La
izquierda está llena de discursos
y
vacía de prácticas, de comunidad, de calle.
La
izquierda se ha convertido en un cálido chalet
de
muros muy altos en una zona residencial
a
donde se han ido a vivir los intelectuales.
Las
ideas de la izquierda
quedan
hermosamente enmarcadas
debajo
de la chimenea en el chalet,
en
las aulas universitarias, en los manuales,
en
los cursos de verano, en los mítines
y
las terrazas de moda a la hora del vermut.
Las
ideas de la izquierda vienen en papel cuché,
son
fascículos encuadernables de lomos dorados,
lucen
bien en los más altos estantes,
pero
no tienen nada que ofrecer a la gente,
porque
cuando la gente se ha tomado en serio
las
ideas de la izquierda, esta va
y
se hace con ellas un partido,
unos
cuadros, unas lealtades, una purga,
un
cargo vitalicio y un chalet,
con
los muros muy altos,
donde
olvidarse de la gente.
Antonio Orihuela. Lavar carbón. Ed. Amargord, 2019
Si el 'defensor del pueblo' no es el pueblo mismo,
ResponderEliminarentonces es un impostor.