta nisi a deo,
y preguntaréis cuánto de lo que yo digo, si digo, les fue confiado en
depósito de almas y cómo.
Id pues por broadways, passeigs y bulevares, por todos estos amplios accesos que son venas escurriendo de ciudad a ciudad
la hiel de las horas y mansedumbre de los coches, id entre paredes y rastros
y la monotonía de todas las rutinas, calcorreéis o paseo de la reforma, andrassy ut

y no ceséis de preguntar,
siempre preguntas y más preguntas.
Para que sepáis lo que ni yo mismo sé ahora en este impresionante desconcierto en el que va
el mundo que dicen que yo he creado.
Y preguntaréis qué mares han cruzado esos antes que a vosotros llegasen, qué señales, qué
pestes insalubres sobrevivieron,
qué muertos insepultos arrastran en su sombra, palacios episcopales donde os detendréis,
/ preguntadles,
qué caverna concedí a quien en ella muere,
/ preguntadles,
qué ermitas y alcázares vacíos
de silencios inescrutables, queréis saber,
qué crueldades descienden de mi gen y estirpe, exigid saber,
y todas y todas las reglas, todas las normas todas, todas y todas las disciplinas,
los mitos y los reyes de los desiertos y lagos, preguntad, preguntadles de dónde vienen
quién ordenó sobre su frente la supuesta unción de mis aceites,


qué príncipes he decretado, preguntadles, qué varones he confirmado, preguntadles, qué reyes absurdos gobiernan por mí, preguntadles, qué castillos y menajes toman voz bajo mis colores, preguntadles,
y preguntad por la lista de sacrificios que exigí, y por las hecatombes que ordené,
y por las veneraciones que yo pedí, preguntadles, y no permitáis que la respuesta os abrase sin
que en ella esté mi caligrafía entera, notarial y cierta, mi letra de forma clara y exacta,
mi firma divina, o más, elaborada y distinta.
Y no aceptéis menos que mi sello de siete sellos
/ hecho,
o mi blasón de leones escarlatas
o mi pulgar marcado en múrice antes que púrpura, y preguntaréis
-¿desde cuándo? – y ¿por qué?
¿y de qué manera?

y sin embargo preguntaréis mientras quede duda, preguntaréis sin descanso
y todavía preguntaréis, aunque la respuesta os falte o sobre.
Y durante siglos y eras, preguntaréis. Y aunque se me olvide llamaros, aunque yo no me levante un día
de mi lecho de plumas y azúcares blandos, incluso si no abro las pesadas persianas del paraíso más allá del paraíso,
aunque durante años y siglos y eternidades mi nombre se diluya o se olvide,
nunca dejéis de preguntar. Nunca dejéis de preguntar.



Fernando Cabrita. O poema triste de Deus /El poema triste de Dios. Poesía Garum. 2019

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