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domingo, 31 de marzo de 2019
sábado, 30 de marzo de 2019
SUBSUNCIÓN DE BOHM
Una
bola de billar del pasado
sale
por la tronera del presente
y
colisiona consigo misma.
El
espacio deformado,
el
tiempo infinito,
la
muñeca rusa,
el
agujero de gusano,
el
ojo del huracán,
el
hambriento remolino,
el
centro de la cebolla,
la
joya en el loto,
el
hojaldre semiótico,
los
niveles de lo mismo,
el
súper holograma
donde
cada parte
refleja
todas las posibilidades
de
lo completo,
la
mirada que da forma a lo mirado,
la
luz congelada,
el
cambio como lo permanente del cambio,
en
ti y fuera de ti,
ni
tú ni fuera de ti,
déjate
ir,
déjate
morir
y
verás cómo
una
bola de billar
colisiona
entonces
consigo
misma.
Antonio Orihuela. Disolución. El Desvelo, 2018
viernes, 29 de marzo de 2019
SER HORMIGA
No
puedo
continuar
con
mi vida
de
atareada hormiga,
desde
que soñé volar entre tus piernas,
buscando
alivio
a
mis penas.
Hasta
qué grado
la
hormiga tiene conciencia
de
su grandiosa pequeñez
que
alberga
un
poderoso sistema neural
permitiéndole
vivir en colonias
interactuar
con su medio,
incluyendo
la confundida
especie
humana,
co-evolucionando
con
el universo entero.
De
niño, fascinado, las observaba
a
ras de tierra.
Conozco
así
su
pacífico andar.
Quisiera
ser hormiga
y
habitarte.
Abrázame
en
mi pequeñez
Manuel Martínez Morales
jueves, 28 de marzo de 2019
miércoles, 27 de marzo de 2019
martes, 26 de marzo de 2019
poema dedicado a antonio orihuela
le llegaba al correo
electrónico
la petición de 1 prólogo
cada 20 horas
hagan cuenta de cuántos
prólogos
escribía al año
llevo 1 año sin escribir 1
poema
pídele una receta a tu médico
de cabecera
para que te recomiende un
prologado y
merecido reposo prologal y
si el brebaje no te funciona
fabrícate un cartelón y
colócalo en el blog de
“voces”
que ahí tienes mano:
¡el poeta
sí
escribe versos / no
prólogos!
y
si te sigue sin funcionar
el proyecto de rehabilitación
resurreccional
te doy (mi tu) palabra de que
aquí me tienes
para enfrentarme a las
sanguijuelas
chupadoras del elixir poético
primero: no volveré a pedirle
un prólogo a nadie
ya me advierte david
trashumante
de que tengo la cara muy dura
segundo: no volveré nunca más
—palabrita de hermano— a
recomendarte
cuando me pidan un prólogo
creo que no diré nunca más:
antonio orihuela no
te va a decir que no
tercero:
enterados quedamos /
quedamos enterados / ¿no?
no la volvamos a espichar y
escribamos en nuestros blogs
facebook / twiter y demás
locutorios:
¡el poeta
sí
escribe versos / no
prólogos!
eladio orta
lunes, 25 de marzo de 2019
Para Mir
Nuestro amor
se mantiene
caminando
sobre
las delgadas cuerdas
que, vibrantes, componen
nuestro frágil universo.
El fracaso del unicornio
ignorante
de la teoría de cuerdas
fundamento
de una teoría
del todo,
equivalente
a una teoría
de la nada
pues nada somos y en nada nos convertiremos.
Nuestro amor
perdurará
gracias a la necedad
por sobrevivir
de delfines, jirafas
y osos polares.
se mantiene
caminando
sobre
las delgadas cuerdas
que, vibrantes, componen
nuestro frágil universo.
El fracaso del unicornio
ignorante
de la teoría de cuerdas
fundamento
de una teoría
del todo,
equivalente
a una teoría
de la nada
pues nada somos y en nada nos convertiremos.
Nuestro amor
perdurará
gracias a la necedad
por sobrevivir
de delfines, jirafas
y osos polares.
Manuel Martínez Morales
domingo, 24 de marzo de 2019
Sobre LAS OTRAS CARAS DE LA MONEDA de Rafael Alcalá
Tras un período de doce años de apartamiento del mundo de la
publicación, e incluso de su ambiente, el escritor malagueño Rafael Alcalá nos
sorprende con un libro de microrrelatos titulado Las otras caras de la moneda, publicado en Amazon KDP. De este inesperado y sorprendente
libro he de confesar que, tras una primera lectura, me he deleitado con casi
todos los microrrelatos (41) que componen este volumen. El autor sabe manejar
el empleo de la palabra justa y la frase bien construida, al tiempo que las
breves historias las desarrolla con mucha rapidez, con apenas cinco o seis
líneas logra que uno se sumerja en una historia desconocida y ajena, donde
siempre destacan la ironía, los toques poéticos y los ataques a lo comúnmente
admitido, a lo previsible o aceptado por regla general. En cuanto se refiere al
ritmo, R. Alcalá sabe crear un significativo suspense, ciertas expectativas que,
a veces, violenta, generando sorpresa y dejando una incierta pero afortunada
sensación en el lector. Con un tempo muy logrado, los textos atrapan con
rapidez, como debe ser en un relato breve, sin dejar respirar ni pensar al
lector. Al igual que en sus poemas, hay un apreciable y generoso sentido del
humor que hacen más livianas algunas de las tragedias que menciona; algunas
desmesuradas, y otras más abundantes y cotidianas. Sorprende que, en contadas
ocasiones, el autor se valga de la personificación de objetos, tales como
zapatos, teléfonos u ordenadores… Incluso, humaniza al viento. También hay que
destacar la originalidad de los enfoques en ciertas historias, con momentos de
sorpresa que asombran al acomodado lector, al menos en un primer momento, que
no espera tales registros, rompiendo la lógica dominante, lo previsible. En
algunos mirorrelatos existe un breve apunte de crítica social, una velada
invectiva contra los ambiciosos, contra los partidarios de la mera acumulación
sin más, verdadero mal de la sociedad actual. Respecto a los finales, comentar que me han sorprendido gratamente
en muchas ocasiones por inesperados, zanjando o cerrando la historia, a veces a
modo de conclusión, sin réplica posible, dotando al texto de un cierre sin
fisuras, clausurando el relato de un modo contundente, en alto. Resumiendo:
sutil ironía, buen ritmo que va forjando expectativas, con leves apuntes
poéticos y surrealistas, una dosis de mala leche muy justificada con los
homínidos o paisanos… que consiguen que gran parte de las narraciones dejen un
buen sabor de boca. Personalmente, recomiendo la lectura de este libro, ya que,
haciendo mío parte del texto de la contraportada de esta obra, que dice que la
lectura del contenido habrá de producir “la sonrisa del lector, la reflexión, o
bien todo lo contrario”. A título personal, repito, recomiendo esta obra muy
especialmente si el posible lector quiere pasar un buen rato, pero un buen rato
nada rutinario y sí muy original.
MANUEL
VARO
sábado, 23 de marzo de 2019
DOS POEMAS DE FERNANDO CABRITA
De la soledad de Dios.
Y dijo Dios: ¡mi Dios, mi Dios, mi Dios!
¿A quién abrazaré en invierno?
¿Al oído de quién susurraré poemas tontos de amor?
¿A los pies de quién dejaré des perles de pluie
venues d’un pays où il ne pleut pas ?
¿A quién, dios mío, a quién cantaré ne me quitte pas?
Hablo de un hombre.
No de un nombre, sino de un hombre, hombre o mujer.
Que su nombre sea Blas, Mahatma, Dolores, Espartaco, importa poco,
Tussein, Bernardette, Tupac, Rosa, no interesa.
Es de un hombre que estoy hablando, no de un nombre.
De un hombre que sin embargo aunque tenga para sí mismo,
pide para los demás el pan y la justicia.
Un hombre que sube al plano de los dioses
y tiene en sus ojos la luz que deslumbra todos
los infiernos y todos los paraísos
y un alma encendida de sueños.
De su voz nacen lunas y claveles
brújulas y poemas,
los vientos y los pastizales,
como si llegaran ángeles a hablar por su boca.
De sí mismo, fatiga y lágrimas, surgen todas las bendiciones de la tierra,
renacidos octubres,
la claridad más grande y más limpia.
Se puede escuchar el agua correr, igualitaria y libre.
Es de ese hombre que estoy hablando.
Fernando Cabrita.
viernes, 22 de marzo de 2019
Poema para Spot, (que debe ser perro toda la vida)
… y el perro mira a los hombres que hablan de sus cosas
de motores y altos cilindrajes y pagarés sin pagar
y de sus negocios de hombres y de sus vidas envueltas
en prisa y demasiada irracionalidad,
sentimientos que el perro no entiende
solamente se da cuenta – o lo supone –
que de vez en cuando lo miran
incluso cuando solamente miran
no más que la vieja distancia, la tristeza y el vacío de los días que han pasado
y su cola se columpia
como si quisiera decir algo
alguna frase
una simple idea
alguna cosa como descuida
no es tan malo, estoy seguro
no puede ser tan malo
El perro es libre precisamente
porque tampoco eso sabe
y su libertad es tan intrínseca
como el deseo del hambre en su vientre y tan externa
como una gota en su hocico
o el pelo enrollado detrás de las orejas
cosa que él siente sin tener que preocuparse demasiado
perro destinado a ser no más que perro
y feliz por eso
sin planes de vida
sin aguardar a una novia núbil
que le salude desde la barra de un bar
perro que ha sido lozano y no le importó si tuvo acné
o cualquier garrapata durante la primera primavera
perro sin ambiciones de asistir a una Universidad
a menos que allí tenga amigos que le den las sobras de la cantina
o un campamento de verano
o un círculo de lecturas a donde van los poetas tristes a decir
sus versos aún más tristes
perro como debe ser meneando la cola olfateando
mirando el viento distante a la expectativa
de algunos olores sugestivos
mirando las cosas y a las personas que el paisaje mueve
mirando como si fuera un marinero en la gavia
como un navegante renacentista consultando
los mapas genoveses al salir hacia el más lejano de los mares
El perro nunca ha oído hablar del portulano Mediceo Laurenziano
ni tampoco supo quién ganó ese partido
quizás una final
que cada semana
los señores expertos discuten en radio y televisión insultándose
ni ha leído jamás Las Siete Rosas de Celán
ni se molesta en averiguar quién es ahora mismo
el Papa
o que rumbo elegir para el próximo viaje
o lo que después de todo es un viaje
y si los hoteles están completos
e incluso si acepten Visa a punto de expirar
pues todo él es ya un viaje de cuatro patas y un
motor natural de muchas velocidades que
trabaja en partidas y paradas repentinas
pero es feliz si siente que los hombres que hablan
están felices y
concede su espalda a aquellos que quieren acariciarle
y lo hace sin preguntas
y late cuando piensa que es buena ocasión para eso
Su mundo es de una compleja sencillez
y ahí hay gatos que pasan
sueños que nunca narró a nadie aunque a veces tenga ganas de narrarlos
y un árbol que siempre olfatea para conectarse con el universo
que está dentro del árbol
o por lo menos alrededor del árbol
y que cada día huele como un planeta y otro planeta, nunca el mismo y
es un perro sin horarios que nunca tuvo curiosidad por entender
esas cosas redondas con símbolos que adornan las iglesias y
el edificio del Ayuntamiento y
las muñecas de los hombres que hablan
donde giran unos hierros cortos lanzas como esas
que utilizaban los vigilantes
y que a veces están clavadas y más grandes en cercas de jardines
para que él no entre
y su existencia se rige por el equilibrio diverso de los días y
de las noches
y la sucesión de días soleados y días de lluvia
y del camino que conoce y de ese que desconoce y que sin embargo conducen
ambos al mismo lugar encantador donde habrá
sin duda algo nuevo para husmear y algún otro árbol donde
se ocultará todo un universo enterito para empezar
y un archipiélago de sonidos y voces incomprensibles pero alegres
y la hierba que invita al sueño y la pereza
y es por eso que él es un perro pero es improbable que pueda ser algo más que un perro
perro como ese de Ferlinghetti o uno de esos
que también existen y que Álvaro de Campos cantó mientras
miraba afuera las calles y las tiendas
y es un perro como una rosa es una rosa
como una estrella es una estrella
o un hibisco es un hibisco
o un cráter es un cráter
y por eso él mira a los hombres que hablan de sus cosas
y de sus motores de altos cilindrajes y pagarés sin pagar
y de sus negocios de hombres y de sus vidas envueltas
en prisa y demasiada irracionalidad
y menea su cola porque afortunadamente esos hombres le gustan
francamente le gustan
pero no consigue comprenderlos
Fernando Cabrita
Olhão, 13 de maio de 2016
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
jueves, 21 de marzo de 2019
2 poemas de DUDU FERNÁNDEZ
Herencia.
(A
mis hijos)
Os
dejo tres poemas inconclusos y algunos versos sueltos,
unas
cuantas caricias para las caídas futuras,
las
palabras de aliento que nunca he pronunciado.
Os
dejo la rabia, preparada para el disparo,
la
vergüenza de mi fracaso envuelta en buenos deseos,
un
cajón lleno de buenos propósitos sin fecha de caducidad.
Os
dejo tres recuerdos amargos que os mantengan atentos,
tres
promesas vacías que necesitan ser llenadas,
tres
preguntas a las que abandonaron las respuestas.
Os
dejo el miedo a punto de ser domesticado,
la
pasión por el futuro con el chupete puesto,
la
solidaridad intacta y con garantía en curso.
Y,
sobre todo, os dejo con un deber:
que
la herencia que dejéis a vuestros hijos
germine
en la revolución que no me atreví a comenzar.
Renuncias.
Nunca
grabé un corazón
en
el tronco de un árbol.
(No
por conciencia ecológica
sino
porque nunca
compartiríamos
el mismo bosque)
Nunca
tallé nuestras iniciales
en
aquel banco junto a la fuente.
(No
por evitar el vandalismo
sino
porque nunca
nos
esconderíamos en los mismos rincones oscuros)
Nunca
me tatué tu nombre
en
el pecho.
(No
por miedo al abandono o a ser un hortera,
sino
porque nunca
disfrutaríamos
el mismo desnudo)
Nunca
te tuve a tiro de beso.
Pero
sí a distancia de verso.
Y
creo que fue lo mejor para ambos.
martes, 19 de marzo de 2019
MILÁN Zapatos
Primero, sonrisas al descubriros.
Después, disparos de deseo os atraviesan como en esos duelos en los que ambos
contrincantes salen heridos. Tranquilos, por vuestra ropa impecable y esa
elegancia con la que sujetáis los cócteles, nadie sospecharía que acabáis de
acribillaros a miradas: nuevas cicatrices que se suman a las que acumuláis
desde hace ya tiempo, por lo menos un año.
Ese chico me gusta, repites cada vez que
lo ves. “Coincidís” en la puerta del baño: hasta ahora nunca habías hecho algo
parecido. “El amor me arrastró”, dirás mucho más tarde arrepintiéndote por la
afectación de tus palabras. Con cierta timidez os cedéis el paso sin que
ninguno se mueva. Después, miráis a ambos lados y, como dos niños traviesos, os
metéis en esa caja de zapatos: porque el baño es una caja de zapatos y el deseo
que os envuelve, transparente papel de seda. Él roza tu boca y luego sonríe: su
mirada son dos velas azuzadas por las corrientes que generan la búsqueda de tus
ojos. Te sientes afortunada por tenerlo contigo pero, cuando menos te lo
esperas, desaparece por tu vientre. Te dejas llevar justo hasta que tu
desconcierto, como una mala hierba, florece a ras de suelo: no se ha detenido
en la parada de tu entrepierna y después de descender por el acantilado de tus
muslos, agarrándose tan solo del vértice de su lengua, descansa en tu calzado.
Lame tus zapatos. Lame tus zapatos. Lame
tus zapatos. Eso no aparece en ninguno de los cuentos que has leído. No
comprendes nada, no sabes cómo actuar. Si acaso crees recordar que alguien, en algún momento, te
probaría un zapato, pero no que te lo lamerían. Lame tus zapatos. Y cuanto más
lame, menos entiendes, como si su saliva borrara tu juicio al tiempo que lustra
tu calzado.
Ríes: es una risa poco convincente. Das una
orden, intentas que parezca definitiva, algo como “quita, tío”, acompañado de
un par de carcajadas para amortiguar la dureza de tus palabras, como cuando
escribes “gilipollas” en un mensaje y luego añades “ja, ja, ja”. Pero no te
hace caso. Entonces intentas deshacerte de él, alguna que otra patada se te
escapa mientras se aferra abrazado a una de tus piernas. Así estáis durante un
tiempo que apenas sabes concretar. Por fin consigues liberarte y abrir la
puerta mientras él rueda por el suelo, como esos objetos que caen de los
armarios desordenados y rebosantes. Intentas salir como si no hubiera pasado
nada, recuperas el equilibrio sobre la cuerda floja de tus tacones de aguja. No
miras atrás.
Cuando se lo cuentes a tus amigas, cuando
digas que lo querías pero de otra forma, cuando les preguntes si vas a
necesitar unas sesiones de psicólogo, una de ellas te dirá lo que tú ya sabes:
“¿para qué?, ¿para entender qué es el verdadero amor? Precisamente es eso: uno
que da patadas y otro que no quiere soltarse”.
Tirso Priscilo Vallecillos. Cartografía urbana del deseo (Ediciones en huida, 2017)
Ilustración de Jesús Arnau
lunes, 18 de marzo de 2019
2 poemas de MARTA NAVARRO
«Tenemos que preguntarnos: ¿Qué
hora es en el reloj del mundo?»
(Grace Lee Boggs).
Ecosistemas
(o El Evangelio según el FMI)
El día menos pensado el presidente del FMI
y algún organismo internacional culparán
a valles, bosques y montañas de socializar
oxígeno puro entre la población.
Dirán que son narcotraficantes de la naturaleza,
peligrosos ecoterroristas
y les declararán la guerra en nombre de la libertad.
Los culpables serán convertidos
en muebles de diseño
o en mercancía de tiendas suecas.
Nada es gratis y mucho menos vivir en paz.
Sirva la presente notificación como advertencia
para mujeres,
animales
hombres
y
bosques.
Publicado en Poesía
Contra Corriente (Editorial La Vorágine, 2017) y en Casa de Zitas (Editorial Quadrivium, 2019).
Geometría
de una tarde inhóspita
Rosas y lagartijas pasean su orgullo por mis venas.
El sol tendido sobre tu espalda nos sonríe.
Sabe que los pistoleros de la infancia
siempre disparan contra los guardianes de la memoria.
Abro mi estómago y decido limpiar su calendario.
Hay demasiados nervios escondidos en la guarida.
Demasiadas mariposas atrapadas en líquidos
poco románticos, nada semánticos.
En el hospital con nombre de culebra,
los cirujanos afilan sus espadas
para sacar de mis venas cientos de rosas y lagartijas.
Y yo aún no sé si quiero vivir con ellas o sin ellas.
Demasiadas dudas para una tarde inhóspita.
Última parada: Hotel Silencio
(Poema inédito).
Marta Navarro.
domingo, 17 de marzo de 2019
REPÚBLICA
En la república de tu cama
nada hay independiente
es fácil llegar a un acuerdo.
.
Hay un manual para perder la conciencia,
pinceles dormidos sobre un lienzo desplegado
planes de futuro
dibujados en el techo.
En la república de tu cama
con la pausa que exige el protocolo
se atienden mis reclamaciones,
sobre la piel ondean tus manos
arden lugares sagrados
se aplazan mis revoluciones.
En la república de tu cama
han caído todos los gobiernos;
volvieron las caricias derrotadas
los besos exiliados.
Solo quedo yo
el militante de tu partido
el elegido por los vecinos de tu cuerpo
el servidor público de tus sueños.
Juan Leyva
Juan Leyva
viernes, 15 de marzo de 2019
TEMOR
Querría
escribir sobre el maltrato a la mujer pero no me siento capaz, al fin y al cabo
soy un hombre, un hombre sin nombre que también teme a otros hombres.
Temo
a los hombres cuyo sentido en la vida es comer, follar y que gane su equipo.
Temo
a los jóvenes que espían los mensajes de sus parejas, que discuten en un coche
golpeando el volante.
Temo
a algunos hombres que salen de los
bancos, de las iglesias y de los gimnasios.
Temo
a los hombres que discriminan por razón del sexo, raza o cuenta bancaria.
Temo
a los hombres que no leen, o que sólo leen el Marca o el Expansión.
Temo
a los hombres educados para competir, para dominar y que se blindan para no
mezclarse con el color y el olor de otros hombres.
Temo
a los hombres que levantan la mano, que levantan el brazo, que dicen levantar
España.
Temo
a los hombres que no saben hablar sin insultar, que no saben acariciar sin
penetrar, que no se cuestionan a sí mismos.
Temo
a los hombres violentos de palabra, obra y comisión.
Temo
a los evidentes, a los muy consecuentes y a los fríos gestores.
Temo
a los hombres que gritan para imponer su razón y que guardan silencio cuando
hay que gritar.
Temo
a los hombres que ríen mientras fuman puros a las cinco de la tarde en un palco, o a las diez de la mañana en un consejo de
administración.
Temo
a los hombres que dicen querer ponerte mirando a Cuenca, a La Meca o cara al
sol.
Temo
a los que utilizan la palabra moro, negro, rojo o maricón.
Temo
que mis palabras no las entiendan los hombres a las que van dirigidas. Temo al
próximo titular donde se asesina a una mujer
y
no poderla salvar.
Juan Leyva.
jueves, 14 de marzo de 2019
RECUPERACIÓN
No lo dudéis, hay claras señales de recuperación:
se han recuperado las cruces santificadas
los púlpitos desde las ondas
los casos aislados
las hostias sin consagrar.
y los timos de las estampitas.
Se ha recuperado el papel de La Corona
su realidad medieval
los símbolos con decimales que no llegan a unidad.
Se han recuperado los fraudes de las viviendas
la carcoma de los bancos,
el crecimiento sin altura,
las mil y una noches en el cajero
los cuentos chinos del bazar.
Se ha recuperado la cruz, la fe y la tierra plana
el cortar por los sano y el café para todos,
la injuria a coronas y toisones de oro
el enaltecimiento del terror a la palabra
los títeres bomba y el delito de pensamiento.
Se han recuperado los ladrones del susto
si es que alguna vez se asustaron de nosotros.
Juan Leyva.
En: Antología Xº Aniversario de la Casa de Zitas. Zaragoza, 2019
miércoles, 13 de marzo de 2019
ANTICUENTO
Un noche llegó un padre y le contó el cuento a su hijo:
"Había una vez tres cerditos con la peste porcina, que violaron
al lobo en peligro de extinción en su propia cueva.
Hubo una vez un niño que se llamaba
Peter, que no pudo comer pan en el país
de Nunca Jamás.
Érase una vez una
niña con la caperuza roja a la que unos cazadores perseguían en una página de
contactos.
Hubo una vez una camarera con el cabello ceniciento, que a
media noche, cogía el autobús calabaza que iba al extrarradio.
Había una vez unas hadas que hacían la calle, y concedían
los deseos más sucios a todo tipo de animales.
Bambi tuvo un hijo que le salió carnívoro.
El patito feo sufría acoso escolar.
Blancanieves era el camello de los siete enanitos.
La ratita presumida se puso botox y la contrataron en Tele 5
Cuando el flautista de Hamelín tocó la flauta del dinero,
todas las ratas le siguieron.
Hubo una vez un pulgar que se llamó Pulgarcito, porque lo cortó una máquina que no pasó la revisión.
Pinocho era de aglomerado, trabajó en Ikea, y fue despedido
porque no encajaba en las instrucciones, por coger humedad en los huesos."
Érase una vez un niño al que le contaron los cuentos al
revés, para que llegara a mayor, totalmente confundido.
Juan Leyva.
En: Antología Xº Aniversario de la Casa de Zitas. Zaragoza, 2019