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lunes, 22 de enero de 2024

Que era mar y mano al mismo tiempo y me mecía,




Que era mar y mano al mismo tiempo y me mecía,

más arriba, más abajo, donde no podía tocarme,

donde el dolor, donde la herida que se abre cómo un pétalo

que huele a miel pero es veneno.

Que era muerte y Dios y cielo al mismo tiempo

línea de horizonte e infinito,

huracán y suave brisa,

y yo era escoria, deshecho, despojo, desperdicio,

residuo de un hombre suplicante de rodillas,

títere vencido, pelele, marioneta.

Pero a veces me hacía creer que yo era bueno,

que había algo en mí que era valioso,

para luego mostrarme la verdad obscena:

que ella era sucesivamente el mundo

y yo era cada vez menos,

nada más que mugre entre sus dedos.



 Sergio C. Fanjul

El verso ansiolítico

–Planeta Clandestino 197–

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