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sábado, 18 de mayo de 2019

O poema triste de Deus /El poema triste de Dios, de Fernando Cabrita (fragmentos, IV)





























VI
En aquel tiempo, dijo dios, afligido por violentos cólicos:
Felices aquellos que no sienten el peso de estar
/ solos.
Y felices los que maduran en compañía de
/ quienes aman e incluso en compañía de los que odian,
y felices los que escuchan las palabras inmortales
/ de Le Pera
y salen arrebatados hacia el abrazo, moviéndose sobre nubes como
si fuesen de la misma especie de dioses que la mía, silbando balbuceos por una cabeza de un noble
/ potrillo
que justo en la raya afloja al llegar y una pequeña orquesta que sisea violines,
un piano mágico, un bandoneón – o
un castillo de nubes disparadas sobre el mundo por mi divino soplo que al regresar parece decir:
no olvides, hermano, vos sabés, no hay que jugar... y cruzan por mis ojos llenos de pena los

barrios pobres, los carniceros,
las calles de bloques de la milonga,
los salones prolongados al filo de la eternidad donde baila por siempre aquella coqueta y risueña mujer
y un alquiler de caballos
y toda la blanca espuma de los días, y un paso rápido, rápido rápido ...
viejo tango, tango uruguayo, un adorno de la nieve que cae
un soberbio azul sobre todos los azules, un jade de fiesta y vuelo,
milonga de indescifrables sabores acero de extendida sinfonía
coro metálico de ángeles
por una cabeza, metejón de un día, por una cabeza ,
por una cabeza,
por una cabeza que no sea la mía tan solitaria y triste un rayo le parta a quien me creó tan desolado y solo como si todo transcurriera en un burdel de dioses entre tragos de absenta y violeteras locas,
un burdel dramático,
colorista, sensual,
conciso sobre todas las cosas
y yo, dios Supremo y sin compañía, yo, deidad solitaria,
yo que lloro y lloro mi soledad de dios,
mi grandeza omnipresente de no tener a nadie, yo alfa y omega de estar solo,
yo el Impar de todas las unidades,
yo vastedad inmensa de hielo e interminable correr de hora tras hora,
yo inagotable, inagotable,
inagotable pero hueco, yo que jamás tendré
el humano placer del baile intenso,
el magnetismo de los brazos entrelazando brazos, las manos muy marcadas en la espalda,
yo la Sinfonía inagotable de una sola nota,
yo la inmerecida luna sobre la eternidad vacía, yo el celoso del gesto humano,
celoso del hombre sosteniendo la mano derecha de
/ la mujer

yo baile imposible en un salón abierto a todos los
/ vientos, yo el sin Polka,
el sin Vals,
el sin Mazurca, el sin Tango,
yo muriendo de improvisaciones y primeros pasos, yo sin un cabeceo antes de una tanda
yo Argentina, cubierta, flamenco, inmigrante, yo mentira, todo mentira,
sombra tan solo de pares que se mueven, fantasma tan solo de gente feliz por momentos, merengue y morna,
yo pariente pobre de orixás y de batuque,
yo lejano primo de Ogun y Iansã, gallo rojo de Bará, yo Nada inconmensurable,
Nada por encima de todas las cosas,
Nada sobre el viento que sisea sambas y lundus, bachatas tibias y cirandas suaves
yo cuantos desengaños, por una cabeza,
yo solamente baile-de-san-vito harto de mí mismo, bolero sin sonido,

habanera frívola,
guitarra, flauta, yo juramento en falso, promesa incumplida que juré mil veces,
yo siempre solo, en la grandeza y en la virtud,
en la espuma de los salmos y en la ante visión de las
/ plegarias,
yo que no vuelvo a insistir, yo Castigo de Mí Mismo
el que a veces arroja el rayo, a veces despide el sueño,
a veces nada.
Por eso en verdad os digo: Por una cabeza, si ella me olvida
Felices aquellos que no sienten el peso de estar solos. Qué importa perderme, mil veces la vida,
para qué vivir...
¡A tomar por culo la eternidad y quien en ella ande!




Fernando Cabrita. O poema triste de Deus /El poema triste de Dios. Poesía Garum. 2019

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